Capítulo 48 | Alma sacrificada [Parte 1]

in #spanish7 years ago

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Rodé el anillo de matrimonio en mi dedo anular y encorvé mi cuerpo sobre el escritorio. Decirle a Naomi la verdad no era algo que estuviese en mi lista blanca, y aun así, los golpes en mi rostro y la sangre que cubría mi ropa, no era algo que pudiera ocultar tras la mentira de un robo o un ajuste de cuentas. Tuve que contarle la verdad, toda la verdad. Naomi me maldijo y me escupió el rostro. Me dijo que era la peor escoria sobre la faz de la tierra, sin olvidar que jamás me perdonaría esa infidelidad.

Lanzó mi ropa a la nieve y le prendió fuego. Hizo una hoguera para los indigentes, con mis cosas. Al fuego abrazador del jardín, lanzó la argolla de bodas y todas aquellas promesas que nos hicimos en el altar. Me gritó que llamaría a su abogado para la disolución del matrimonio y la patria potestad total de mi hijo. Me impidió verlo por días enteros, hasta que la fiscal que llevaba el caso dictaminó que podía verlo.
Dawson era demasiado pequeño para entender los errores que cometí y el precio que debía pagar por ellos. Me dolía saber que mi hijo me aborrecería cuando tuviera sentido de la razón y entendiera que su padre fue un maldito desgraciado que engañó a su madre durante ocho años. Naomi nunca me lo perdonaría y regresar con Skyler no era una opción. Yo la amaba, lo hacía, pero una parte de mí me golpeaba cada vez que pensaba en ella. Skyler esperaba un hijo, y yo no me sentía feliz por ello.
Sentía que aún engañaba a Naomi, cuando lo nuestro lo disolvían los abogados. Allí, mirando el anillo que ella me colocó en medio de sus votos matrimoniales, sentí el aro quemar mi piel. Me sentía tan fuera de confort, tan alejado de la felicidad y tan miserable, que parte del trabajo se me vino encima. Ezra me abandonó, Naomi me echó de la casa y Skyler no dejaba de llamarme preguntándome qué haríamos. Ella se enteró que mi matrimonio terminó y guardaba la esperanza de que me mudara con ella.
Yo amé durante años a dos mujeres que nunca se pelearon por mí y mantuvieron su distancia. Mantuve mi gran mentira durante ocho años, viéndome a escondidas con una mujer que también engañaba a su esposo. ¿Existían perdón para nosotros? La realidad era que no tenía respuestas para todas mis interrogantes, pero el destino se encargó de hacernos saber si esas personas tenían el poder de perdonarnos o explotarnos.
—Señor Rothman —llamó mi secretaria desde la puerta, con una falda ajustada y una sonrisa roja en sus labios—. Su cita de las nueve acaba de llegar.
—Gracias. —Reacomodé mi cuerpo en la silla—. Hágala pasar.
Olvidé por completo la reunión urgente que le pidieron a mi secretaria. No quería verlo una vez más y debatir de nuevo un tema que creí cerrado, pero él insistió tanto en vernos, que fue imposible negarme. Quería olvidar por un momento que mi vida estaba arruinada y solo tenía un cuarto de hotel al que regresar. Una parte de mí quería sufrir una lobotomía y regresar al pasado, cuando mi vida no era tan complicada.
A través de las paredes de cristal, distinguí el cuerpo de Andrew acercarse a paso constante. La secretaria se colocó de pie y abrió la puerta por él. Me coloqué de pie y ajusté el botón de mi chaqueta, justo cuando Andrew se quitó el sombrero y extendió su mano derecha. Sentí sus dedos callosos y la aspereza de su toque, junto al calor de su palma. Observé una sonrisa expandirse por sus labios y a una persona acercarse a la secretaria. No sabía que Andrew contaba con guardaespaldas.
—Steven —saludó y soltó mi mano—. Me alegra que pudieras recibirme. Tú y yo aún tenemos asuntos que resolver. No se me ha olvidado el tema de la sociedad.
