En el marco de las protestas realizadas en contra de la dictadura chavista, la MUD hizo un llamado a los Venezolanos a participar en un plebiscito para el día 16 de julio del pasado año con el fin de manifestar el rechazo hacia la Asamblea Nacional constituyente convocada de manera fraudulenta por Nicolás Maduro, exhortar a la Fuerza Armada Nacional a obedecer la constitución y por último aprobar la renovación de los poderes públicos en virtud de la politización que estriba en el núcleo de cada uno de ellos para de ese modo dar pie al restablecimiento del hilo constitucional que, si bien se ha quebrantado a lo largo de estos 19 años de revolución su ruptura ha sido aún más explícita y radical desde que la “oposición” tomó el poder político en la Asamblea Nacional.
La consulta realizada arrojó como resultado la cifra de 7.186.170 votos a la opción sí, sin embargo, el acontecer político venezolano, caracterizado por la arbitrariedad del gobierno se mantuvo intacto y posteriormente se llevó a cabo la elección de la Asamblea Nacional Constituyente en la cual quedó al descubierto el fraude del órgano electoral una vez que Antonio Mujica, director de Smartmatic, la empresa encargada del conteo de los votos, denunciara a través de los medios de comunicación la manipulación en los resultados de la jornada. No obstante, sus declaraciones pasaron sin pena ni gloria y esto no fue un impedimento para que los constituyentes tomaran el palacio legislativo. En este sentido, la coalición opositora adoptó una conducta dotada de aquiescencia dándole paso a la bancada oficialista para ejercer las funciones legislativas, extrañamente las calles se enfriaron, el silencio reinó a tal punto que podría dársele credibilidad al eslogan ¨ la constituyente es paz¨, el art. 350 de la constitución venezolana con el cual sustentaban cada llamado a la rebelión quedó aislado y la bofetada más dura para la población venezolana se hizo sentir cuando anunciaron su participación, bajo el absurdo argumento de la recuperación de espacios, en las elecciones regionales convocadas por la ANC.
Si, en efecto, se tenía claro conocimiento acerca de la inconstitucionalidad de la Asamblea Nacional Constituyente así como de la parcialidad propia del órgano encargado de los procesos electorales ¿dónde radica la coherencia al momento de aceptar formar parte de esta artimaña? Es una completa paradoja ya que de manera implícita se le dio legitimidad a toda la infección que trae consigo la constituyente, desvirtuando así la esencia de la consulta realizada el 16J.
En principio, sostuve que los partidos miembros de la MUD carecían de organización e ideas concretas y lo único que hacía falta era establecer un orden definitivamente, pero en un momento dado, por todo lo acaecido en los últimos meses y analizando cada acción u omisión mi postura dio un giro tajante. Comprendí que realmente no existe desorden alguno en el seno de cada partido sino una participación con el régimen, día a día alimentan más a la dictadura y engañan a sus seguidores con los típicos discursos donde traen a colación la falacia de que al gobierno le quedan pocos días y todas las acciones de Maduro eran desarrolladas en virtud de un miedo por parte de este a los ciudadanos venezolanos, miedo que a mi parecer es totalmente inexistente. La represión desencadenada en cada protesta, las sentencias emitidas por el Tribunal Supremo de Justicia, el fraude que radica en cada resultado del Consejo Nacional Electoral y en suma todo el accionar de los jerarcas psuvistas no está fundamentado en el temor, al contrario, el régimen está cada vez más fortalecido demostrando quien tiene el dominio en este juego político y con el transcurrir de los días se acelera la instauración del comunismo en Venezuela.
Ante esto pareciera que mi país ha quedado en un callejón sin salida, no existe una alternativa que se pueda percibir como capaz de engendrar un cambio positivo en este oscuro panorama. Los días pasan y la crisis se agudiza cada vez más y lo más tétrico e indignante radica en el hecho de que aún siguen habiendo personas que creen fervientemente en cada palabra salida de la boca de estos políticos, porque si bien existe un descontento inmenso para con ellos, también es cierto que hay pequeños grupos que caminan con el enemigo, algunos como consecuencia de una de las enfermedades más lesivas de la cual un ser humano puede ser víctima; el fanatismo, siendo el primer síntoma que presenta el infectado esa idea de que la persona que lo representa en el aspecto político es un ser divino, por ende, incapaz de cometer errores en el desempeño de sus funciones, el grado de ceguera es tan elevado que le resulta imposible analizar si la realidad encaja perfectamente con cada discurso emitido por ellos, si se cumple realmente todo lo que prometen, califican a sus líderes por sus palabras cargadas de decoro y no por su acciones cayendo finalmente en un estado de coma que lo lleva a ser una marioneta de los mismos y la otra cara de la moneda subyace en aquellos que aun estando conscientes de que el árbol contiene frutos podridos se niegan a talarlo porque al fin y al cabo estos satisfacen su apetito de algún modo, son parte del sistema por simple conveniencia, por el hecho de recibir una porción del guiso diariamente preparado por el gobierno. En este contexto, a pesar de tratarse de una mínima camarilla, esta repercute a gran escala en la prolongación de este putrefacto sistema.
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