Cuando sientes que ser adulto es malo, tienes razón (Parte 1)

in #spanish7 years ago (edited)

José Martí: Una reflexión sobre la infancia y la juventud

Reciban un saludo joven y sonrían. Está mañana estuve pensando sobre que tan rápido crecemos y que tan rápido podemos volver a ser niños. Como lo dije en mi post introductorio la literatura es un espacio tan seguro y cómodo que da para todo. Hoy con su magia me hizo entender que todos somos niños a pesar de que nos comportemos como adultos. Les compartiré una breve reflexión que hice leyendo a José Martí, y que para mi significa un despertar en ese largo camino que tenemos delante y que a veces no sabemos andar. 

Empezaré diciendo que según mi corta experiencia muchas de las corrientes literarias y movimientos artísticos que se fueron manifestando a lo largo de los siglos XVIII y XIX en Hispanoamérica no hacían ninguna alusión que podamos valorar como significativa a una de las etapas más trascendentales de la vida del hombre: la infancia.

Por eso uno de los aspectos que llamó más la  atención en  los escritos de José Martí, es que este haya denominado  La Edad de Oro a una de sus producciones literarias más famosas, su revista de cuentos para niños. Indagando aun más sobre su literatura me di cuenta que este autor dedica gran parte de su obra a la niñez, y la presenta como unas de las etapas más bonitas de la vida. 

   

  Esta fotografia la tomé en el 2012 en la Plaza Bolívar, Mérida, Venezuela  

El valor que a la infancia o niñez  ofrece el autor pasa de ser una época o etapa, para convertirse en un estado mental del hombre. En una pequeña reflexión acerca de esto, quiero mostrarles cómo el autor plasma y trasmite sus ideas acerca de la infancia del hombre, pero también ir descubriendo juntos la manera en que establece una relación entre esta y la juventud. Para ello nos enfocaremos en los siguientes escritos: El Ismaelillo, tres relatos de la Edad de Oro: Bebé y señor Don Pomposo, Nené Traviesa, y La Muñeca negra, y por último Cartas a Maria Mantilla.

En primer lugar reflexionaremos sobre el Ismaelillo, poemario breve que Martí dedica a su hijo, el cual tiene apenas dos años de edad, y vive lejos de su padre. Desde el comienzo estamos frente a la forma infantil del contenido poético cuando aparece el nombre de Ismaelillo, el cual alude a la pequeñez de Ismael, porque tal vez todo lo empequeñecido nos sitúa en esa etapa de ternura que es la infancia. El breve prefacio que da inicio al poemario expone que la adultez resulta agobiante y por ello el padre desea refugiarse en el pequeño hijo. El padre guarda cierta esperanza en la mejora de la humanidad y en el provecho de las virtudes, pero siempre esa esperanza está ligada a la infancia, y en este caso a su hijo que para él la representa. Les presento el primer poema:  

Príncipe enano 

Para un príncipe enano se hace esta fiesta. 

Tiene guedejas, blandas guedejas; 

Por sobre el hombro blanco luengas le cuelgan. 

Sus dos ojos parecen estrellas negras: 

¡Vuelan, brillan, palpitan , relampaguean!

 El para mí es corona, almohada, espuela. 

Mi mano, que así embrida potros y hienas, 

Va, mansa y obediente,donde él la lleva. 

¡Con su gozo mi sangre se hincha, o se seca! 

Para un príncipe enano se hace esta fiesta. 

Tal es, cuando a mis ojos su imagen llega, 

Cual si en lóbrego antro pálida estrella, 

Con fulgor de ópalo todo vistiera. 

Su paso la sombra matices muestra, 

Como al sol que las hiere las nubes negras. 

¡Heme ya puesto en armas, en la pelea! 

Quiere el príncipe enano Que a luchar vuelva: 

¡El para mí es corona, Almohada, espuela! 

¿Conque mi dueño quiere que a vivir vuelva? 

¡Venga mi caballero por esta senda!

 ¡Entrese mi tirano por esta cueva!

 ¡Déjeme que la vida a él, a él ofrezca! 

Para un príncipe enano se hace esta fiesta. 

  Mi pequeña fauna

Aquí, más que un poema podemos observar la narración de un gran desfile, un acto en movimiento de la gran fiesta que se ha dispuesto para el príncipe, donde el objetivo es que el niño sea feliz. Sin embargo esa misma alegría del niño, es capaz de poner al padre en el lugar del niño y alejar esa actitud seria que se adopta en la adultez. La niñez es representada bajo la imagen de una luz resplandeciente que todo  lo ilumina. Esa luz que emanan los niños es capaz de revivir al adulto, retornándolo a la verdadera vida que es la infancia.  

Mi apreciación sobre la adultez es bastante tormentosa, porque a veces he sentido que crecer es como la punta de una aguja de tejer, por un lado puedes tejer mucho y muy bonitas piezas, y por el otro te puedes olvidar de los pequeños hilos que vas dejando atrás. Yo soy tejedora de oficio y he sentido eso muchas veces. Hace muchos años para combatir un poco todo eso de ser adulta, me he puesto en la tarea de coleccionar miniaturas. Aquí les dejo mis fotos y espero que disfruten de mi tesoro más grande: Mi mundo empequeñecido. 

  Mis libros más pequeños del mundo  

Objetos "minis"

Mi cofrecito y su pergamino