—Andrew. —Me senté detrás del escritorio—. Creí que todo había quedado claro.
—Vengo por otro negocio.
Señalé la silla frente a él y lo observé desplomarse sobre ella. La mayoría de los inmuebles y los cristales fueron reemplazados después de la pelea con Ezra. Saqué de mi fideicomiso dinero para suplantar todo lo que él quebró y olvidar un poco la sangre esparcida en el suelo, junto a los cristales y los litros de licor. Desviar la mirada de Andrew a la mesa de los licores, me recordaba la furia en los ojos de Ezra.
Cerré un segundo los ojos y relamí mi labio inferior.
—Tú dirás. Andrew.
—Quiero que me vendas las acciones de Ezra Wilde —soltó de pronto, tras quitar el botón de su chaqueta y colgar el sombrero en su rodilla—. Sé que él se desligó de la compañía, y yo busco algo en lo que invertir. Sé que mi padre maneja muy bien el negocio y que somos enemigos públicos, pero el viejo me hartó y quiero buscar algo propio. Sé que esta es una compañía sólida, y por ello te elegí a tu primero.
Vender las acciones de Ezra no era algo debatible ni un tema sobre la mesa. Ezra y yo podíamos ser enemigos por culpa de Skyler, sin embargo sentía que lo defraudaba si vendía algo que prácticamente le regalé. Ezra se ganó su puesto con trabajo, pero las acciones fueron parte de un esfuerzo y un regalo más grande. Sabía muy bien que Ezra me lanzó las acciones en el rostro y se desligó de todo, aun cuando le supliqué que no hiciera algo de lo que se podía arrepentir. Yo quería que Ezra volviera, así que no planeaba vender algo que siempre fue suyo, y eso no lo entendía Andrew.
Andrew era un hombre poderoso y que podía desaparecer a una persona con un chasquido de dedos. Todo lo que se proponía lo conseguía, y su mirada se clavó en mi compañía y las acciones de Ezra. El problema radicaba en que se no las vendía, él las obtendría de cualquier otra forma, así tuviera que correr para conseguirlas. De igual forma, Ezra nunca le temió, y la mejor forma de honrarlo era siguiendo su lema. Yo tampoco tenía que temerle o le infundiría un poder mayor sobre mí.
Reacomodé mi cuerpo y me coloqué de pie. Caminé hasta la mesa de los licores y serví dos vasos de whisky. Caminé de regreso y coloqué uno en su mano derecha. Di vuelta de nuevo al escritorio y recosté mi cintura de la orilla lateral.
—¿Por qué yo? —pregunté tras ingerir un poco de whisky.
—Sé que tratas bien a tus vaqueros y tienes a los mejores coleccionistas del país. Sé que mi dinero estará protegido contigo. He estado detrás de tu durante años, y no pienso esperar más, Steven. Este es la última oportunidad que te doy. —Andrew ingirió todo el trago y batió el vaso contra el cristal del escritorio—. ¿Qué dices? ¿Firmamos?
Dejé el trago sobre la mesa y apreté mis manos en el espaldar de la silla. Socavé una sonrisa y carraspeé mi garganta. En las palabras de Andrew noté una dosis baja de amenazas. Estaba implícita entre líneas, como un mensaje no tan difícil de descifrar. Él pensaba que con unas amenazas vacías lograría lo imposible. Jamás podría aliarme con una persona que compraba a todas las personas que lo rodeaban y tenía conexiones con el bajo mundo. Conocía a Andrew lo suficiente para saber que no era de fiar.
—Creo que aún no lo entiendes, aunque te lo he explicado por años —pronuncié con la mirada en el sombrero sobre su rodilla—. Yo jamás me aliaré contigo. Primero muerto que pertenecer al mismo lugar que tú, o ser siquiera comparado contigo.
—No es la respuesta que quiero oír.
