Llenarse los ojos de verde
Saludos mis queridos lectores. Este fin de semana tuve la oportunidad de hacer un alto y tomarme un descanso. De esta maravillosa experiencia extraigo mi reflexión del día de hoy.
En el mundo actual, es común escuchar decir "no tengo tiempo". Vivimos ocupados, agitados, entregados a un sinfín de tareas que, si bien es cierto son necesarias, en ocasiones no nos proporcionan satisfacción alguna. Vamos de la casa al trabajo con poco espacio para hacer una pausa. Y si estamos en Venezuela, sumemos a eso las colas, la escasez, el racionamiento eléctrico, la falta de transporte y de efectivo, las fallas en las telecomunicaciones, carencia de servicios vitales como el agua, el aseo urbano y pare usted de contar.
Ciertamente no está en nuestras manos cambiar la situación, pero si podemos modificar nuestra actitud, y qué mejor manera de hacerlo que tomar un respiro, hacer una pausa y "llenarnos los ojos de verde". Para aquellos que vivimos en la ciudad, rara vez tenemos contacto con la naturaleza, y ésta nos puede proporcionar grandes dosis de vitalidad si acudimos a ella con atención y apertura.
De esta manera inicié mi fin de semana. El verde inundó mis pupilas y con ello llegó a mí una sensación de bienestar y serenidad necesarias para recargarse de energía. Inicié el camino hacia las costas mirandinas, y matices de verdes se explayaban por las montañas permitiendo dejar a un lado el común agobio del día a día.
En ocasiones el asfalto se hace pesado y necesitamos que la naturaleza nos comunique su vida en plenitud. Quizá no podamos desplazarnos grandes distancias, tal vez haya en nuestra localidad un parque, un jardín botánico o una plaza. O simplemente podemos acudir al pequeño jardín que tenemos en casa. El contacto con la naturaleza nos ayuda a comprender que somos parte de un todo, nos oxigena, nos comunica una energía que nos renueva. Esto se evidencia en los desplazamientos que hace la población en los días festivos hacia zonas alejadas de la ciudad, donde la naturaleza demuestra su esplendor.
Actividades como un baño de playa, mirar el cielo estrellado, caminar descalzos en la hierba, sembrar una planta o regar un jardín, son experiencias que nos permiten mantener ese nexo con la vida que nos comunica la naturaleza. Si sentimos una atmósfera de paz y bienestar, esta serenidad nos inundará permitiendo que nuestro sistema inmune se estimule mejorando así nuestra condición física.
Eventualmente debemos darnos la oportunidad de recibir una buena dosis de vitalidad haciendo una pausa y buscando contacto con la naturaleza para que nuestros ojos se llenen de verde y nuestro cuerpo de vida.Yo culminé mi fin de semana con un delicioso baño de mar que me renovó inmensamente. Sin embargo debo decir que mi recarga de energía tuvo que ver, principalmente, con el contacto con los seres queridos. La familia, la convivencia, el reencuentro, los ratos contando anécdotas, las risas y la mesa compartida, son un fuente de vitalidad invaluable a la que le dedicaré otro post más adelante.
Por ahora me despido con el buen sabor de esta experiencia y agradeciendo el tiempo que dedican a leer mis líneas. Les comparto las fotografías de este maravilloso fin de semana que yo misma tomé con mi celular Blu Studio C HD. No es igual a captarlo en vivo y directo pero se pueden hacer una idea. Espero sus comentarios para enriquecer mi perspectivas. Hasta un próximo post y "por aquí seguimos".
Muy agradecida!!!
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