EL GRAN LOPE
Hoy dedica Google su portada a nuestro gran Lope, pues nació un 25 de noviembre, allá por 1562.
Este maestro de la lengua, incontenible torrente de versos y amores, es el más genial tarambana que ha dado nuestra literatura. Querido, admirado, aclamado y glorificado, su público corría a ver sus comedias, y por Madrid corría una oración que rezaba: “Creo en Lope de Vega todopoderoso, poeta del cielo y de la tierra…”: de inmediato intervino La Inquisición, que no podía consentir el endiosamiento de aquel empecatado amador.
Nuestro grandísimo Cervantes, su rival, se rindió a su ingenio de comediógrafo con estas hermosas palabras: “Y entró luego el monstruo de la naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzose con la monarquía cómica. Avasalló y puso debajo de su jurisdicción a todos los farsantes; llenó el mundo de comedias propias, felices y bien razonadas; y tantas, que pasan de diez mil pliegos los que tiene escritos, y todas, que es una de las mayores cosas que puede decirse, las he visto representar u oído decir por lo menos que se han representado; y si algunos, que hay muchos, han querido entrar a la parte y gloria de sus trabajos, todos juntos no llegan en lo que han escrito a la mitad de lo que él solo…”
Para recordarle, traigo aquí un soneto: de su contenido, todos sabemos; pero ninguno de nosotros podría poner en palabras, como hizo Lope, las paradojas de nuestras locuras de amar:
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño…
Esto es amor: quien lo probó lo sabe.