Propuesta de Desarrollo para Venezuela
En este documento, presentaré un proyecto de desarrollo para la economía venezolana, llevado a cabo por unos compañeros de la facultad en conjunto conmigo.
Créditos a Fernando Buitrago, Romar Guerra, Eduardo Ramírez por tanta dedicación en este trabajo que llevamos a cabo en conjunto.
Introducción
La economía del desarrollo es un compendio de teorías, modelos y argumentos, creados por distintos economistas, buscando una solución al retraso económico que atañe a un número importante de países, denominados “subdesarrollados”.
Con el paso de los años, los modelos de desarrollo económico han seguido distintas inclinaciones ideológicas y metodológicas, lo que ha generado cierto debate sobre cuál modelo es el más efectivo para impulsar el desarrollo de un determinado país.
Tomando en cuenta lo comentado anteriormente, identificar un modelo de desarrollo efectivo para un país como Venezuela, es sin duda una tarea complicada. El sistema legal, institucional y de incentivos económicos presenta un estado caótico, en el cual el funcionamiento de la economía parece ser imposible.
Venezuela se encuentra en una espiral inflacionaria que es retroalimentada por instituciones degradadas y una estructura de incentivos que apunta hacia el rent seeking en vez de armonizar con el aumento en la productividad, y por lo tanto, el crecimiento del país.
En el presente trabajo se va a presentar una recopilación de teorías del desarrollo, cada una con enfoque distinto, la cual comprende a autores como André Gunder Frank, Michael Porter, Daron Acemoglu, Douglas North y Dani Rodrik. Con esta recopilación se quiere presentar una visión integral de la economía venezolana, abarcando una reseña histórica que explique la formación del aparato productivo venezolano, el sistema económico que tiene el país, sus instituciones y sus relaciones de comercio con el resto del mundo.
El objetivo de este trabajo es presentar una propuesta de desarrollo para Venezuela, que abarque principalmente un plan para que el aparato productivo se diversifique de la actividad petrolera. Este plan vendrá acompañado de una reforma en las reglas de juego presentes, para obtener un sistema estable donde se delimite el rol del Estado y se cree el escenario idóneo para llevar a cabo la propuesta.
Propuesta de desarrollo para Venezuela
1.De un modelo rentista-satélite a un modelo de diversificación gradual
Un punto de partida fundamental para cualquier estudio que tenga como objetivo brindar posibles soluciones para una situación dada, es enmarcar dicha situación en un contexto histórico. Más aún, en lo referente a la situación económica de un país, uno que además presenta circunstancias excepcionales y una institucionalidad merecedora de análisis.
Por esto, en el presente trabajo se tomará en cuenta la recomendación de Gunder Frank, partiendo así de un breve pero exhaustivo análisis de las instituciones económicas, sociales y políticas en la Venezuela del siglo XX; más específicamente en la Venezuela de la nacionalización petrolera, en la cual un deteriorado sistema institucional colapsó silenciosamente sobre sí mismo dando paso a un círculo vicioso que condujo al país a la situación crítica actual.
Se analizarán dos aspectos institucionales: las instituciones políticas rentistas y las instituciones poblacionales subsidiarias. A estos aspectos se le sumará un análisis de la función de Venezuela en el mercado internacional antes y después del “boom” petrolero.
Es un hecho innegable el gran cambio que sufrió Venezuela en la era del petróleo, pero, ¿Qué papel jugaba en la economía mundial antes de dedicarse exclusivamente a este recurso? Venezuela era una economía sin grandes exportaciones y relativamente pequeña respecto a las economías avanzadas del planeta. Producía productos de cuero (sobre todo calzados), presentaba turismo discreto y una producción de cacao y café de talla mediana. Si se efectúa un análisis enmarcado en la visión de metrópolis-satélite, se podrá observar que una economía de ese tipo no tiene gran espacio ni importancia en los mercados internacionales, sin embargo, todo cambiaría con el llamado “boom petrolero”. Las economías más desarrolladas necesitaban cada vez más combustibles fósiles para llevar adelante un ritmo cada vez más acelerado de progreso, y una de ellas vio la oportunidad perfecta de tener una fuente de petróleo relativamente cercana; esta economía sería la de Estados Unidos.
