La revista de los Caro: Unidos
Las vacaciones en San Antonio eran urgidas, difíciles, trabajosas y sobretodo divertidísimas. Salíamos en tren, el antiguo a carbón, que se demoraba si mal no recuerdo dos horas, paraba no me acuerdo dónde y nos bajábamos en la pequeña estación del Puerto o también Puertecito. Todos cargábamos algo, sean bolsas, maletas, cajas y juguetes. Nos encaminábamos por calle Centenario hasta el fondo y seguíamos hasta subir el cerro del borde urbano. Por allí estaba la primera casa a la que íbamos. Era la de mi tío Lucho. La tropa se componía de todos nosotros más la Mami y a veces la Nana y mi papi que jamás se quedó más de un día. Parecía que le disgustaba tanta presencia humana. En un tráfago inentendible para mis pocos años, pasábamos luego donde mi tío Rubén, que vivía al borde de la línea del tren en Llo-Lleo, en que había también seis primos y la tía Lucy que con su cascada voz rechazaba cualquier ayuda en la cocina. Cocinaba una montaña de comida, para seguir lavando una montaña de ropa. Allí recuerdo yo, a veces dormíamos. Sólo recuerdo un amasijo de niños en un número de camas tres veces inferior al número de durmientes.
Nos acompañaba aquella vez la venerada abuelita Uberlinda. Era una madonna que recibía todo tipo de atenciones de parte del familión. Al parecer era la única persona a la cual queríamos todos sin condiciones. Los demás éramos en su totalidad susceptibles de ser pelados y descascarados sin contemplaciones. Era el universo de los Ramírez Poblete, bulliciosos y apasionados. Íbamos todos a la Playa Chica de Cartagena, con lo necesario para una buena tarde. Varios canastos de comida, al menos dos chuicos llenos, mantas y chales, algún gorro moderno como el Jockey compitiendo con las chupallas, y una cantidad enorme de primos, porque había que contar a los del tío Mario que también eran seis.
No recuerdo que algún adulto se bañara. Siempre se quedaban en la arena consumiendo lo que habían llevado, incluso comprando pan de huevo o un pequeño cilindro de hielo coloreado que llamaban helado, riéndose e incluso cantando. Si encontraban necesario se sacaban los zapatos o, una vez saciados, dormían la siesta dentro de una carpa improvisada con sábanas. La abuelita, instalada con toda propiedad al medio del grupo, se acomodaba bien y observaba a los chicos metidos en el agua, dando consejos de vez en cuando y que mi Mami desaprobaba llevando la contraria.
Era raro que tuviéramos traje de baño apropiado para el caso. Nos bañábamos en calzoncillos y las pequeñas en su ropita interior sin mayor problema. Al fin y al cabo éramos niños, y esa situación impedía reproches de cualquier tipo. Era una inocencia protegida. Nuestra mami y las chicas mayores tenían trajes de baño “Catalina”. La mami además lentes oscuros, una novela en la mano y actitud de veraneante que busca el sol. Marcaban la diferencia con la popular familia.
En mi memoria aparece la Playa de Santo Domingo, poco concurrida y con mi primo Rubén llevando un gran canasto y gritando: “humitas calientes”. Nosotros mirábamos sin aguantar la risa. La tía Lucy lo mandaba retobado a vender humitas que ella hacía no sé en qué momento. Era el mayor y le correspondía afirmar el presupuesto. Nosotros lo asaltábamos para quitarle alguna y escapábamos antes que reaccionara. No en broma, era el más rudo y era conocido en esos parajes de dunas y con pandillas deambulando. Jamás nos acusó o castigó por eso.
Hay muchas escenas que pierden su conexión con el tiempo, pero sé que pertenecen a esa época. Veo a mi tío Rubén conversando con el Mario mientras su vaso de vino gotea sobre su cazuela poniéndole una mancha violeta. A la Nena bañándose con mi traje de baño. Veo a mi hermano Jorge tirando una roca al agua desde un puente de ferrocarril y los bañistas sacándole la madre. Veo al Roberto saliendo de la cocina de mi tía Lucy con una pailita con papas fritas y nosotros asaltándolo, asunto que se repitió tres veces el mismo día. Al primo Enrique perdiéndose por un zanjón nauseabundo montado en un chancho. A la Quelita muy ufana con sus calzones nuevos y negándose a que la vistieran para lucirlos. Aún lamento la pérdida del primer pez que pesqué en mi vida, una suerte de jurel enano, que un gato robó quebrando el plato en que pretendía conservarlo. Al Enrique enseñándonos a atrapar minúsculos camarones con la mano entre las rocas de Puertecito. También me aparece en la memoria mi hermano Jorge relatándonos alucinado su visita al transatlántico “Marco Polo”.