Andrew se colocó de pie y frotó la parte superior de su sombrero con el muslo izquierdo. Tragué la saliva en mi boca y di un paso adelante. Guardé la silla tras el escritorio y noté la forma en la que el hombre afuera miraba a mi secretaria. No me gustaba esa corazonada que golpeaba mi pecho o esa gota de sudor temeroso que resbaló por mi columna. Andrea no era una persona pacífica, y yo nunca fui violento.
—¿Es lo que dirás, Steven?
—No quiero tratos contigo, Andrew. Ni ahora, ni mañana, ni nunca —reiteré con las manos en los bolsillos—. Es mi última palabra.
Él colocó de nuevo el sombrero sobre su cabeza y dio un paso adelante. Sujetó la fotografía de mi hijo entre sus manos, poco antes de regresarla a su lugar y jugar con un sombrero de metal que un cliente me regaló. Él comenzó a caminar de un lado al otro, se preparó otro trago y regresó al escritorio. Yo lo observé desde mi posición, con las temblorosas manos dentro de los bolsillos y la dura línea entre mis cejas.
—Sabes, Steven. Debería temerte —articuló y arrojó el licor en su garganta, antes de batir el vaso contra el suelo—. Te acuestas con la mujer de tus socios. Tendré que atar la mía a la cama, o podría arrojarse sobre ti como la zorra de Skyler.
—Cuidado con lo que dices —mascullé.
Skyler podía ser la zorra que todo el mundo decía, pero era la madre de mi hijo y la mujer que amé por una cuarta parte de mi vida. No toleraría que terceras personas que no tenían nada que ver con nosotros, le colocaran adjetivos indignos de ella. Y sí, podía notar lo idiota que sonaba al defenderla, sin embargo me sentía atado de ella de una forma que aún no entendía. Así que escuchar la palabra zorra de la boca de Andrew, activó mis escudos protectoras y esa zona de mi cerebro que aún la defendía.
Andrew caminó sobre los trozos de cristal del vaso y ajustó su sombrero.
—Ay por favor, Steven. —Retrocedió, caminó hasta mi posición junto al escritorio y desplomó su mano sobre mi hombro—. ¡Esa mujer no es más que una vulgar zorra!
—¡Te dije que cerraras la boca!
Sujeté el cuello de su chaqueta con ambas manos y lo empujé. Él trastabilló y soltó una diabólica risa. Andrew me erizó la piel, cuando miró atrás y el hombre detrás de él asintió. Andrew reacomodó su chaqueta y carraspeó la garganta. Él no tenía intenciones de pelear conmigo o romperme algún hueso. Las oscuras intenciones de Andrew no se limitaban a verme sangrar una vez más. Lo suyo era maquiavélico e hiriente.
—¿Por qué defiendes lo indefendible? —preguntó.
—Porque es la madre de mi hijo.
—¿Esta embarazada? —Andrew amplió su sonrisa y me permitió ver la gran cantidad de dientes—. Uff. Esto será aún mejor con un mocoso en medio.
—¿De qué hablas?
Andrew tenía planes macabros ocultos detrás de esa sonrisa blancuzca que me encandilaba. Él no llegó como la mansa paloma que se mostraba o la persona que haría hasta lo imposible con convencerme de buena manera. Andrew iba con planes de acabar con todo lo que tanto me costó construir. Él era capaz de derrumbar toda mi vida y bailar sobre las cenizas. Lo que Andrew hizo, nunca podría perdonárselo.
—¿Creíste que venía a hablar de negocios? ¿Qué te daría otra oportunidad para que me vendieras tu parte o te asociaras conmigo? —Dio media vuelta y caminó a la puerta—. Eres más ingenuo de lo que pensé. Esto solo fue una distracción para que las personas que sí quieren hacerte daño, lo consigan. Todos somos peones del tablero.
Hizo un ademán con su cabeza al hombre afuera. El sujeto extrajo una pistola de su espalda y le disparó a mi secretaria. Con la primera detonación, una estela más de ellas se propiciaron en todo el edificio. Las detonaciones aumentaban al paso de los segundos. Los gritos de las personas golpeaban las paredes y mi corazón se detuvo cuando las balas cesaron y un sonido más fuerte movió los cimientos del edificio.
