4 COSAS A DESECHAR PARA ORDENAR TU VIDA
Mientras hablaba con mi hija , ella hizo referencia al libro “La magia del orden” de Marie Kondo, el cual busqué y hojeé rápidamente, más por curiosidad que por otra cosa. Confieso que lo que más me llamó la atención fue descubrir que ese libro con una enseñanza tan elemental haya vendido tantos ejemplares.
Diría que su tema todo trata de desechar y ordenar, desechar cosas y ordenar el espacio físico…
Sin embargo, el libro de Marie Kondo, más allá de las cosas materiales, me llevó a pensar en lo que nos estorba y hace caos de nuestra vida.
La mayoría de las personas nos hacemos acumuladores; andamos como una máquina aspiradora absorbiendo cuanto encontramos en el camino para apropiárnoslo y arrostrarlo con nosotros de entonces en adelante hasta el final de nuestras vidas.
Nos llenamos de cachivaches que ocupan espacio, ensucian, afean y entorpecen nuestro andar. Conviene saber cuáles son.
Cosas inservibles
Los primeros de esos cachivaches son las cosas que una vez fueron útiles pero que ya no sirven o que alguna vez necesitamos y que guardamos por si acaso. Quizás tengamos una o más habitaciones en casa tan solo para guardarlas en cajas polvorientas o las tengamos regadas aquí y allá entorpeciendo nuestro normal desenvolvimiento. Artefactos dañados, equipos obsoletos, ropa pasada de moda, herramientas de trabajos antiguos…
Personas tóxicas
Otro tipo de cachivaches son las personas que en vez de ser motivo de alegría se transforman en nuestro martirio: que irrespetan, quitan y no dan, controlan, amenazan y castigan. A menudo queremos mantener las relaciones con quienes están dispuestos a hacernos daño sin ninguna consideración en función de lo que recibimos alguna vez o de lo que en nuestra imaginación pudieran llegar a ser. Son cambios que jamás llegan, expectativas que no se cumplirán. Pero a esas relaciones egoístas, relaciones tóxicas, hay que ponerles fin y distanciarse de ellas tanto como sea posible.
Actividades poco satisfactorias
Quizás hayas desempeñado alguna actividad a la que le has sacado provecho y te ha dado satisfacción pero puede llegar el momento en que debe llegar a su término, entonces ha llegado la hora de dejarla para empeñarse en un proyecto mejor que provea una experiencia más fructífera y enriquecedora.
El pasado
Un cuarto tipo de cachivache que nos ancla e impide que seamos felices es el pasado. Cuando nos hacemos prisionero del pasado nuestro presente se hace desdichado y se nubla nuestro futuro. Algunos se aferran tanto al pasado que siguen vistiéndose a la usanza de años atrás, se aferran a modismos antiguos, siguen escuchando las mismas canciones y se niegan a adquirir nuevos aprendizajes. Antes de siquiera notarlo, el pasado puede convertirse en un peso que nos retiene e impide vivir en el aquí y el ahora. Por tanto, conviene ir soltando el pasado tan pronto como se hace pasado.
Algunos secretos
Algunos de los secretos para ser felices son soltar lo que ya no nos sirve, no hacer más lo que entorpece nuestro normal desenvolvimiento, dejar ir lo que por razones de tiempo y circunstancias ha de irse, y apartarnos de la gente que nos daña.
Por tanto, vivamos el presente con las cosas y las personas que sean de provecho. Todo lo demás, si no proporciona alegría, descartémoslo. Aunque sea una decisión al principio dolorosa, agradezcamos por lo bueno que fue y por las lecciones aprendidas y luego descartémoslo.
Qué descartar y qué conservar
Qué descartar y qué conservar en nuestras vidas debe determinarse en base a lo que nos hace felices. Lo que tenemos y lo que decidimos dejar de tener determina nuestra satisfacción personal. Tener lo que no conviene, aunque estemos ligados emocionalmente a ello, puede hacernos desdichados. ¿Por qué aferrarnos eso?
Conviene hacer un inventario de nuestras posesiones materiales e inmateriales y realizar una limpieza decidiendo qué conservar y qué desechar. Tomar cada objeto, estudiar nuestras relaciones, analizar nuestro yo interior y preguntarse: “¿Esto me hace feliz?”.
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Quizás, al reajustar la vida y ponerla en orden, nos quedemos con una decoración minimalista. IV