Trascendió tanto esa historia que cuando veíamos un barco, que en el puerto abundaban, lo señalábamos diciendo: “Ahí va un marcopolo”. El cruce de la desembocadura del río Maipo en Tejas Verdes, que no sé porqué lo hicimos, era un evento portentoso. El bote que nos trasladaba iba repleto de parentela que gritaba y aleteaba emocionada con excepción de la abuelita Uberlinda que mantenía una serenidad de mascarón de proa.
Tal vez su fuerza mental impidió que nos hundiéramos. El resignado remero nos dejaba en la otra ribera y preguntaba cuánto nos tardaríamos. La abuela le respondía con autoridad obligándolo a no moverse de ese sitio hasta que volviéramos. Sólo paseábamos y jugábamos sintiendo la emoción de estar en un lugar inaccesible para los demás.
El aporte de los Ramírez sólo en San Antonio fue La Raquel, el Fernando, el Rubén, el Lucho, el Pato, el Alfredo, el Roberto, el Enrique, la Ubi, el Mario, el Jano, la Nena, la María Cristina, la Quelita y lo más probable es que haya un etc…..y más nosotros.
La Plana mayor de los adultos nos fue dejando paulatinamente con el curso de los años. Los que éramos niños tomamos diferentes caminos y hemos vuelto a vernos estos últimos años para constatar la aparición de barrigas abultadas, canas invasivas, intereses y vicios adquiridos en las rutas recorridas, arrugas y crujidos inexplicables más hijos, nietos y bisnietos que miran todo con ojo crítico. Pero, señores, también supimos que la risa no nos abandonó jamás.
Cuando era pequeña, me maravillaba estando de vacaciones en el campo, alejado de todo, en un pequeño lugar sin luz eléctrica ni generadores, la grandeza del cielo nocturno, con miles de estrellas, todas juntas en un mar de imágenes, como si siguieran una dirección. Al preguntarles a los campesinos por tanta belleza, me indicaban que era tan nítido, “Porque el Jordán viene llenito”. Crecí pensando que el Jordán era un lugar mágico en las estrellas, hasta que descubrí, ya en el colegio, que era una forma vernácula de referirse a un fenómeno muy bello, al que no teniendo otra explicación, lo relacionaban con otro, con un sentido religioso.
Al descubrir la majestuosidad de la Vía Láctea, entendemos porque los griegos la asociaban con la diosa Hera y su hijo Heracles, así como el sol y la luna en los pueblos originarios de América Latina se asocian a deidades de diferentes nombres, siendo el más conocido el Inti (sol) y Mama Quilla (luna).
Hasta hoy continuo maravillada de la inmensidad del espacio, las distancias que nos separan de los astros más cercanos, saber someramente lo que son los cúmulos estelares de tipo globular, algunas de las distintas teorías relacionadas a los distintos campos de la astronomía, saber que existe la materia oscura y la energía oscura y, principalmente, me he permitido aproximarme con mucha humildad a estos científicos/as que suponemos lejanos, y que sin embargo, están desarrollando un increíble trabajo, acercado la ciencia a la gente común con un lenguaje comprensible dentro de su densidad, lo que se agradece.
La importancia de las mareas, de donde provienen, algo que para una nación costera como Chile es vital. Y descubrir a través de las palabras de un tremendo científico y gran hombre, como es José Maza, premio nacional de ciencias en chile, que con lenguaje escueto nos instruye sobre la expansión acelerada del universo, que nunca se va a detener, así mismo como las investigaciones científicas y los desafíos que se plantean sobre el cosmos, lo que nos deja la inquietud de aprender más, de avanzar en conocimiento del cielo.
Al volver hace unos días al campo, en la comuna de Villa Alegre en chile, me he vuelto a encontrar con las palabras de un campesino, que observando la belleza de la vía láctea en una noche de luna llena, mientras caminábamos con mi familia, nos sugirió mirar el cielo, y casi en un susurro nos señaló: “El Jordán viene llenito”.
En la temporada 4 de fortnite había un misil que parecía que impactarìa, y así hizo. Yo tuve la suerte de verlo en directo y estuvo muy bien. El misil despegó un sábado a las 7:30 y os voy a poner ahora un video de lo que pasó. ¿Interesante verdad?
La brecha actualmente sigue ahì y cada dia se hace más grande.
Eso fue al final de la temporada 4, ahora estamos en la 5… os voy a poner los dos mapas para que podais ver las diferencias.
Esta temporada ha traído nuevas cosas pero primero os tengo que decir una cosa: La temporada 3 trataba del presente, la 4 del futuro ¿y la 5? El tema de la 5 es: Choque De Mundos. Barcos vikingos, Moais y màs han aparecido en el mapa. Como decía antes esta temporada ha traído nuevas cosas como las brechas, unos objetos que al usarlos te teletransportas al cielo y sales de una brecha temporal. También han sacado un nuevo arma: El Subfusil Compacto o para los aficionados en armas la P90.
Hay 6 zonas nuevas: Oasis Ostentoso (la ciudad nueva del desierto), Sociedad Sibarita (al norte sustituyendo a la granja) y 4 sin nombre como el pueblo vikingo o el pueblo mexicano
También hay nuevos coches. Ya estamos en la semana 4 de esta temporada (hay 10).
