Minirelato: Las nenas agradecidas llegan lejos

 Desde temprada edad Jime aprendió a ser agradecida, como sus padres le habían enseñado, es así que aquella vez que casi desaprueba un examen —ella, estudiante llena de 10's)— supo recuperar la nota y el aprecio de su profesor.

— Profe, no puedo desaprobar, pregunteme lo que quiera, estudié bien todo ya, el otro día, por la muerte de mi abuelita, no pude estudiar bien y... — aquí casi llora nuestra Jime, pero el profesor compasivo la detuvo, dándole un abrazo, manoseándole el culo.

— Está bien, Jime, te creo, pero no va a ser tan fácil, ya presenté las notas... — en ese acto el profesor se desnudó la pija ya amorcillada y acarició, tomó el pelo de la jovencita.

— Bueno, profe!!! — dijo sonriente y feliz la alumna Jime, arrodillándose y procediendo a lamerle y engullirle la pija, que por cierto encontraba deliciosa.

— Gracias, profe — decía Jime cuando desocupaba la boca.

— De nada, puta de mierda, seguí mamando que ya suena el timbre.