Lecciones Moral y Económico-Políticas Fundamentales

in #spanish5 years ago
Lecciones Moral y Económico-Políticas
Fundamentales
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
http://steemit.com@/dimensionalidad
[18 abr 20]

     Al impartir en una Universidad privada durante algunos años un curso llamado “Desarrollo Humano y Valores” a jóvenes con cierto poder adquisitivo dándoles una posición social pequeñoburguesa, cuando no realmente burguesa, tuve reiteradamente ocasión de explicar un valor moral fundamental mediante un ejercicio simple en el que preguntaba a los estudiantes su solución, comprobando una y otra vez lo que ahora estamos viendo respecto de la denominada “Guía Bioética”.

     El ejercicio consiste en lo siguiente. Imaginemos que se ha hundido un barco y que algunos de sus pasajeros, una mujer de unos 30 años de edad, un infante (masculino), un anciano y un joven de unos 30 años de edad, desconocidos entre sí, logran asirse de algún objeto flotante a manera de posible balsa y subir a ella; pero cuando lo hace el último, la balsa tiende a hundirse no soportando el peso de las cuatro personas. El problema moral que se plantea entonces puede plantearse en principio de dos maneras: 1) a quien se deberá sacrificar arrojando al agua a su suerte para que los demás sobrevivan; o, 2) quién deberá asumir el sacrificio de su propia vida para salvar la de los demás.


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1 Subiendo a la balsa. El hombre joven ha ayudado a todos a subir a la balsa, y él hace lo propio para ponerse a salvo.
[Dibujo; autor Blog]

     Lo observado reiteradamente, es que nadie consideraba la segunda opción, y toda la discusión se centraba en quién, a juicio de la mayoría, debería ser sacrificado muy a su pesar y el de los demás; y poco a poco se iba valorando cada opción hasta llegar sin mucha dificultad a que al que se debería sacrificar sería al anciano.


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2 La balsa tiende a hundirse. La balsa no soporta el peso de las cuatro personas al mismo tiempo y el riesgo es de que todos perezcan ahogados.
[Dibujo; autor Blog]

     Con tal planteamiento del problema moral y su solución, pasaba a tratar el tema ético sobre el “juicio de valoración moral”, por el cual el sujeto, el individuo en cuya conciencia de su compromiso y responsabilidad ante la sociedad recae la exclusiva causa de sus propios actos, ha de entender que dicho juicio es, categórica o imperativamente, respecto de la obligatoriedad moral en el “deber ser”, y que no tiene que confundirlo ni con un juicio de valor enunciativo; es decir, del valor dado en alguna propiedad exclusiva como el que tal o cual sujeto sea de una posición social u otra, o tenga algunas cualidades intelectuales u otras etc, pero cuyo valor no se refiere a una valoración moral (ésta siempre de relación social); ni confundirlo tampoco con ningún juicio de valor pragmático o utilitario, preferencial o de conveniencia, que encubre el culto al exclusivo interés mezquino por sí mismo (el “ego-ismo”) no obstante siendo posible que haya en este caso una valoración o contenido moral.


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3 El “deber ser” en la obligatoriedad moral. El hombre joven tomó de inmediato la decisión en la obligatoriedad de su responsabilidad en el “deber ser” y se arroja al agua sin esperar a que se discuta a quien es al que debe sacrificarse.
[Dibujo; autor Blog]

     La conciencia de la obligatoriedad moral en el “deber ser” es la esencia, pues, de la ética; en el caso del ejercicio, ese “deber ser” es precisamente eso omitido una y otra vez: es la conciencia, en lo individual e íntimo, de asumir el sacrificio de nuestra propia vida para salvar la de los demás.

     La solución al problema planteado no consiste en que es preferible conservar la vida de la mujer dado el carácter sagrado de la misma o del niño por su propia naturaleza en la flor de la vida, como del joven hombre por el hecho de ser joven, y lanzar al agua al anciano por más válido que pareciera ser el argumento de que “él ya vivió”. Hay ahí un contenido moral, que desemboca en una valoración inmoral, porque el juicio de “sacrificar al anciano”, no ha correspondido a la obligatoriedad del “deber ser”.

