Hoy es domingo, y vuelvo a escribir en español.

Hace ya más de un año que no me detengo un instante a escribir algo, un pensamiento, una idea, una crítica, algo en mi lengua natal. Una sensación de sentirse en casa, de volver a donde uno nada como pez en el agua, la simpleza de poder transmitir con las palabras precisas, las que han nacido y vivido en mi desde mis recuerdos.

Sin embargo no es nada fácil lograr crear un pensamiento volátil y fugaz que pueda llenar el vacío de este texto, de ese pensamiento que parece no aparecer. Podría pensar en muchos temas actuales sobre los cuales poder meditar o realizar un pequeño análisis que reconforte la mente.

Hoy es domingo, un día de por si bastante particular, subjetivamente hablando podría referirme al domingo con un énfasis negativo y de desapego, con una energía que entristece y opaca. Pero este año ansío que las cosas sean diferentes, y siento que este día tan particular se merece una oportunidad, un espacio en mi vida, y un buen plan para los recuerdos que vendrán.

Se termina el verano en esta parte del hemisferio, se apaga un poco la luz, y el día cierra las puertas más temprano. La gente parece haber emigrado a sus hábitats naturales, donde sus cables conectan y sus domingos vuelven a ser la pausa en la rutina. Se termina el mar, y la playa desde una perspectiva de usuario, y queda simplemente una postal para ser contemplada desde la vidriera.

Todo vuelve a su paz natural, incluso en un domingo como hoy, el tiempo permite sentarse a reflexionar y regalarle un tiempo a la escritura, incluso con la vista puesta en el futuro, en el frío y en un nuevo año desértico que comienza, una etapa de luz propia, y de abrirse paso ante la negatividad, por eso resulta tan importante para mi haber sacado este pensamiento un día como hoy, así es, un domingo.