Agregado a la Reflexión Político-Social de Mayo 2020
Agregado a la Reflexión Político-Social de Mayo 2020.
Luis Ignacio Hernández Iriberri.
[03 jun 20]
Justo el día que publicamos el ensayo de reflexión sobre los acontecimientos de mayo, habiendo estado interesados en la información sobre los grupos de poder, el algoritmo de google nos presentó un interesante canal del estudioso Melej Israel, conocedor de estos asuntos del “poder oculto”, que no es otra cosa que la información no sólo “no oficial” y “no institucional”, sino conocedor de una información que no está disponible fácilmente. Sus datos son extraordinariamente interesante, pero, a la vez, por los cuales él es un exponente prototípico de la absolutización del dominio mundial en todos los aspectos por la exclusiva voluntad de un reducido grupo de élite económicamente poderosa, donde las leyes económico-políticas del desarrollo de la sociedad no existen.
Al final, según sus datos, trece principales familias venecianas (que suponemos eran a su vez del linaje de los antiguos administradores de las haciendas esclavistas del Imperio Romano que en el curso de la Alta Edad Media fueron reconstruyendo un nuevo imperio), que desde el siglo XI mediante la “Orden de Malta”, ha organizado a las “sociedades secretas” de los templarios, los rosacruces, la masonería, y los iluminatis; y el objetivo últmo de esa élite “judeo-jesuítica”, ha sido el instalar un papa jesuita, lo cual han conseguido con el actual papa Francisco. Según ello, la tarea está consumada y viene ahora un dominio mundial, de frente a lo estipulado en las Sagradas Escituras.
En esta interpretación, evidentemente, la sociedad se vuelve algo totalmente pasivo y contemplativo, y las clases sociales en lucha por sus intereses no existe. Es decir, que no nos queda más que esperar a ver qué ocurre bajo la protección divina. Los datos son interesantes, históricos; pero la interpretación que se hace de ellos, no nos es útil.
Esas 13 familias, a decir de Melej Israel, entre las más conocidas en orden alfabético (aun cuando sus nombres no suenen venecianos), son la Du Pond, los Kenedy, la Onasis, los Rockefeller, o la Rothshilde; dirigen a 300 familias más (entre ellas los Morgan, Carnegi, Ford, Bush, Soros), y organizan, por una parte, una cobertura de testaferros (como los Mitt Romney, los Bill Gates, y semejantes, etc), y por otra, una serie de “sociedades secretas” (los rosacruces, los masones, los iluminatis), y grupos de investigación (como el “Consejo de Relaciones Exteriores”, creado luego de la I Guerra Mundial, Breton Woods y el Fondo Monetario Internacional (1944), el “Club de Roma” (1968), el “Grupo Bilderberg” (1952), o la “Comisión Trilateral” (1973)), éstos, para analizar las situaciones políticas, económicas y del ambiente natural mundial y tomar decisiones, principalmente de carácter económico, que canalizan a través de las organizaciones internacionales de economía y comercio (FMI, FED, BM, BID, OMC, OCDE), a satisfacción de sus grandes consorcios oligopólicos internacionales.
Esto es que, nuestro máximo alcance en la caracterización del poder que llega hasta los grandes consorcios oligopólicos internacionales, el investigador Melej Israel nos lo proyecta a grupos de poder cada vez más reducidos, pero que, si bien se ve, a su vez, no son sino los personajes poseedores de todo ese capital y de todas esas organizaciones. En todo caso, cierto es, lo valioso está en cómo nos ofrece una estructura de organización de esos grandes capitales, que se media por el poder económico de los testaferros y sus propias “Fundaciones” y ONG propias, de investigación (Fundaciones como la Rockefeller, la Ford, la Bil y Melinda Gates; o de la “Sociedad Abierta” de Soros, etc; o de institutos de investigaciones sobre la conducta humana como el Instituto Tavistok; o de influencia ideológica como el Instituto de Esalen), con todo lo cual controlan los grupos de inducción ideológica (no sólo con la inducción de “modas”, sino con todas las “falsas banderas” del “marxismo”; la llamada “ideología de género”, el “feminismo” y sus planteamientos del aborto y el matrimonio homosexual, etc); con el control de los medios de comunicación (control de masas), de la educación y las religiones (la alienación social), presionando e induciendo las acciones de gobierno de los distintos países, precisamente en la dirección de sus intereses.
Es en esta última parte donde está el escenario principal, pues las acciones de gobierno son las que tienen qué ver con la sociedad y los intereses de las clases sociales. A no dudar, la burguesía ha organizado una gran estructura de poder, de control económico, político e ideológico que parece (si no es que de hecho lo es) insuperable. Pero justo es aquí donde entran en juego las leyes económico-políticas. Esos grandes capitales ahora en abierto conflicto entre sí formados en dos grandes facciones, nos están queriendo dar, cada una, la imagen de una nueva resestructuración para continuar adelante: una, la de un nuevo “Capitalismo Social” (representado por Trump, EU; y 122 gobernantes y países, a regañadientes, aliados, entre ellos Rusia, la Unión Europea, Japón, India, Brasil y México); u otra, la de un “Nuevo Orden Mundial” (representado por Xi Jimping, China; y los países, principalmente de América Latina, bajo el control del FMI, el BM o el BID), no obstante, ambas, soluciones aún capitalistas, y más aún, esta última de un capitalismo todavía más feroz de un control social absoluto deshumanizante; pero sea cual fuere su propuesta, es el modo de producción capitalista el que ya se ha agotado, sin más posibilidades de reanimación. Lo necesario, es un nuevo modo de producir y distribuir los bienes materiales de la sociedad. E implantar ello, no va a ser por ninguna revolución en los viejos estilos del siglo XX (por lo menos en este momento no vemos cómo), sino por el derrumbe incontenible del actual orden de cosas, por demás, en el caos, que ya estamos viendo. Suponíamos, bajo un esquema totalmente equivocado, que se estaba operando un “derrumbe controlado”; pero no, no es así, sino quizá este conflicto desemboque en una nueva guerra armada entre esos capitales, como recurso para destruir todo, en la idea de volver a invertir en la reconstrucción. Se habla así, de una nueva “Guerra Fría” de un enfrentamiento no directo que sería autoaniquilante, sino de un enfrentamiento idirecto entre pueblos y en lugares distintos a manera de conflictos locales, a los cuales se va a sacrificar en beneplácito de esas dos facciones del capital.
Como quiera que sea, se vienen tiempos difíciles en los que será la necesidad (ante el desempleo, la escasés y precariedad, la hambruna, la salud), la que moverá a la sociedad, quizá no sin la revuelta y la muerte de por medio en el caos, a la solución por ley económico-política en un nuevo modo de producción económico-social.
Los principios de esta nueva lucha social son los profunda y ampliamente humanos de la libertad, la socialización y el colectivismo, del reconocimiento de nosotros mismos en el ser de los demás, en elevar nuestros valores morales cada vez más por encima de la media de los valores sociales, del sacrificio por el bien social, de la vida modesta, del cuidado de la naturaleza no tanto por la naturaleza misma en sí, sino por ser ella un bien común de la humanidad en que se cifra su sobrevivencia.
Estamos apendiendo a interpretar las cosas desde estos otros datos; en realidad, una interpretación más fina, más en detalle, sin vulnerar nuestros planteamientos teórico-ideológicos generales, sino más bien llevando éstos a esas consideraciones.