La economía venezolana cobró importancia a partir de ese momento, convirtiéndose así en una de las reservas de petróleo que alimentaban al motor del desarrollo de los países en reconstrucción (en el caso europeo) y restructuración (en el caso estadounidense) después de la segunda guerra mundial.
Este suceso atrajo a Venezuela diferentes tipos de inversión: empresas petroleras, constructoras, de cemento y de explotación minera. El país estaba en una senda de desarrollo milagrosa y los pronósticos apuntaban a unos niveles de producto muy altos. Sin embargo, la desigualdad estaba agrietando el sistema institucional venezolano.
La población empezó a importar la cultura de sus socios comerciales desarrollados más cercanos. El nivel de consumo que aspiraban los estratos mayores de la población era posible sólo mediante la importación de estos bienes que culturalmente se habían vuelto el símbolo de status por excelencia. Las presiones sociales entre pobres y ricos aumentaban.
En la década de los setenta comenzó así el esquema que, fruto de las tensiones sociales y de las presiones del sector empresarial comenzaría a alejar de la senda de crecimiento a la economía venezolana.
Con el nuevo contrato fiscal y la nacionalización petrolera, la renta en manos del gobierno aumentó drásticamente, y con ella las tentaciones populistas y el interés de las empresas nacionales por los políticos. La institucionalización del salario mínimo (por encima de lo que efectivamente debió ser) comenzó con un proceso inflacionario que, hasta los días de hoy, sigue vigente.
La población, en búsqueda de aquel anhelado nivel de consumo que la televisión le mostraba a toda hora, percibió con mucho agrado esta “distribución de la renta petrolera” y comenzó a sentir que era un derecho recibir de parte del Estado diversos tipos de subsidios.
La clase política, por otro lado, no dejó de aprovechar este agrado popular para sus fines electorales, construyendo, distribuyendo y utilizando la renta petrolera.
En esta época, caracterizada por el primer control cambiario, resurgió con fuerza el concepto de “la siembra del petróleo” para así diversificarse y generar otros tipos de industrias en el país.
Los diversos intentos del gobierno por abrir el comercio venezolano a la competencia regional (apertura colombo-venezolana) e internacional, no fueron bienvenidos por las pocas empresas productoras del país, las cuales estaban acostumbradas a un trato preferencial de parte del gobierno y a las ventajas a la hora de adquirir divisas.
Esta situación de cambio hacia instituciones políticas rentistas y poblacionales subsidiarias, sumada a la dependencia petrolera comenzaron a llevar el país por la senda que lo conduciría hasta la situación actual.
Este modelo se gestó en el marco de un subdesarrollo arraigado; Venezuela cumplía con brindar el petróleo necesario en los mercados internacionales y los países que habían inculcado un estilo de vida determinado a la población venezolana, cumplían con brindarle bienes de importación para alcanzar ese estilo de vida. Cómo es observable, este proceso no favorece la diversificación de la economía, una diversificación que está potencialmente en contra de los intereses de los países metrópolis.
Al analizar la situación anteriormente expuesta, es imposible no formular la pregunta: ¿por qué la “siembra petrolera” fracasó? A su vez, al formular esta pregunta, es imposible no formular otra: ¿Cómo hacer que ese proceso de diversificación pueda ser viable sin interferir abiertamente con los intereses de las metrópolis? Para responder estas preguntas se considerará el enfoque de los clusters de empresas brindado por Michael Porter (1991).
En primer lugar, se puede identificar el fracaso del primer intento de diversificación en dos puntos clave: en primer lugar, la política de tipo de cambio fijo no benefició la transparencia de las empresas y no les facilitó su funcionamiento. En segundo lugar, la diversificación se dirigió directamente al sector agrícola, habiendo en ese sector muchos países que disfrutan de ventajas competitivas ya sea por aprendizaje, economías de escala, ventajas en las dimensiones de su economía doméstica o políticas de competencia fundamentadas en subsidios al sector agrícola. En este proceso es importante también nombrar el sistema institucional que no benefició ese proyecto.
