Sacar el museo a la calle
En los últimos tiempos los museos han estado un poco cuestionados por aquello de que son espacios en los que el arte parece estar confinado, o encerrado en una torre de marfil. Sin duda son construcciones que pertenecen a una época y a un tiempo, pero por eso mismo deben encontrar su lugar en estos nuevos tiempos.
Por eso me sorprendió positivamente la iniciativa del Museo del Prado de Madrid de sacar una exposición al Campo Grande de Valladolid, de manera que cuando uno paseara por el parque inevitablemente vieras las obras. Y adecuando los cuadros al espacio, no es el cuadro completo lo que ves, sino algún detalle significativo, estando debajo en más pequeño la totalidad de la obra, destacándose el detalle resaltado.
Celebrando los 200 años del Museo han colocado estas maravillosas obras en el corazón de uno de los parques más emblemáticos de la ciudad, y simplemente es una delicia pasar por ahí, y poder apreciar esas increíbles obras. Uno de los primeros carteles explica por supuesto lo que es el Museo y su colección.
Pero yo no pude evitar detenerme y fotografiar mis cuadros favoritos, como este detalle del Jardín de las Delicias del Bosco:
cuadro en el que vemos esas fantásticas figuras moviéndose por un escenario de formas medievales, cada una más sorprendente que la otra. Pero también este gran Tintoretto:
del que me encanta en particular ese suelo geométrico y colorido.
Magnífico también este Tiziano, tan festivo y celebratorio, en el que aparece esa bella mujer desnuda en un extremo, como símbolo de los placeres terrestres que se despliegan en todo el lienzo.
De este Frangélico me fascina el colorido tan hermoso y tan vivo de las figuras, me resulta de una belleza suprema, además de transmitirme orden y paz, por el modo en el que están dispuestos los distintos elementos del cuadro.
Y por supuesto el siempre genial Goya, con esas personas siempre tan vivas que parecen interpelarnos desde los cuadros, emanando su momento, su instante con tanta fuerza que es casi como si nos miráramos a través de una ventana en el tiempo.
Personas tan reales, tan reales, como su archiconocida Maja desnuda, bella, posando para toda la eternidad, inquietando a los paseantes del parque con su soberbia belleza y su mirada seductora.
Y por último, mencionar al gran Velázquez, con su complejas y ricas "Meninas", cuadro que muestra diferentes capas de figuras y profundidad, gracias al espejo del fondo en parte, pero también lleno de animación por el movimiento que sugiere la posición de los cuerpos.
En suma, una iniciativa fuera de serie, y cuando sales, por uno de los extremos del parque, llegas a uno de los puntos neurálgicos de la ciudad, como lo es la Plaza Zorrilla, desde la que te puedes adentrar en la comercial y siempre ajetreada Calle Santiago.
Y de esta última foto con la que termino me encanta el contraste que hacen los edificios y la estatua de Zorrilla contra el azul profundo del cielo y sus leves nubes blancas. Un final con broche de oro para la jornada de arte momentáneo que nos han plantado El Museo del Prado en el corazón del parque y de la ciudad.
Amigo @doctorlibro, que hermosas fotografías nos compartes, hasta quisiera volver a Madrid para este otoño..!
Gracias amiga @tocho2, me alegra que te hayan gustado las fotos, sería genial que vinieras, un gran abrazo.
Qué extraordinaria iniciativa la del Museo del Prado, pero también la tuya al darnos este paseo. Lo disfruté, me imaginé caminando y deteniéndome cada vez a admirar estas obras. Muchas gracias.
Pues sí amiga charjaim, una gran idea, que ahora muchos podemos disfrutar y apreciar, gracias por tus palabras, abrazos.