Crónicas de una estudiante de medicina: ¨Never give up¨
Hoy estaba lloviendo, el olor a tierra mojada es algo que siempre me ha encantado, es muy característico y relajante para mí. Estaba acostada evadiendo a toda costa el hecho de que tenía que estudiar para un examen de Farmacología II, que por cierto no me agrada para nada la materia, estaba revisando los mensajes de texto antiguos, de pronto me detuve en el 3 de agosto del año 2016.
“Hola Diana me regresé al hospital” es el primer mensaje de la ventana abierta en la pantalla de mi celular, y lo que sucedió era simplemente inevitable, mi mente y mi corazón se habían trasportado a aquellos días donde había conocido a un increíble paciente.
Mi paciente es un niño de nueve años de edad, con una increíble sonrisa, pero una mirada triste. Junto a un compañero habíamos decidido recorrer el Hospital Ruiz y Páez en la búsqueda de un caso clínico, ya que estábamos interesados en hacer una publicación científica. Nos gustaba escribir, estudiar y estar con los pacientes. Me encontraba en el 7mo semestre de la carrera y apenas estaba introduciéndome en el mundo del hospital. Todo era nuevo para mí, desde los pasillos, enfermeras y pacientes. Todo era interesante, pero nunca pensé que podría encariñarme de un paciente tan rápido. Mi compañero ya estaba en el 10mo semestre y estaba más familiarizado con todo, así que el mismo fue quién me llevó a la habitación donde siempre colocaban los “casos difíciles” de Pediatría.
En la habitación el aire era denso, viciado, un gran ventanal iluminaba tenuemente la habitación, la cama se encontraba enseguida del lado izquierdo del umbral de la puerta. Allí estaba una familia humilde, observando al niño, que se quejaba incesantemente de la incomodidad que le producía su brazo. A simple vista, lo primero que pensé fue “no entiendo como eso puede ser un brazo”. Mi paciente tenía rabdomiosarcoma embrionario, es un tipo cáncer de partes blandas.
Algo que siempre te ensenan una vez iniciada la carrera de Medicina es la relación médico-paciente, entre los ítems de la misma está la empatía y el rapport, cualidades necesarias para poder percibir y codificar aquello que sienten los individuos y su entorno, en otras palabras, comprender, sentir y demostrar que entiendes lo que está sucediendo con el paciente, pero claramente se hace la salvedad que es necesario hacer un barrera, ya que debemos preservar nuestras emociones propias, esto con el fin de no salir afectados totalmente.
Para mí en ese momento, pensé que simplemente la magia se había hecho presente. Fue increíble como esa familia, tan vulnerable se abrió completamente a nosotros. Nos contó sobre la enfermedad, lo rápido que había progresado y lo preocupados que estaban. De pronto todo comenzaba a encajar, y aunque yo por dentro para ese entonces estaba desorientada en mi vida y algo rota, me sentía feliz, era yo misma y sentía que lo que había escogido para mi vida, estaba bien. A partir de allí al salir de mi clase en Medicina Interna, iba a visitar a mi pacientico de mirada cristalizada en tristeza pero con un toque de esperanza, me quedaba los fines de semana en la noche en su habitación, cantábamos, leíamos, dibujábamos y muchísimas cosas más.
Le hacíamos todos los días el examen físico, monitoreábamos sus signos vitales, y nos manteníamos en constante contacto con el residente encargado del caso. Después de la amputación de su brazo estaba más feliz, increíblemente. No soportaba ya el olor, ni las características que éste había tomado, así que para él, eso fue lo mejor que sucedió. Sorprendente cuando el optimismo, se representa físicamente en hechos, las ganas de vida y de hacer muchísimas cosas se iban dibujando en su rostro y expresándose en palabras, en ganas de aprender a caminar sin caer. Él quería ser chef, así que debía llegar pronto a casa para poder practicar cortar tomate con una sola mano.
Realmente lo que te imposibilita a lograr lo que necesitas está únicamente en tu mente. Puedes lograr todo lo que te propongas, solo necesitas un toque de alegría, entusiasmo y ganas para lograr todo lo que te propongas. (Gracias guerrero, por enseñarme esto).
“¿Qué tienes?, ¿Te sientes mal?” Fue mi primera respuesta a su mensaje, su respuesta fue “No, es que no te he visto”
Ya lo demás es historia, me hizo crecer de muchas formas, siempre lo llevo conmigo en mis recuerdos y en mi corazón. Sé que debe de estar en un lugar mejor, y aunque no pude verte después tan seguido como antes, estaba pendiente de ti.
Su último mensaje a las 9:00 p.m. para mí fue que había soñado conmigo y que deseaba estar en una habitación oscura, solo abrazándome, a las 6:00 a.m. un familiar me había mandado un mensaje de que mi guerrero paciente había fallecido.
Aquí las fotos de nuestros días en el Hospital.
Uff, amiga, ya me habías contado sobre esta historia, pero leerla con tanto detalle y desde esa perspectiva es algo muy fuerte, se me arrugó el corazón :(.
Seguro esa criatura está en un lugar mejor, sin dolor, en paz; al menos tuviste la suerte de conocerlo y darle mucha de esa dicha y buena vibra que desprendes con tu cariño.
Gracias por compartir con nosotros ese fragmento tan importante de tu vida personal. Saludos bella.
¡Gracias! La verdad, fue difícil. Pero aprendes, y es lo importante de las experiencias vividas. Agradezco nuevamente tus cumplidos, que me hacen el corazón grande. Te quiero💛
Hay una historia de una banda llamada Def Leppard. El baterista tuvo un accidente y perdió el brazo, con muchísimo esfuerzo logró tocar con uno solo y continuo en la banda a pesar que el resto no tenia esperanzas que lo lograria. Hay una película de esa historia real, se llama: Hysteria: The Def Leppard Story. Buen post, triste historia.
Gracias por el comentario. Buscaré la película para verla, se ve interesante.