Sí en ese momento el proceso falló, en la actualidad los requerimientos para llevarlo a cabo implican esfuerzo mayor, ya que el país se encuentra en una dependencia total por el petróleo y en un sistema institucional en deterioro.
Lo principal es una reforma de las instituciones y el sistema de incentivos, para que sean acordes al proyecto de desarrollo planteado, por esto se recomienda una diversificación gradual, pasando por áreas aledañas a la industria petrolera, como la petroquímica y aprovechando eventuales ventajas de áreas que pudieran relacionarse con dicha industria, como es el caso de la metalmecánica.
Esta diversificación debe estar acompañada de instituciones sólidas, que brinden un clima apropiado para el desarrollo de la empresa privada. Al ampliarse las industrias y descentralizar el poder productivo, el crecimiento permitirá la creación de puestos de trabajo y los salarios dejarán de depender plenamente de las fluctuaciones petroleras. Es necesario para esto también sincerar la política cambiaria, liberando la tasa de cambio para terminar con la incertidumbre y los incentivos negativos.
Al desarrollarse industrias cada vez más diversas a la principal (como lo plantea Porter) la economía será cada vez más sólida ante variaciones en los niveles de renta producido por alguna de sus industrias.
Por lo antes citado, se recomienda una reforma de las instituciones para permitir la proliferación y el fomento de empresas privadas que puedan desarrollarse en las áreas petroquímica y metalúrgica, ya que Venezuela presenta ventajas en dichas áreas concernientes al petróleo y a los metales (aluminio, hierro). Para la obtención de esto se recomienda por lo tanto la liberación del tipo de cambio, un cuadro institucional que desincentive el uso de la renta petrolera para fines políticos y el ajuste gradual de los niveles de salarios a la productividad del país.
2. Crecimiento bajo un enfoque mixto
En el marco de las relaciones entre el Estado y el sector privado, se han observado contradicciones y amplios debates en cuanto al cómo deben darse estas interacciones. “La idea de una economía mixta es quizá la herencia más valiosa del siglo XX al siglo XXI” (Rodrik, 2004), idea que puede ser debatible y sujeta a verificación, pero que contiene las enseñanzas derivadas de la aplicación de un gran número de políticas dirigidas a promover el desarrollo en distintos países. La adopción de políticas de tipo gradual o de choque, muestran las diferencias entre cada uno de los enfoques que promulga la intervención o no del Estado dentro de la economía.
Antes de proceder a diferenciar cada una de estas políticas y cómo cada una de ellas supone un elemento sustancial para una propuesta de desarrollo para Venezuela debemos definir los elementos más relevantes que se encuentran en estas propuestas de desarrollo. De acuerdo a (Rodrik, 2004) en la teoría del crecimiento las variables productividad, acumulación de capital físico y humanos son determinantes del crecimiento per cápita. La productividad en esta sección representa un elemento focal, se considera, además, que ésta es una variable determinada endógenamente, por lo que se dedicará esta sección a proponer políticas que signifiquen en última instancia las bases para el desarrollo a través de aumentos en la productividad.
De acuerdo a (Krugman) la productividad representa el ratio entre el volumen de producto y volumen de input. Es decir, mide el nivel de producto que cada factor productivo es capaz de producir. De igual forma para definir al capital físico y capital humano usaremos la definición de (Krugman & Wells, 2009) quienes definen al capital físico como recursos manufacturados como edificios, maquinaria y herramientas; mientras que la mejora del factor trabajo la entenderemos como capital humano.
Aparte de estos determinantes, (Sachs, 2000) describe a la geografía como uno de los factores claves en el desarrollo, pues de éste dependerá el estado en el que se desenvuelva el capital físico y el capital humano. De la geografía dependerá la existencia o acceso a recursos naturales, la prevalencia de enfermedades que limitan el progreso del capital humano y el acceso a enclaves comerciales. Incluso las condiciones geográficas pueden definir el sistema institucional de una nación, lo que es comúnmente ejemplificado con la situación de las naciones coloniales.