Aquí se despide un "Caro" de nueva generación y un fan de Fornite
Hoy os traigo otro dibujo, esta vez en digital. Este dibujo lo estoy utilizando para foto de perfil.
No es un dibujo complicado, ya que es un dibujo de mi Persona.
Sin más dilación, aquí está:
There it is!
En este dibujo he cambiado un poco de estilo de dibujo, haciéndolo un poco más realista.
Una de las cosas que más me gusta es el pelo, me parece que tanto el color como la forma quedaron muy bien.
Ahora voy a poner el dibujo que tenía de foto de perfil el año pasado, para que veáis lo que ha cambiado mi estilo de dibujo.
Como se ve, he mejorado bastante durante este año. Igual mi manera de pintar en digital no ha cambiado demasiado, pero eso se debe porque no he ido pintando y/o dibujando en digital durante este año.
¡Y ya está! Espero que os guste el dibujo, se despide una "Caro". ¡Nos vemos!
No todos Los Caro tienen una cuenta Steemit, pero todos tienen una historia que contar en nuestro chat familiar o grupo que queremos compartir en nuestra sección “El Parrón” sí, el parrón como cuando nos juntabamos en las fiestas a conversar horas maravillosas. Vamos a volver a encontrarnos y hacer eterno este espacio a relatarle a los nuevos “Caro” cómo era este lugar donde todo estaba permitido, los juegos, las guitarras, la comida y las confidencias.
Sandra Pavez “La Maritza” como la conocemos todos, abre el portón de la sección del parrón. Ella es la mayor de los nietos, de los primos, por lo que tuvo la oportunidad de vivir mucho tiempo con los abuelos.
“Recuerdo una de las tantas veces que se enojaron entre ellos porque uno me defendía. Una mañana preparada para ir al colegio sentada en la mesa de la cocina se me dio vuelta la leche mi abuela me dio un coscorrón y mi tata se indignó tanto que estuvieron sin hablarse yo creo que unos 5 días. Y así recuerdo otro evento bastante más sensible que les comentaré en otro momento dejando espacio para otros narradores. ¡Que tengan buen día!”
A lo que el tío Jorge Arturo responde ¿"Se" dió vuelta la leche de la Maritza?, noooo, lo que pasaba es que el blanco líquido no quería ser digerido, eso nada más, y sucedió 200 o 300 veces por lo que no hay dudas al respecto. Fui testigo presencial”
Unas carcajadas por escrito y Jorge Arturo nos narra más historias.
Hay una anécdota vivida por la Etel en un cine, el Esmeralda, de calle San Diego y que ya no existe. Fue a ver una película cómica y en cierto momento de gran comicidad ella se reía a mandíbula batiente y pasó algo inesperado, se le soltó y cayó al piso su prótesis dental, de inmediato empezó a.buscarla por abajo de su asiento y alrededores sin mucho éxito; un espectador se dio cuenta y le preguntó si podía ayudarle en la búsqueda, ella respondió que se le había caído un aro y ambos se dedicaron a la búsqueda en la penumbra del cine, de repente el voluntario encontró los dientes y le dijo que había encontrado otra cosa, ella le dijo "si, también es mío"....
En otra ocasión, con motivo de andar de compras en una tienda se dio vuelta para seguir su camino y se topó con una columna del edificio que estaba completamente cubierta por espejos de todo lo alto por sus cuatro caras, la Etel se sintió como turbada y reaccionó con un "buenas tardes" a su propia imagen, ella se reía a carcajadas por ese episodio
Seguimos la conversación llenos de recuerdos. Esperemos que para las próximas entregas se autoricen más historias y se animen "Caros" nuevos.
Hasta aquí el número de hoy, no olvides dejar tu comentario para animarnos a crear otro número. Si tienes una historia, cuéntanosla, queremos saberla. Si es una historia de este siglo y eres un "Caro" de nueva generación con mayor razón queremos conocerte.
Plantilla y lista de editores extendida para el copucheo de los Caro
Ilustrador: @senoralonchafina = Enric, pololo de @dcaroa
Editora Jefe: @dcaroa = La Daniela, nieta de la mami y el Tata Jorge
La cocina: @victorcaro= El Toto, hijo de la mami y el tata Jorge
El salón: @Quely= La Quely, señora de @victorcaro
La buhardilla:@gabriela7816= Gabriela, hija de @dcaroa
Salón de Juegos:@axisyt= El Toto chico, nieto de @victorcaro
El Parrón: Maritza: La nieta mayor de la mami y el tata Jorge\Jorge Arturo = Hijo mayor de la mami y el tata Jorge
Hacen un trabajo maravilloso.
Muchas gracias, eso intentamos
Esto toma forma. Que nada detenga las próximas ediciones. ya irán otras historias.
Vale, vale