Viajes literarios ante mi incapacidad de moverme

Hola, qué tal. Antes que nada, un saludo afectuoso a quienes me leen, agradezco el tiempo que me brindan. En esta ocasión quiero meditar un poco sobre el viaje. Estamos de vacaciones y lo primero que salta a nuestra mente, sea por verdaderas ganas o por inercia social y cultural, la idea de viajar. Yo, en verdad quiero viajar, hace rato que no lo hago. Sin embargo… cha chan.

Resulta que estoy verdaderamente imposibilitado. Eso hay que reconocerlo, causa un poco de frustración. No solo por el hecho de no viajar, sino por el destino mismo. Es un lugar que para mí tiene una carga simbólica muy fuerte, en términos vivenciales. Llegué por primera vez, y conocí, el bello puerto de Mazatlán por el año 2000, un 29 de julio.

Cuando conocí su malecón y su mar, verdaderamente me sentí gratamente feliz. Mi capacidad de asombro se vio extasiado. Ni qué decir de su gente y su comida. En fin, que sé que habrá tiempo de viajar, solo que mis ansias son cada vez mayores. Así que, si tiene la posibilidad de viajar, estimado lector, no lo dude, hágalo. Es algo que no solo el hedonismo sino el espíritu mismo necesita.

En lo que me llega la oportunidad de viajar, me postro gratamente en mi biblioteca personal a refugiarme en mis lecturas. Leeré varias novelas y viajaré en esa esencia espiritual que, se lo propongan o no, los escritores dejan en sus libros en un viaje espiritual. ¿Qué otra cosa no es el ser humano ante este viaje existencial? Y seguro estoy, tendré buenas experiencias cognitivas y estéticas ante esas lecturas.

Y eso es algo que me gustan de la literatura, de la buena literatura, debo precisarlo. Porque, hay que decirlo, empiezan a abundar libros de mala factura, tanto en el manejo literario como de la trama y otros referentes librescos, como la edición, por ejemplo. Eso de la auto publicación, aunque es un derecho y oportunidad que todos tenemos, debe de regularse.

¿Por quién? Por nosotros mismos, si queremos publicar una novela por medio de este mecanismo a través del ejercicio de la honestidad intelectual. Bueno, parece que mi circunloquio se activó.