Las diferencias que delimitan la geografía y el acceso a mercados de capital, representan un elemento fundamental a la hora de formulación de las políticas de cada país. En este orden de ideas, es de vital importancia tener en cuenta los elementos distintivos de cada economía. (Rodrik, 2004) asegura que la imitación de modelos no representa ninguna contrariedad, sin embargo, estos deben ser sometidos al debate y pasar por un filtro.
Habiendo expuesto los elementos centrales de esta sección se mencionarán las políticas que (Rodrik, 2004) recopila, estas políticas enmarcadas dentro de modelos que han sido aplicados en el transcurrir del siglo pasado con resultados diversos, pero que pueden servir como sustento para un modelo de desarrollo para nuestro país. Como lo expone el título de este apartado, el enfoque a seguir será el de una economía mixta, en este sentido, estará dirigido en sentido contrario al enfoque de los modelos de choque que suponen la liberalización de los mercados y la construcción de nuevas instituciones desde un punto originario. Sin duda esto resulta en una dificultad, pues presupone la formulación de políticas adaptadas a los contextos institucionales preexistentes y a las condiciones particulares de cada nación, en lugar de la aplicación de una “fórmula mágica” que nos incluya en la senda de crecimiento y desarrollo.
En primer lugar, dentro de este compendio de políticas, se encuentra la sustitución de importaciones según (Rodrik, 2004), “está basada en la idea de que se pueden estimular la inversión interna y la capacidad tecnológica protegiendo (transitoriamente) a los productores locales contra las importaciones”. De acuerdo a (Rodríguez & Rodríguez, 2013) a partir del año 1958 se adopta este modelo con la intención de reducir la dependencia de productos importados a través de la producción nacional, resultando esto en campañas de “compre venezolano”. Para Venezuela esto significó la protección del sector privado a través de subsidios y altas barreras a la competencia internacional.
A pesar del éxito que tuvo este modelo en algunos países, en Venezuela no resultó tan exitoso. Dadas las características institucionales del país, basadas en un sistema en el que el Estado eclipsaba al sector privado y que a su vez había creado un sistema de incentivos que promovían la discrecionalidad de la distribución de la renta petrolera – que representaba la fuente de financiamiento del gasto y de los subsidios anteriormente mencionados- (Rodríguez & Rodríguez, 2013).
En este sentido, la discrecionalidad del gasto y la tendencia a ejecutar el gasto de acuerdo a la volatilidad del ingreso petrolero, sirvieron como impedimento para el éxito de las políticas de substitución de importaciones. Esto es consistente con los hallazgos de (Rodrik, 2004), quien menciona que los países en los que esta política no resultó en aumentos de productividad sostenidos, fueron aquellos que, estando expuestos a choques externos, no pudieron lidiar con ellos, gracias a la formulación de las políticas: fiscales y monetarias.
Otro ejemplo de políticas que se encuentran en el marco de las economías mixtas, corresponden a las políticas aplicadas en países del sudeste asiático como Japón, Corea del Sur y Taiwán. Estas políticas son las llamadas de crecimiento hacia afuera. Con énfasis en los incentivos crediticios y tributarios dirigidos a la mejora de la rentabilidad de los proyectos de inversión. Lo resaltante de estas políticas es su carácter integral, pues su influencia no solo abarcaba los sectores industriales, sino que tuvo implicaciones en otras esferas, como la académica, por ejemplo. Esto como resultado de los incentivos otorgados por el Estado para la producción de bienes que contarán con patentes extranjeras.
Esto supuso mejoras no solo en términos de capital físico para estos países, sino que también en lo que a capital humano respecta. Permitiendo así, procesos de innovación tecnológica, los cuales (Sachs, 2015) considera fundamentales para la consecución de las metas de desarrollo sostenible.
Para Venezuela este tipo de modelo como se ha mencionado es funcional para sectores como el sector metalúrgico y el sector petroquímico, alrededor del cual se pueden establecer clusters que permitan la producción de otros bienes diferenciados, en los que intervengan procesos creativos.
