Amantes del río (poema propio)
Una noche gitana
a la luz de la luna
se encuentran los amantes
a la orilla del río.
La noche, la bruma,
el agua, la luna,
fueron testigos silentes
de aquel amor tan sagrado.
Ella lo amaba,
él a ella también,
y un gran amor desbordaba
las pasiones que fueron tantas
en una noche gitana
la de ella, la de él.
Caricias y besos
se fundían suavemente
muy dentro de sus almas,
nada ni nadie los veía
solo la luna gitana.
Ardiente y voraz como el fuego
se amaron toda la noche
y, al clarear el día,
todo era exceso y derroche
lo que la gente veía,
y sin mediar palabras
a él un puñal clavaban,
siendo su sangre gitana
por el río absorbida.
María lo veía,
que su amor se moría
y con él, el destino
de su amor tan sagrado,
que por ser infiel y clandestino
acaba esta historia con llanto
y con los amantes del río.