Otra vez tú, musa.
Duende del alma que habitas mi almohada
y desapareces con la mañana
deslizándote por una ventana.
Elfa, te vi jugando con un hada.
Musa, me tiene inquieto tu llegada.
Antes de soñar pasa una semana:
Tregua nocturna luciendo lejana
espera despierta a nuestra velada.
Pequeña… Tu mar navega mi mente
y olas la inundan, amado duende.
Duende, musa, elfa de alma demente.
Escucho tu risa y no sé dónde,
esto es un sueño del que eres presente:
mis labios preguntan, tu voz responde.
Bonito soneto. Saludos.