     Esa solución correcta el en “deber ser”, consiste en que, a la vista de que la balsa se hunde al peso de las cuatro personas, el hombre joven, sin pensarlo dos veces, debe arrojarse al agua; a ello está obligado en su condición de hombre y de joven por lo que significan la mujer y el niño, pero por el respeto debido al anciano. Pero he aquí que, apenas el hombre joven ha caído al agua en el cumplimiento de su “deber ser” moral, es ahora el hombre anciano el que está obligado en conciencia, como hombre y como anciano sabiendo que la protección y el cuidado de la mujer y el niño está más asegurada en manos del hombre joven, a proceder igual que éste. El hombre joven podría sobrevivir por algún tiempo en el agua; pero cuando el anciano se arroja a ella, es en la convicción del sacrificio de su vida por la de los demás. Más aún, en el alto grado de eticidad contenido en la mujer, si en lugar del hombre anciano fuese una mujer anciana, el proceder en ella debería ser el mismo que el del anciano.


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4 El “deber ser” supremo. Es el anciano, por la voluntad de su propia decisión en la conciencia del más alto grado de valoración moral, el que debe sacrificar su vida por la de todos los demás.
[Dibujo; autor Blog]

     Súplase la balsa por el servicio de salud necesariamente limitado en casos como el de la pandemia actual y su obligada solución en la declaración de la “Guía Bioética”, y entonces se verá sin dificultad no sólo lo carente que está nuestra sociedad de una formación moral, sino que la “Guía Bioética” que está normando la conducta ante la pandemia, en el que su código ético, primero, no se basa en la conciencia de la obligatoriedad social en el “deber ser” porque tal no existe y asume en sí y para sí el ausente código moral de la sociedad; y, segundo, se resuelve en un estatuto realmente no moral, sino cuasi-jurídico, dada la valoración en un juicio de valoración moral dado no en la obligatoriedad del “deber ser” depositada en el sujeto social individual, lo cual no existe en nuestra sociedad, sino en un juicio de valoración moral preferencial. Pero ello es, no sólo ante la urgencia y dada la ausencia de una correcta moral de la sociedad, sino precisamente porque es la solución obligada por el Estado de una sociedad burguesa (regida ineludiblemente por la inmoralidad, por la desconexión de las relaciones sociales en el culto al ego en el mezquino individualismo) que ha procurado desde siempre la ausencia de esa moralidad social.

     La lección de moral fundamental aquí, está en la necesidad social de hacer conciencia de la obligatoriedad moral en el “deber ser”; el que sea el individuo en su responsabilidad social el que decida lo correcto, y su voluntad sea la razón de Estado en un verdadero código ético social, y que no tenga que ser la razón de Estado, por lo mejor que pueda ser dadas las circunstancias, la que se lo imponga por necesidad, en un mar de ignorancia y mezquindad social.

     Pero ha habido aquí también una lección económico-social fundamental: la organización capitalista burguesa no satisface ya las necesidades sociales, no está en capacidad de hacerlo más, ni en lo económico, ni en lo político, ni en todo lo demás, como tampoco en lo moral. Este inesperado final del capitalismo en estas condiciones, no podía dejarnos mejores lecciones para una sociedad de colectivismo proletario, socialista.

     El capitalismo (el sistema económico, no ninguna paparrucha de “civilizatoria modernidad”) se derrumba, y lo hace como consecuencia de sus propias leyes económico-políticas y no por ningún virus ya sea natural o creado, que sólo ha venido a encubrir muy bien ese derrumbe y a darle opciones de sobrevivencia de ciencia-ficción de terror. Ello está haciendo la situación enormemente grave, que va a exigir aún más, en los próximos meses, de una gran conciencia de sacrificio, no sólo en el “deber ser” moral individual, sino, esencialmente en el colectivo social.

Aparte, como aviso: estamos sin internet, un vecino me ha facilitado su señal, pero se bloquea y se cae continuamente, y tengo que hacer su uso muy excepcional.