—¡No! —grité con todas mis fuerzas—. ¡¿Qué hacen?!
—Acabamos con todo. —Amplió su sonrisa, cerró los ojos y se limitó a escuchar las detonaciones en la planta baja—. Todo lo que te importa se consumirá a cenizas y el imperio que creías tener no será más que la noticia de un periódico tercermundista.
Me sujeté del escritorio cuando las ventanas se quebraron y los gritos aumentaron. Observé una calada de humo elevarse hacia el cielo y los gritos aumentar de potencia. Escuché de nuevo otra detonación, antes de arrojarme sobre Andrew con sed de venganza. Él extrajo un arma de fuego y me apuntó. Esa no sería una pelea a puños. Él se movió cuando el edificio se tambaleo y más vidrios se rompieron.
Estaban acabando con toda mi vida, mi mundo y mis esperanzas. Todo lo que me quedaba era el edificio, y se estaba consumiendo a cenizas. Sentía la impotencia correr por mi cuerpo, mi corazón estallar en el pecho y mis dientes apretarse entre ellos hasta sangrar. ¿Qué persona era capaz de provocar un genocidio como ese? Masacraban a mis empleados, los torturaban o los mataban a sangre fría, como su fuera un fusilamiento.
—Debiste venderme tu parte cuando aún valía la pena. Ahora no solo tendré a todos tus jinetes, sino que tú no serás nada. Nadie volverá a confiar en un hombre al que lo atacan por lavado de dinero y contrabando. Tú no serás más que polvo de ahora en adelante, y muchas personas te odiarán por aquello que ocultabas detrás de la fachada de empresario modelo. —Dio un paso más cerca y colocó el arma en mi pecho, sobre el corazón—. No eres nada ahora, Steven Rothman. Estás acabado.
Me sentía impotente ante todo lo que ellos hacían. No tenía idea de cuántos eran o de parte de quien venían. Me resultaba complejo pensar que Andrew tenía la mentalidad o la inteligencia necesaria para hacer todo eso. Quizá lo subestimé y eso me causó un mayor desequilibrio. Con su pistola en mi pecho permanecimos hasta que el edificio dejó de tambalearse y los gritos cesaron un poco. Aún quedaba la desesperación y los muertos en el suelo. Me resultaba complicado entender que todo había terminado.
—Esos sonidos, esos gritos, son tan excitantes. —Rodó la pistola por mi pecho y al final la alejó de mi cuerpo—. Y pensar que alguien la pasará peor.
Aun con la pistola entre nosotros, di un paso adelante. Andrew podía hacer conmigo lo que quisiera, pero no le permitiría colocarle un dedo encima a mi hijo o a Naomi. Ellos eran lo único puro que aún tenía mi vida, y aunque no estábamos juntos, nunca dejaría que los lastimaran por mi culpa. El problema de Andrew era conmigo, no con ellos. Sentí de nuevo la pistola en mi cuerpo al acercarme lo suficiente.
—No le hagas nada a mi hijo o a Naomi —advertí sin temor a las consecuencias por defenderlos—. Si me entero que les hiciste algo, yo…
—Cálmate, sí. Ellos están bien. —Guardó el arma en la parte trasera de su pantalón y ajustó el sombrero—. Tu amante si debería cuidarse.
Dio media vuelta y caminó sobre los vidrios de las paredes. Parpadeé un par de veces y sentí un fuerte golpe en el pecho. Andrew haría lo que fuera para conseguir mi rendición, así que si no podía tocar a Naomi, lo haría con Skyler. Cuando su cuerpo salía por la abertura, troté y tiré de su codo. En el suelo sollozaba mi secretaria y el montón de escombros llenaba los pasillos. Era una vista tétrica.
—¿Qué piensan hacerle? —pregunté.
—Una elección.
Él se desligó de mi codo y caminó a la salida. Antes de perderse detrás del humo, giró la cabeza y dibujó otra sonrisa en sus labios.
—Si aún quieres verla con vida, corre.

