Así es, estamos ante una aventura de tonos oscuros como Inside o Braid. Aunque yo lo he jugado sin saber nada, tan solo vi el arte en la portada y lo descargué de inmediato, en medio de diálogos de personajes (muy a lo Undertale, por cierto) y el vacío que se puede presenciar en aquel pueblo, nos deja saber lo suficiente para no perder la curiosidad de lo que nos embarca esta aventura de plataforma. Sin embargo, no puedo descartar el hecho de que la duración del demo no ha bastado para mostrarnos el lado más siniestro de este juego y lo ha cortado justo cuando parece que la verdadera acción va a comenzar.

De comienzo me envuelven agradables sensaciones por dos cosas que deben ser tan importantes como la historia: la banda sonora y la imagen gráfica. Esta maravillosa ambientación musical quizás desencaje un poco del aspecto sombrío que se nos presenta en la pantalla, pero es tan relajante y pacifica que te invita a explorar hasta encontrarte con tus enemigos. Mágicas y dulces tonadas de piano que te atrapan a esta villa de sueños o, mejor dicho, de pesadillas.

Aunque su creador menciona en su publicación de Kickstarter que se ha inspirado en The Legend of Zelda para el sentimiento de exploración en Once Upon A Coma, yo no puedo dejar pasar el parecido a otro juego exitoso de la industria indie como Limbo, que ha sido un ejemplo a seguir de muchos otros juegos. Tanto por el arte y por esa búsqueda de ese familiar que se ha perdido en un mundo tenebroso.

Thomas Brush no es nuevo en esto de hacer juegos, y ya tiene un currículo en el círculo indie con Pinstripe, juego que le otorgó 5 premiaciones en 2016. Pero antes de este, hace unos 8 años aproximadamente, ya había lanzado Coma, como un juego flash muy corto y con la misma trama que ofrece esta nueva entrega. Las diferencias son claras cuando juegas ambos, porque esta nueva versión es un remake totalmente desde 0.

Lo característico de Thomas Brush, podríamos llamarlo su marca personal, es esta estética tan cuidada y siniestra que pareciera ser sacada del universo de Tim Burton. Tanta calma, tonos sepias y un diseño de personajes algo fantasmales, nos hace sentir realmente atrapados en un sueño, en un profundo coma (lo que me recuerda a una serie animada de culto…).

En cuanto a jugabilidad, como todo juego de plataforma avanzamos hacia un lado de la pantalla, saltamos, e interactuamos con nuestro entorno. Algo que me ha retrasado al comienzo ha sido la falta de instrucciones; que sí, nos movemos con las flechas e interactuamos con la tecla de espacio, pero era imposible adivinar que se saltaba en la “Z”. Por otro lado, Pete, nuestro personaje en esta aventura, tiene un desplazamiento fluido, puede dar saltos muy altos y su ataque es increíblemente rápido. Además, es necesario resaltar que lo más particular y original en el combate es esa gigante hojilla de afeitar que usas como arma y es lo bastante afilada para podar el césped, literalmente. Lo que me ha parecido innecesario es que al comienzo Pete ya parece tener una espada en su cinturón, que no podemos utilizar hasta que encontremos la Occam’s Razor, que justifica ese diseño en el personaje.

No existe una barra de vida y, por el momento, en este demo nuestro personaje no sufre daño al ser atacado por esas arañas enemigas. Entonces el “combate” se hace lo menos interesante, a pesar de que la fluidez con el arma podría hacerlo divertido.

Conclusión:

Con Once Upon A Coma, Thomas Brush, que alega desde siempre haber soñado con hacer videojuegos aunque sobrevivir como independiente en cualquier campo de trabajo es algo duro y arriesgado, nos enseña que la persistencia y la pasión pueden lograr grandes resultados. Desde el diseño de personajes, escenarios, narrativa y música, puedes notar el empeño y cariño en cada escenario, no hay pantallas repetitivas, no hay diálogos sin relevancia, todo tiene un por qué y lo importante no es solo hacerte testigo de la historia, sino que te intereses por ella. Vas de aquí para allá con más preguntas que respuestas mientras disfrutas de un bonito soundtrack y el misterio que acompaña la atmosfera.