Son los antiguos bajos de los instrumentos de viento metálicos. El serpentón se fabrica con madera pero por su timbre se clasifica dentro de este grupo. El antecesor directo de ambos instrumentos es el "buculus" o "boculos" que se fabricaba en el medioevo con cuernos de animales. Casi igual al shofar hebreo que tan magistralmente toca Phill Driscoll , solo que de un tono más grave por acoplamiento de un tronco hueco de madera.

En el siglo XVI, el clérigo francés Edmé Guillaume inventó el serpentón con dos tubos de madera acoplados en forma de S y recubiertos de cuero. El propósito era hacer el bajo continuo a los coros en iglesias pobres que no contaban con un órgano. El serpentón pasó a formar parte de las bandas militares en el siglo XVIII y se agregó a las orquestas sinfónicas en el siglo XIX para luego caer en desuso. Michel  Godard lo rescata en el siglo XX

Héctor Berlioz era un investigador minucioso en todo lo relacionado con instrumentación. Experimentaba y llevaba un registro detallado de sonidos.  En 1830 realizó diversos ensayos con "bajos" del grupo de vientos de metal para componer su "Sinfonía Fantástica", valoró positivamente ambos instrumentos y los incluyó en su obra.

El serpentón dejó de usarse en el siglo XIX . Sólo Verdi en la ópera "Las Vísperas Sicilianas" y Wagner en "Rienzi" recurren al instrumento. Por su parte, Johan Hummel (1778-1837) quien fue alumno de Mozart y uno de los mejores compositores de su tiempo, dio rienda suelta a su imaginación con esta fantasía para oficleido. En adelante, al serpentón le agregarían llaves para convertirlo en "bass horn" y luego pistones para transformarlo en tuba.