Sort:  

Oh no esa es una crueldad y saber que maxsicopata esta detras de todo eso es un horror murio gente inosente steve no se merecia eso no es justo y auque skyperra sea eso no creo que se meresca morir ese maxsicopata es peor de lo que me imagine porque se que el este detras de todo eso 💘❣❣😱😈😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭

Ese adrew es el mismo diablo pero no es mas que un peon de maxsicopata y ahora que me da pena por lo que le hagan a skyperra. 😣

¡¡¡Oh por Dios!!!

Yajureeee...

¡Yajureeeeeeeeeeeeeee!

¡¡¡YAJUREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!

¡Demonios! Estoy fangirleando como nunca 😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍

El inicio del fin, señoras y señores 😈😈😈😈😈😈😈😈

Tengo mucho y nada qué decir:

  1. Me parece fantástico lo que Naomi le hizo a las cosas de Steven y él que diga que le fue bien, cualquier otra mujer habría terminado de romperle los dientes y le hubiese pateado cierta parte del cuerpo que le dolería mucho xD

  2. Me encanta Steven, no sólo por ser otro rico y sexy vaquerito como Ezra, sino porque (quitando lo de Skyler) es alguien que se mantiene leal a la amistad que tiene con Ezra. Ya sé que muchas dirán que esto no es cierto, pero lo es. La cagó, sí. Pero nunca le ha deseado un mal a Ezra, acepta su error y se mantiene fiel a lo de no aliarse con el enemigo de su rival de amor.

  3. Sí, quise golpearlo por defender a Skyler aunque lo comprendo. ¡Maldita sea, lo comprendo! 😪

  4. Por último, lo siento mucho por los empleados. Son inocentes daños colaterales, pero era necesario llegar a este punto. Aquí comienzan todas a querer lincharme :v Que Steven corra todo lo que quiera, algo me dice que va a llegar muy, pero que muy tarde 😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈

Fin de la transmisión :3

ese tipo es un monstruo xq tanta maldad con personas inocentes..
pero me perdi, xq tanto mal solo x no asociarsr y ahora mas daño con Skyler ainqie sr merece lo peor x ser traidores esp ya es mucho...
veamos como termina

Aime estoy sorprendida estuvo bien lo de Nahomi porque no se merecía el engaño de Steven pero lo del insendio realmente fue una masacre Steven no merecía perder todo en manos del maldito de Andrew ni del psicopata de Max fue muy cruel, en cuanto a Skyler pues no me da pena lo que le pase quizá se ve feo pero todas pedían su muerte y pues así es esto unos viven y otros mueren va a ser cruel pero si murió Clarice que era más inocente y gente que no tenía nada que ver en el asunto incluso el bb de Andrea y Ezra pues como no moriría la perra de Skyler excelente capitulo que empiece el show y lo bueno.

Creo que Steven ya tenia su castigo con dejarlo Naomi. Una pena tanta masacre. A Skyler.no me importa para nada lo que le pase. Lo que sea lo merece. Obvio que Max está detrás de todo esto.

La reacción d Naomi era la esperada, odiar y desterrar a Steven d su vida x tan cruel engaño. El no tenía nada a su favor. Regresar con Skyler ya hubiese sido el colmo d la traición, aunque ocuparse d su hijo sí le corresponde. Serle leal A Ezra como socio era lo mínimo que podía hacer, aunque su amistad se haya roto para siempre. Lo del atentado sí me queda poco claro, Andrew hace entrever q no es sólo su venganza, pero era para tanto? Con q fin?

Dios que no se conozca con Max, porque eso no terminaría nada bien, yo quería que sufran no así, pero como siempre Aime sorprendiendonos

Naomi hizo lo que deben hacer todas las mujeres cuando les montan los cuernos mandarlos para la patagonia y cobrarles los errores. También están puestas nuevamente las garras del cuervo... Creo que Steven pagara demasiado cara su traición y llevara también a su amante a una tortura, que pesar por la empresa y los empleados pero bueno en las guerras siempre caen personas inocentes.

Están todos podridos es que no hay nadie leal!?!