Ojalá

Quién eres tú
que te atreves a incendiar mi corazón,
con la chispa fugaz de un beso
breve y dulce como si fuera el primero,
y sin explicación alguna
delicadamente robas mi sueño
apareciendo furtiva en mis pensamientos.

Con que derecho delicada niña
arrancas un suspiro y das la media vuelta,
sin siquiera mirar por encima de tu hombro
para ver que me has dejado
con una sonrisa en el rostro
ardiendo en llamas, convertido en despojos,
un poco mas vivo, pero un poco mas muerto.

Es que acaso te marchas así,
desapareces en el turquesa infinito
con el coral de fuego a tus pies,
rodeada por peces multicolores,
como una sirena cautivante
que ha cobrado una nueva víctima,
mas dicho es en las profecías
que no hay futuro en un amor así.

Sea pues mi oscuridad y tu luz
separados por la frágil línea del olvido,
un segundo eterno en el recuerdo
unido a ti en aquellos sueños,
donde se reescribe el pasado
y guardo el calor de tus labios,
celosamente custodiado por mi eterna soledad.