Que libertad genera la desnudez del alma y del cuerpo.
Quizás a muchos les incomode, pero a mí me hace sentir bien.
Si, así es... ¡Me encanta esa sensación de libertad!
No tener ningún tipo de atadura.
Nada de telas, ropajes o vestiduras.
Simplemente estar en comunión con mi cuerpo...
Y por consecuencia conmigo misma.
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Podría verme en el espejo y creer erróneamente que tengo mil defectos.
Pero prefiero verme reflejada en él y contemplar las cosas hermosas de mí.
Al final el cuerpo es un regalo, es un refugio, es un templo.
Pero es prestado...no es eterno ni permanente. Perece.
¡Hay que cuidarlo!
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Sin duda alguna hay que quererlo o querenos como prefieran decirlo.
¿o acaso no lo consideran importante?
¿acaso la belleza solo existe en aquéllos que entran en la categoría de espécimen perfecto?
¿ese que cumple los estándares de la televisión y las revistas?
Yo sinceramente no lo creo.
Hay belleza en todos lados y ninguna es igual a otra.
Eso es fascinante.
Sé que no hay nadie en el mundo que sea igual a mí.
Salvo mi madre (eso es un caso de extrema similitud)
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Soy una chica pequeña, de ojos oscuros y piel muy blanca.
Tengo un abundante cabello rizado que en los momentos menos indicados se revela en contra de mí.
Soy una mujer con curvas -nada parecida a las modelos con cuerpos un poco esqueléticos que venden las revistas-.
Tengo un busto pequeño (cosa que me encanta).
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Me gusta quien soy y me encanta ser diferente al "ideal".
Porque soy -como una vez me dijo alguien- perfectamente imperfecta.
Ya no hablaré más sobre esto.
No quiero desviarme demasiado del tema.
Voy a irme de nuevo al comienzo.
Descalza, desnuda y serena.
Así me gusta despertar por la mañanas.