En países como China las reformas se han dado en un plano institucional, el sentido de las políticas de reforma tomadas en este país ha tomado en cuenta las instituciones preexistentes para promover el desarrollo. De acuerdo a (Rodrik, 2004) estas reformas no deben darse de forma aislada a la estructura social, económica y política de un país. De igual forma estas políticas se caracterizan por tener el soporte de tanto el aparato estatal que guía la reforma gradualmente de manera que el sector privado pueda mejorar sus condiciones.
Para Venezuela las reformas pueden estar enmarcadas en una transición en cuanto a objeto del gasto público se refiere, pues las instituciones existentes están destinadas a la promoción y ejecución del gasto orientado al consumo, no contando así con contrapartida alguna que resulte en mejoras productivas, de esta manera plantear, la dirección del gasto a la inversión en bienes públicos que permitan el establecimiento de ventajas competitivas es un factor fundamental para la constitución de las condiciones factoriales a las que se refiere (Porter, 2000) cuya última función es la constitución de encadenamientos que dinamicen el sistema económico.
Es importante considerar que la implementación de las políticas mencionadas hasta este punto, requiere como condición para el éxito de la capacidad para hacer frente a los choques macroeconómicos externos y además contar con una base institucional sólida –sobre la cual se explicará más adelante- que permita la evolución de las políticas. Así, toda estrategia para el desarrollo que se pueda proponer en el marco de la construcción de una economía mixta debe darse dentro de estas bases que serán determinadas internamente.
3. Las instituciones como causa fundamental de crecimiento económico
En la rama de la economía que estudia el crecimiento económico de los países, se tiene como base una pregunta fundamental que motiva su estudio, a saber: ¿Por qué algunos países son muchos más pobres que otros? La respuesta a esta pregunta llevará consigo un enfoque metodológico y teórico de cómo se concibe el crecimiento en sí mismo.
En el caso de los modelos neoclásicos de crecimiento (Solow, Cass y Koopmans), explican diferencia en el ingreso per-cápita en términos de diferentes caminos de acumulación de factores. En dichos modelos, las diferencias entre un país y otro en acumulación de factores se pueden deber a: 1) diferencias en las tasas de ahorro (modelo de Solow), 2) las preferencias (Cass-Koopmans) ó 3) otros parámetros exógenos, como es el caso del crecimiento de la productividad total factorial.
Por otro lado, en el caso del modelo de Romer, un país puede ser más próspero que otro si le asigna más recursos a la innovación, pero lo que realmente determina esto es en esencia las preferencias y las propiedades de la tecnología para crear ideas.
Ahora, si bien estos modelos tienen relevancia teórica y son pioneros en ésta área de la economía para estudiar el crecimiento de los países, parece ser que no dan una explicación fundamental para el crecimiento de los mismos.
Un factor importante que omiten estos modelos de crecimiento, es el de las instituciones que conforman los países (Acemoglu, Johnson, & Robinson, 2004). Para este autor, citando a North y Thomas, la explicación fundamental del crecimiento comparativo son las diferencias en las instituciones. Son distintas las instituciones que, podríamos decir, mejoran o desmejoran el contexto económico de un país debido a que, su naturaleza misma, suma o resta al crecimiento económico.
Según North (1995), las instituciones son las reglas de juego en una sociedad o más formalmente, son las restricciones diseñadas por el hombre que dan forma a la interacción humana. Para el autor, las instituciones son clave ya que debido a las mismas, estructuran los incentivos en el intercambio humano, sea político, social o económico.
Ahora bien, conciernen a esta investigación, lo que son las instituciones económicas y políticas, ya que desde aquí se desprende la tesis en la cual se basa este aporte, la cual se contextualizará para Venezuela. En el paper, “Las instituciones como causa fundamental del crecimiento a largo plazo”, los autores afirman que, las instituciones económicas de la sociedad, tales como la estructura de los derechos de propiedad y la presencia del mercado, son de importancia primaria para los resultados económicos.
Para describir el efecto de cada uno, en el caso de los derechos de propiedad, se puede afirmar que sin los mismos, los individuos carecen de incentivos para invertir en capital físico o humano, o para adoptar tecnologías más eficientes. En el caso venezolano, se tiene como dado el hecho de que el gobierno actual (y el anterior), ha utilizado el mecanismo de la expropiación como forma de intervenir en la economía.
