Por ti, me pongo el sombrero
Me he quitado la última espina
del cardo que confundí con rosa
y a ti,
con Principito.
He sangrado más
de lo que (te) hubiese querido.
He tocado el cielo
con la punta de tu cigarro
y en vez de deshacerse
hemos provocado un incendio
del que solo podríamos salir
cada uno por nuestro lado.
Se me dilatan las pupilas
como un eclipse total
que ha dejado de iluminar la lluvia
y nos ha enseñado
que tampoco hay arcoíris
cuando pasa la tormenta.
Que sí, que las cosas se estropean
pero yo tengo a Diógenes vomitando
en el baño de tu piso.
Ha puesto todo el suelo perdido
y he encontrado la uña que perdí
intentando imitar unas manos
que no pudieron ser mías.
He encendido una vela
con la cerilla que casi hizo saltar
todo por los aires
y la luz ha salido disparada.
Será estrella fugaz
para algún desesperado.
He soltado el gatillo
y limpiado la escopeta,
a veces la violencia es la solución.
Que sí.
Que todo lo que sube, baja
pero pensaba que teníamos
suficientes portazos
para no volver a correr por los pasillos
descalzos
sabiendo que hubo huracán de chinchetas
y nadie se paró a recoger-
nos.