Cuando llevas a alguien al otro lado del río, también llegas tú ....
"Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor"
Quizás ustedes alguna vez se han topado con una pareja como mis vecinos: Mariana y Julio César han estado casados durante 30 años, pero Mariana, de acuerdo a nuestras conversaciones el año pasado, se sentía cada vez, más desdichada. Después de todos sus esfuerzos para comunicar sus sentimientos a su esposo, toma la decisión de renunciar a solucionar el conflicto por ella misma, y persuade a Julio César para que acudan juntos a un consejero matrimonial.
En la sesión, el consejero pregunta a Julio César, cuál piensa él que es el problema de su relación, y éste explica con detalle la creciente soledad, la poca comunicación y el mal humor de Mariana. Luego el consejero pregunta a Mariana, qué es lo que ella identifica como la dificultad.
_ Mi marido nunca me dice que me quiere, responde ella.
_ ¿Y qué tiene usted que decir con respecto a esto?, pregunta el consejero al marido.
_ ¿Se da usted cuenta de que una mujer necesita que se le diga con frecuencia que la quieren?
Julio César se sintió visiblemente dolido y respondió al consejero:
_ El día que nos casamos le dije que la amaba. Ahora bien, si alguna vez cambio de idea, ya se lo diré.
Hoy día, en la sociedad moderna, se refleja una y otra vez, incontables realidades como las de Mariana y Julio César. Yo recuerdo, que en su época, mis abuelos pensaban que cuando dos personas se aman de verdad, inclusive el concepto de infinidad les queda corto como para expresar la cantidad de amor que se tienen, así de ejemplares eran mis abuelos, quienes un día se levantaban más enamorados que el otro. En la actualidad, llegado el momento de renunciar a las preguntas, no recorremos la lista elemento por elemento, no nos percatamos de que el amor es como una póliza de seguros, de vez en cuando hay que renovarlo e incluso ampliar su cobertura.
Una de las interrogantes que me hizo María una vez, fue: ¿Por qué ha sucedido así?, bueno todos tenemos el poder de cambiar la marea de sentido, pero existe una sobresaliente diferencia, entre la persuasión que no forma parte del lienzo y practicar el mensaje, porque para construir un historial en familia, debemos también motivar una fluida comunicación en el éxito que promovemos. En consecuencia, tenemos que aprender a llevar la paz, a las agitadas aguas de nuestras actitudes personales.
Un espíritu entusiasta, creativo, atento a los detalles que consideramos insignificantes muchas veces, motiva el alcance de objetivos personales y familiares, estimula el sentimiento satisfactorio de realización, es renunciar a la necesidad de saber por qué te ha pasado algo, aunque represente uno de los retos más duros de la vida, pues, se trata de soñar más inteligentemente; las personas encuentran cada día nuevas maneras de relacionarse, a veces tenemos que vaciar la mente y trabajar en nuestra mesa, renunciar a la necesidad de saber por qué, representa la liberación de todo un mapa interno en un mundo que percibimos como fuertemente influenciado por los polos opuestos del bien y el mal, de lo benigno y lo maligno.
"Puede uno amar sin ser feliz; puede uno ser feliz sin amar; pero amar y ser feliz es algo prodigioso"
Amar debe ser parte del viaje familiar, porque si el amor es como la casa, el sentimiento más noble es la llave de la puerta principal, lo que te permite acceder a todas las habitaciones.
Mientras estoy escribiendo esta humilde reflexión para mis amigos, se me viene a la mente aquel hombre al que mató una inundación reciente. Llegó al cielo y en la puerta le pidieron que relatara su caso, que contara la historia de la forma en que había muerto y llegado al cielo. Lo hizo así. San Pedro encontró la historia tan interesante que le preguntó al recién llegado si estaría de acuerdo en dar una charla a los ángeles del cielo, contándoles la inundación y su fallecimiento. El nuevo residente del cielo se sintió muy halagado, e inmediatamente aceptó la invitación. A medida que volaba alejándose, un ángel jovencito tiró de la manga de su túnica y le dijo: “Señor, creo que tengo que decirle que Noé estará entre el público”.
Esa es exactamente la forma como se puede testimoniar el amor, porque no cambia, lo que cambian son los protagonistas, las historias, las anécdotas, los tiempos y los testimonios. Los espectadores del camino, pueda que no sepan que hay ocasiones en las cuales a nuestra silla le falta una pata, o que tenemos congelados los instantes de la risa, pero no perdemos la esencia en este pequeño universo. Goethe escribió una vez: “La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso”
Cuando llevas a alguien al otro lado del río, también llegas tú, porque aquellos que llevan el sol a la vida de los demás, no pueden guardárselo para sí mismos.
Y no hay mayor felicidad para seguir amando, cuando nos percatamos con un nuevo amanecer, que nos han regalado veinticuatro horas más.
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