El problema de estas intervenciones es que, afectan directamente el sistema de incentivos de los individuos, los cuales se ven poco atraídos por invertir en la economía, no sólo por un buen panorama en términos de los índices macroeconómicos, o por la recesión en la que se encuentra el país, o quizá tal vez por la alta inflación, sino que además, la incertidumbre de perder el activo físico o bien por decreto de expropiación, es suficiente para afectar su decisión de inversión.
Argumentan, además, que las instituciones económicas pueden ser importantes debido a que ayudan a asignar recursos para su uso más eficiente. Esto, específicamente, para hablar del mercado; en caso de que no haya mercado, o cuando éste es ignorado, las ganancias del comercio no son explotadas y los recursos no se asignan eficientemente (Acemoglu, Johnson, & Robinson, 2004).
En el caso de Venezuela, se debe hacer énfasis, ya que pareciese ser que la autoridad tiende a una economía centralmente planificada, es decir, aquella en la cual el gobierno es aquel que provee los bienes y servicios a la población (lo contrario a cuando existe el mercado). Es importante mencionar que el mercado le permite al individuo tomar las decisiones de consumo dependiendo de su renta, a diferencia de la planificación centralizada, en la cual se priva al individuo de elegir su consumo libremente, esto tiene como consecuencia directa, que los recursos no se asignen eficientemente.
En este sentido, las sociedades con instituciones económicas que faciliten y estimulen provechosamente la acumulación de factores, la innovación y la asignación de recursos, prosperará. Se puede ver entonces, el crecimiento económico como un conjunto de elementos que suman a la prosperidad de la nación.
Ahora bien, las instituciones económicas son endógenas, lo que quiere decir que son determinadas como elecciones colectivas de la sociedad. Pero, no hay ningún tipo de garantía que indique que todos los individuos y grupos preferirán el mismo conjunto de instituciones, ya que distintas formas de instituciones económicas implicarán una distinta asignación de recursos en la sociedad. Por lo tanto, esto representa un conflicto de intereses y desencadena una lucha de poderes entre individuos del país.
Dado que las preferencias por las instituciones económicas se pueden dividir, digamos, por lo ejemplo, entre aquellos que prefieren mercado y los que prefieren economía centralmente planificada, o una cuantía mayor o menor de uno que de otro, lo importa es responder, ¿Cómo se determina que se den las mejores condiciones para el beneficio de la nación?
Se puede suponer que, en esta lucha de poderes, se impondrán las preferencias por instituciones económicas de parte del grupo que tenga mayor poder político. Sin embargo, como diría el historiador y político inglés, John Edward, mejor conocido como Lord Acton, “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Lo que se quiere decir con esto, es que los individuos que tienen poder político no se pueden comprometer a no usarlo para lo que les convenga, y en términos económicos, este problema de compromiso crea una inseparabilidad entre eficiencia y distribución.
Considerando el caso venezolano, sus condiciones económicas y políticas, con su lucha de poderes entre gobierno y oposición, considerando que Venezuela es el país con mayor inflación del mundo, que está en una pronunciada recesión, que las instituciones en general están sumidas por la ineficiencia, se debe establecer un orden a partir del diálogo. Es imperativo que los principales sectores políticos y económicos establezcan consensos sobre los pasos a seguir para mejorar las condiciones.
Por otro lado, se debe proponer una reforma constitucional en cuanto a las expropiaciones y devolver el orden jurídico, en el cual se cumpla la ley y además, se le devuelva al empresario el deseo de invertir, ya que el sector privado es fundamental para el crecimiento económico de un país.
Por último, fuera de lo político y lo económico, pero sí en lo institucional y lo social, se debe modificar el personalismo y mantener las instituciones públicas sin imágenes de algún presidente o figura que represente un partido político. Esto con el fin que las instituciones sean transparentes en el cumplimiento de sus funciones y sirvan a la ciudadanía sin preferencia política. Además, se debe forzar desde la autoridad la inmediata publicación de cifras por parte de las instituciones pertinentes, sea el Banco Central de Venezuela (BCV), Instituto Nacional de Estadística (INE) o cualquier otro.
