Con el mundo en contra (Parte 3): La producción (Cuentos sobre Cine)
(PARTE 1: https://steemit.com/spanish/@alangon/con-el-mundo-en-contra-parte-1-prologo-cuentos-sobre-cine)
(PARTE 2: https://steemit.com/spanish/@alangon/con-el-mundo-en-contra-parte-2-los-cineastas-cuentos-sobre-cine)
Cuando abrió la puerta me percaté que en efecto era hermosa, pero había cosas que se le escaparon al director. Su actriz tenía 5 meses de embarazo. Sin embargo la sorpresa e incomodidad de mi acompañante corroboraron que él tampoco sabía. El rato siguiente, al menos para mí, fue agradable. La muchacha fue muy atenta en todo momento, y se le hacía fácil mostrar afecto. En contraste, Joel parecía un niño malcriado. No quería hablar, e incluso le negó las galletas con café una vez que estuvieron servidas en la mesa. Solo volvió a ser él mismo cuando tomó protagonismo. Ella y yo entendimos a través de miradas que no debíamos interrumpirlo. A Joel le molestaba hasta que nos viéramos. Su inspiración, renovada, era sagrada.
(Foto por Alejandro Rodríguez)
Cuando llegó el esposo, el director no podía creer que su antigua novia se hubiera casado sin avisarle. Yo esperaba lo peor. Por lo general ex’s no son bienvenidos a las casas de las conyugues y Joel tiene un mal temperamento. No obstante Martin resultó ser la persona más tierna del mundo. A pesar de la hostilidad de Joel, estaba muy entusiasmado por el proyecto ¡Incluso con las escenas de desnudos abstractos! Para ser un ingeniero mecánico sentía mucha curiosidad por las artes.
(Foto por Alejandro Rodríguez)
Martin nos ofreció una pizza, pero por el orgullo de Joel, y porque mi chiste sobre ofrecerle un papel en el corto al conyugue no caló bien con su concepto autobiográfico, nos fuimos apresuradamente. Lo último que el director me dijo el director en el ascensor, luego de un largo silencio, fue si existía la posibilidad de hacerla abortar. Tras un breve escalofrío le respondí que podríamos resolverlo de otra manera, y más tarde fue inevitable pensar en el corto de Diego.
(Selfie. Foto por Cristina Do Nascimento)
Cuando llegué a la locación, los estudiantes de UNEARTE ya habían montado su equipo. El apartamento estaba ubicado en una de las tantas zonas populares de Caracas. Rodeado de barrios como un castillo de arena en la orilla de la playa. De los que habitaban la casa solo estaba el niño. Mientras la producción trabajaba, él veía youtube con los audífonos puestos. Por el decorado del cuarto y el contenido de su monitor, pude apreciar que el niño era fan de los superhéroes. Las paredes estaban forradas con calcomanías de Los Vengadores y otros súper héroes como Batman, Superman y Chávez. A pesar que las calcomanías no coincidían con los colores reales de los personajes (Thor era negro y su ropa naranja), el pequeño se los sabía de memoria y era un erudito tanto de las películas como de los comics. Me preguntó si íbamos a hacer una película de ese tipo y yo le dije que algo así.
(Imagen Autorizada. Foto por Alejandro Rodríguez)
Las cámaras, luces y microfonía eran muy buenos. El director me dijo que iban a grabar en alta definición (4K) y después le iban a bajar la calidad en edición. Incluso estaba pensando en darle un look vertical, como si fuera grabado de un teléfono "Nokia". Luego se sentó con el niño y se pusieron a hablar del personaje. Otra cosa que me llamó la atención fue el televisor de plasma en la sala, con Direct TV y su equipo de sonido. Con la excepción de haber televisores de este tipo en cada cuarto, el resto de la casa era más bien humilde. Había cajas CLAP que eran de los dueños, y otras de utilería, mucho más desgastadas que trajo la producción. Mientras esperábamos a los padres, algunos me preguntaron donde estudiaba y les dije que en la UCV. Me dijeron que ahí no se hacía cine y yo les dije que más bien se hacía poco y que estabamos a la orden para para ayudar a las otras escuelas con sus cojeras teóricas. A uno de ellos, el Media Manager, le hizo gracia mi comentario y nos sentamos a conversar.
(CLAP. Por Alejandro Rodríguez)
El papá y la mamá llegaron a la casa con un bulto enorme de harina PAN y le pidieron ayuda al equipo para guardarlo. La habitación/deposito estaba cerrada con candado. No me dejaron grabar, pero pude ver que tenían muchas cosas ahí adentro. Destacaba la comida, pero también había diversos productos de higiene personal. Cerraron la puerta. Los de dirección de arte y vestuario se los llevaron para prepararlos. Mi nuevo compañero me mostró una cadena desde su celular. El dueño de la casa vendía la harina a un sobre precio que para el momento en que escribo ya está devaluado.
