Callejeando una Barcelona diferente
La primera vez que visité Barcelona tenía 8 años y fui a casa de una tía que, como trabajaba, no podía prestarme mucha atención. Mis únicos recuerdos de aquella ocasión son la estatua de Cristóbal Colón y un parque con muchas fuentes donde ponían música y luces de colores (esa percepción distorsionada que tienen los niños de las cosas).
La segunda vez que estuve en la ciudad fue únicamente para visitar el zoológico. Tenía unos 22 años y aún estaba un poco pez en esto de los derechos de los animales. Tras aquella visita decidí que nunca jamás volvería a un zoológico. Pero lo único que vi de la ciudad en aquella ocasión fue el zoológico y el Arco del Triunfo.
Estatua Cristóbal Colón – Barcelona.
Foto propia.
Desde hace años he tenido muchísimas ganas de volver a Barcelona y conocerla de una vez por todas y este verano se presentó mi oportunidad. Tengo un amigo que es de mi ciudad y vive en Barcelona por motivos laborales y este verano me invitó a visitarle.
El primer problema que se me planteaba era encontrar alojamiento. Nunca había tenido la necesidad de elegir un alojamiento en Barcelona, por lo que desconocía totalmente la oferta y los precios de la ciudad. Primera sorpresa: precios altísimos incluso en las zonas más alejadas del centro. Mi economía es bastante precaria, por lo que no podía permitirme un hotel, pero con los precios que tiene la hostelería en Barcelona, tampoco podía permitirme un hostal o una pensión, y ¡oh, sorpresa!, ni tan siquiera podía permitirme un hostel (este término tan moderno para referirse a un albergue de los de toda la vida), y eso que era una habitación de literas compartida con otras 9 personas. Afortunadamente, mi amigo encontró un piso vacacional, de los que te alquilan por habitación y día y tienes derecho a baño y cocina compartido. La verdad es que, encontrar en el mes de julio una habitación por 26 €/día en Poble Sec y muy cerquita de la Rambla del Raval, es un lujo. Además, una habitación muy a la altura, limpia, bastante amplia y muy cómoda. Tanto que repetí experiencia dos meses después.
Llegué en autobús desde mi ciudad a la estación de Sants, donde fue mi amigo a recogerme y desde allí, en metro hasta mi alojamiento. El metro de Barcelona me genera confusión. Bueno, en realidad el metro de cualquier ciudad, ya que en mi ciudad no hay metro y ciertamente, no he viajado mucho).
La impresión que me generó Barcelona es la de una ciudad muy viva y con una gran diversidad de oferta de ocio y una mayor diversidad de gente. Fui a tiendas de segunda mano fantásticas, tiendas de ropa fuera de lo habitual (que en mi ciudad escasean), bares y restaurantes de todo tipo, los típicos monumentos y edificios turísticos… pero con lo que me quedo es con el callejeo. Callejeando se percibe el verdadero ambiente de esta ciudad, la heterogeneidad de la gente y de los barrios. Y me encanta esa sensación de pasar desapercibido, de que por estrafalario que sea tu aspecto, nadie te mira detenidamente y en general, nadie tiene prejuicios a la hora de tratarte (supongo que en las zonas más “chic” no será así, pero como no suelo visitarlas, no tuve ese problema).
Os dejo a continuación fotos de algunos de los lugares que visité, con una breve reseña de los mismos.
Mercado de la Boquería. Me encantó por la variedad de productos que pude encontrar y sobre todo, la gran cantidad de puestos de fruta fresca, donde pude comprar fruta ya cortada para merendar a un precio muy asequible (soy muy fan de la fruta pero muy perezosa para cortarla).
Foto propia
Encontré esta tienda en la que únicamente venden patitos de goma. Eso sí, a cuál más inusitado. Creo recordar que la encontré paseando por el barrio Gótico, pero no tengo la certeza (es lo que tiene callejear, que mezclas unos barrios con otros).
Foto propia
Paseando por la Barceloneta, mi amigo me llevó al bar Leo y para mi sorpresa, la dueña del bar era la mujer de Bambino (ese gran artista que tanto me gusta). Un bar sorprendente, inusual y muy divertido. Tienen una máquina de discos para que puedas poner tu propia música, con un resultado… digamos que surrealista. Muy apto para frikis Bambinistas.
Foto propia
Foto propia
Leer en cualquier jardincillo, parque o terraza en Barcelona me resultó todo un placer, aunque algo complicado, porque me encanta mirar a la gente atípica que pasa por la calle (atípica con respecto a la que suele pasear por las calles de mi ciudad) y así, es difícil concentrarse.
Foto propia
Foto propia
Visité el “Triángulo Friki”. Desconocía su existencia y me maravilló la variedad de tiendas e incluso bares “frikis” de la zona. Tiendas inmensas especializadas en juegos de rol, en cómics, en merchandising friki, bares donde puedes jugar a juegos de mesa y de rol mientras tomas una caña… Uno de mis paraísos particulares… No pongo fotos de las tiendas, porque no dejaban hacerlas, así que…
Foto propia
En un alarde de “hipster-perroflautismo” y hambruna, todo en uno, mientras mi amigo trabajaba, decidí acercarme hasta el restaurante vegetariano que habíamos descubierto el día anterior para cenar. Mi intención era la de tomarme una tapa para el vermut, mientras disfrutaba de mi lectura (eran las 11.30 de la mañana). Pero cuál fue mi sorpresa cuando vi que el restaurante ofertaba un “Brunch” estupendo y maravilloso y el monstruo voraz de mi estómago se dijo: ¿por qué no?. Os dejo una foto de lo que incluía mi Brunch, el cual me costó una hora devorar. Eso sí… quedé muy, muy satisfecha y pasé un rato más que agradable.
Foto propia
También visité parques con Mamuts, un bar donde poder convivir con gatos, otro cuyo interior era un Bosque de Hadas, librerías feministas, otras alternativas... y así, un montón de lugares originales donde me resultaba totalmente imposible aburrirme…
Y… bueno, os podría poner fotos y contar mi experiencia viendo el puerto, la Sagrada Familia, la Pedrera y todas esas cosas típicas que los turistas vamos a ver en Barcelona. Pero la verdad, no es lo que más me gustó de la ciudad, así que he preferido poneros las cosas que más me hicieron disfrutar de mi visita. Y volveré, os lo aseguro…
Me encantaria ir a barcelona,... mis raices son de cataluna e independientemente de ello me parece tan hermoso!!! oh por dios los paticos de gomaaaaaaaaa
Es una ciudad genial! :)
Jajajaj Menuda Frase guay :-)
Gracias :) Es que se me agolpaban las sensaciones jaja