4. Analizando la economía venezolana desde el enfoque neo-institucionalista de Douglas North.
Del mismo modo que Acemoglu, Robinson y Johnson, Douglas North (1995) argumenta una teoría del desarrollo donde se revisan las bases institucionales de los países, pero desde un enfoque distinto. Como punto de partida de su teoría, North toma una postura similar a la que tienen André Gunder Frank y otros economistas de la Teoría de la Dependencia, pues señala que es importante tomar en cuenta la historia que traen consigo los países para comprender la situación actual de sus instituciones. Por lo tanto, de acuerdo con North, no se puede afirmar que un país es más desarrollado que otro a través de una simple comparación cualitativa entre sus instituciones.
North afirma que cada país tiene una estructura de instituciones formales e informales por la cual se rige. Las instituciones formales son las reglas de juego, el sistema legal y normativo que rige los contratos y el comportamiento de los ciudadanos. Las instituciones informales son las prácticas sociales, la cultura y la idiosincrasia que los ciudadanos poseen, las cuales has sido formadas a lo largo de la historia.
El problema central que North exhibe en los países va más allá de una puja por el poder entre instituciones políticas y económicas para generar cambios en las reglas de juego. Lo que North observa es que, generalmente, las propias reglas de juego son incompatibles con las prácticas sociales. Las instituciones formales se pueden modificar de manera sencilla, a través de decretos que modifiquen las reglas de juego. En cambio, las prácticas sociales son renuentes a modificaciones, ya que no vienen dadas por un mandato u ordenamiento, sino que están arraigadas en la conducta de los ciudadanos.
La propuesta de desarrollo que hace North toma como punto de partida los aspectos de la teoría de juegos y la economía conductual, viendo a cada país como un conjunto de agentes que toman decisiones para su propio beneficio y no para que se logre el bienestar social. De tal manera, cualquier cambio en las reglas del juego decretado por una autoridad política va siempre a ser arbitrario, beneficiando a un sector y desprestigiando a otro.
Siendo la teoría de juegos un escenario donde prevalece la incertidumbre, la solución que Douglas North propone es tan severa como efectiva: ya que las prácticas sociales son incompatibles con las reglas de juego, la autoridad debe ejercer su poder de coerción para que cada agente renuncie a la ganancia que obtendría si perjudicara a otro. Palabras más, palabras menos, North propone que en cada país se presente un escenario de “juego garantizado”, donde todo jugador sea penalizado por perjudicar a otro y la estrategia dominante pase a ser la de cooperar. Traduciendo esto al tema que compete, la solución de North es lograr un consenso para que todos los grupos sociales trabajen en favor del desarrollo.
La teoría de Douglas North no es algo sacado de un mundo utópico, mucho menos algo imposible de alcanzar, ya que se observa que en distintos países del mundo se castiga la corrupción, la mala gestión de los funcionarios públicos, la ineficiencia en alcanzar las metas de política económica y otros aspectos que en Venezuela (entendiéndose como un país, no como un gobierno central) simplemente omiten.
Una propuesta para el país al estilo de la nueva economía institucional es penar, por ejemplo, al gobierno que impulsa programas de consumo (a través de las misiones sociales) que le otorgan un poder de compra a la población, pero que restringe el acceso de divisas a las empresas para poder invertir (a través del control cambiario), afectando al sector empresarial. La autoridad debe ser imparcial en todo decreto que emita y debe estar consciente de las consecuencias positivas y negativas que van a ocasionar sus decisiones.
Para eso, posiblemente se necesite crear una sala de discusión donde participe un representante de cada grupo que hace vida en el país, tanto en el aspecto económico como en el social: un representante del sector obrero de la construcción, uno de los agricultores, uno de los abogados, uno de los economistas, uno de los ingenieros, uno de los médicos, uno de los empresarios manufactureros, otro de los empresarios de las materias primas, uno más de los empresario de la tecnología, y así sucesivamente.