El director se empeñó en usar el cuarto del niño. Dentro de la locación había tres cuartos propiamente dichos. El de los padres, el que se usaba para guardar los bultos de comida y el del pequeño. Ante las negativas del niño, el resto del grupo insistió en grabar la escena en el cuarto de los padres, o mover los bultos a otra parte. Hasta el productor no tenía problemas con grabar otro día y preparar el cuarto deposito con tal de no ver llorar al chamo. Pero director se negó y mandó a quitar las calcomanías de la pared. El padre, como consuelo, le dijo a su hijo que hay que hacer lo que los directores digan.
La computadora también salió, y fueron pocos los juguetes que quedaron. Lo único que permaneció del éxodo iconográfico fue la calcomanía de Chávez. El cuarto se veía realmente pobre. La pegatina había dejado marcas y rasgaduras en la pared. El niño lloraba de verdad, y transmitía de forma muy creíble la perdida de todo lo que se aprecia. Podemos decir que el director consiguió su escena.
(Sin pilas, con Tapa. Foto por Armando Mendoza)
Diego me pidió disculpas por la tardanza. Cayó en esa terrible zanja de escritura de guion que viene representada por la pregunta: ¿Esto entra dentro de la estructura de 5 actos? Comprendo su predicamento, y como su re-estructuración exhaustiva duró un día (en el cual hizo 5 drafts) no me pareció tan grave. Todo estaba preparado, pero el azar, como siempre, hizo acto de presencia. La actriz no quería colaborar. A pesar de los insistentes recordatorios del hermano, ella decidió cuadrar una reunión con sus amigos esa noche. Por ende le daba pena que la vieran. A ellos les prohibimos varias veces que entraran en la cocina, pero no hicieron caso. Los que se ofrecieron como asistentes se reían con cada orden. Botar mezcla de gelatina desde el vestido con una inyectadora al parecer era muy gracioso. La timidez de Diego fue otro incitador. Llegó a tal punto en que yo mismo los eché y me quedé con el director.
(Foto por Alejandro Rodríguez)
De la grabación del corto de Joel no tengo mucho que contar. Fue un desorden. Hizo todos los preparativos a última hora, con la idea de encontrar inspiración durante la grabación. No había storyboard ni lista de planos. Tras 100 llamadas de confirmación y reconfirmación, los actores desaparecieron. Resolvió con la chica más inexpresiva del mundo, y el chamo de las chichas que le tenía ganas a él. Para colmo había pedido la locación por dos horas, y en los ensayos y la colocación de la cámara se fueron tres. Para ganar más tiempo el autor se tuvo que besar con la dueña del apartamento (una señora de unos 49 años que no estaba nada mal) mientras nosotros terminamos de grabar sin él.
(Foto por Alejandro Rodríguez)
Días antes del festival me comuniqué con Cristina, y le pregunté si podía ayudar a Diego con su cortometraje. Dijo que si cuando le expliqué que Joel no tenía nada que ver. Ese día no había nadie en la casa. Éramos nosotros y el aborto del anticristo. El instinto materno recién adquirido de Cristina dotó a Diego de una seguridad insospechada. Él demostró tener un gran talento para trabajar con los actores y los demás miembros del equipo. Cabe destacar que Martin gozó un mundo con su rol de efectos especiales. Hizo correr sangre en el buen sentido de la palabra.
(There Will Be Blood. Foto por Alejandro Rodríguez)
Genial, de verdad me place leer estas anecdotas. Y aunque no estoy involucrados, hasta cierto punto las encuentro mias, cotidianas, como parte de mi y mi gente, la forma en que describes todo, no exento de absurdismo ni humor, es la vida del artista.
Luis, de nuevo, muchas gracias por leerme. Creo que ese ha sido el gran reto de esta semana, hacer que lo que se cuenta se sienta cercano a pesar de lo delirantes que pueden llegar a ser las situaciones. De todas formas, tengo fe en lo absurdo de lo cotidiano, y más aún cuando uno trata de hacer cine. Un abrazo.
Si, yo siempre he pensado que la realidad siempre se torna tan inverosimil como la ficcion. Sigue asi, es un placer leerte
Jajaja bueno, te comento que inverosímil es una de mis palabras favoritas, sino mi favorita. Mi banda se llama así, y mi productora Kamikaze Inverosímil. Creo que cuando termine la serie de cuentos publico un corto para que nos divirtamos un rato.
Estuvo genial la historia, me hubiera encantado ver más imágenes. Saludos @alangon.
Recuerda que se le borraron del disco duro Frida, es una suerte que estas existan jajaja. Gracias por el voto y el comentario, un abrazo.
Alan, qué es esto, tú quieres que yo sea una muchacha seria y al mismo tiempo publicas esto a la vista de todos, corriendo el peligro de que yo lo lea? No PUEDE ser.
jajaja, debo admitir que casi nunca leo los posts completos, por muy organizados y bien hechos, me aburro rápido, pero con el tuyo ni siquiera sabía muy bien de qué iba la cosa y me atrapó. No sé si es que narras de forma entretenida o tus cuentos son tan entretenidos que se cuentan solos, jajaja
Saludosss
Emiliana, yo nunca te pedí que seas una muchacha seria, solo que vieras The Raid 2 (algo de gente seria, es verdad jaja). Muchas gracias, me alegro que te gustara y lo leyeras hasta el final. Me esforcé para que los cuentos fueran divertidos y se leyeran de manera divertida :)
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