Diario De Dulceluna, Cap. 3: La fragilidad de un corazón

Si logras verme oculta en los temores de este cuerpo por favor llámame por mi nombre, llámame fuertemente, pues de otra manera no alcanzará tu voz a atravesar esta maleza de pensamientos y dudas que enredada en mí ser no me permite tan siquiera escucharme a mí misma. Mientras dices mi nombre puede que despierte, y si en tal caso lo logro háblame de las cosas alegres que necesito escuchar, que quiero escuchar… Sé que no es así como funciona, sé que la necesidad de atención, de que alguien me hable solo hace evidente la autocompasión que siento. Es penoso lo sé.

Mis sentimientos más irritantes tomaron posesión de mí y no he sido capaz de darme mi lugar, de decir alguna vez “Yo no he de necesitar de extraños palabras que me causen ánimo, sí bien agradecida estoy ya de vivir puedo ser capaz de tomar la felicidad con mis manos y sonreírle al mundo aunque este se esté desmoronando”. No he llegado tan lejos pero si he caído muy bajo al ser tan inútilmente frágil y romperme con palabras ajenas que no traen consigo nada más que menosprecio, o así ante mis ojos lo entiendo. Espero que la noche me permita soñar de nuevo con escapar de esta invisible pero real cárcel del silencio.

Fue hace un mes cuando escribí este poema (Si se puede llamar así). Estoy pasando rotatoriamente por estados de ánimo que me consumen un poco. La verdad es que solo escribo cuando estoy algo deprimida y por eso mi diario es un poco sombrío. Más allá de lo que escribo hay una persona amable y muy tranquila pero que disfruta de muchas cosas sencillas y se maravilla de lo bonito de la naturaleza.

El diario de Dulceluna es un una forma de expresión que tengo para poder sentirme aliviada de mis sentimiento, los cuales crean gran peso en mí y por lo que tiendo a escribir como me siento. Realmente los escribo en un cuaderno pero me persistió en la cabeza la idea de agregarlo en este portal, no tengo un fin para hacer esto, solo está el hecho de querer plasmar lo que siento en determinados momentos. Sin más que decir ¡saludos a quienes hayan leído!