Se debe hacer explícito que ninguno de los representantes puede estar asociado al partido de gobierno, para que no se desvirtúen los intereses del grupo que representa. Debe quedar claro también que el gobierno no puede persuadir de ninguna manera a los representantes de la mesa de discusión, para que aprueben o desaprueben alguna decisión. El gobierno simplemente debe crear el ambiente idóneo para que cada modificación en las reglas del juego recompense en cierto modo al sector que puede perjudicar.
Conclusión
La formulación de modelos de desarrollo está supeditada a numerosas aristas, delimitadas por diversas variables exógenas, es tarea de los hacedores de política económica reconocer cada una de estas aristas y crear la política que mejor se adapte a estas condiciones. Dentro de los puntos más relevantes que se toman en cuenta en esta propuesta y que en última instancia delimitarán el desarrollo alcanzable, se encuentran las características estructurales de la economía, es decir su composición, características sectoriales, contexto y su exposición a choques externos, etc.
Del mismo modo, el marco institucional se plantea como elemento central de esta propuesta como medio para alcanzar el desarrollo. De acuerdo a Rodrik (2001) la situación institucional resulta ser una de las variables más difíciles a determinar, pues, es complejo decidir; entre la creación de nuevas instituciones o la reforma de las mismas, además resulta complicado establecer grados de causalidad en cuanto a desarrollo se refiere. Sin embargo, se concluye que es imperativo que las bases institucionales de la economía deben establecerse de manera tal que permitan el buen funcionamiento del juego económico.
En este sentido es necesario que el Estado juegue el rol de árbitro dentro de la economía, estableciendo los límites del accionar de los intereses privados. La finalidad de su intervención es la reducción de las externalidades negativas que puedan presentarse dentro del funcionamiento del mercado, ésto resulta alcanzable a través de la coordinación de política económica junto a los elementos constitutivos de la economía.
Así, la consecución de un modelo de desarrollo para Venezuela pasa por un conjunto de políticas, que apoyándose en el marco tanto estructural como institucional adecuado proporcionen los lineamientos para introducir a Venezuela en el mercado global, esto puede lograrse mediante modelos productivos que, a través las ventajas competitivas existentes, creen las condiciones para que en primera instancia se dé la competencia interna, para luego abrir estos sectores al mercado global.
Bibliografía
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Gunder Frank, A. (1985). El Desarrollo del Subdesarrollo. En Lecturas sobre el desarrollo económico (págs. 53-58). México: Escuela Nacional de Economía y Fondo de Cultura Económica.
Krugman, P. (n.d.). Defining and measuring productivity . Retrieved from OECD: https://www.oecd.org/std/productivity-stats/40526851.pdf
Krugman, P., & Wells, R. (2009). Microeconomía: Introducción a la economía. Barcelona: Editorial Reverté, S.A.
North, D. (1995). Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica.
Porter, M. (1991). Las ventajas competitivas de las naciones. Buenos Aires, Argentina: Vergara
Porter, M. (2000). The Microeconomic Foundations of prosperity. In S. Huntington, & L. Harrison, Culture Matters (pp. 17-20). Nueva York: Basic Books.
Rodríguez, P. L., & Rodríguez, L. R. (2013). El Petróleo como instrumento de progreso. Caracas: IESA.
Rodrik, D. (2004). Estrategias de desarrollo para el nuevo siglo. el desarrollo económico en los albores del siglo XXI, 89-124.
Sachs, J. (2000). The Role of Geography. In S. Harrison, & S. Huntington, Culture Matters (pp. 32-33). Nueva York: Basic Books.
Sachs, J. (2015). The age of sustainable development. Nueva York : Columbia University.
Que buen post amigo suerte por aqui yo soy @djnoel un saludo ;)
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Es agradable leer propuestas a la crisis.
Con respecto a lo que dices sobre "una sala de discusión donde participe un representante de cada grupo que hace vida en el país", en teoría ese papel de representación de los sectores de la sociedad correspondería al órgano legislativo... aunque actualmente no pareciera que la Asamblea sea muy representativa.
Y también creo que hay una respuesta en el cambio de las instituciones.