El mal actor
Anoche me escapé por un agujero
entre los tablones del suelo
y planté un jardín de tulipanes
en mitad de la autopista.
Con mi camisón de mariposas
bailé entre mi nuevo secreto
a ver si conseguía que lloviera.
Pero la naturaleza
había pausado su curso.
Al despertar,
abrí los párpados
como se abren las puertas
y las mentes
pero no había cambiado nada.
Toda una vida en bolsas de basura
a las que llamábamos recuerdos
y el fantasma, cansado,
sigue sin encontrar paz
porque el miedo no nos deja afrontar
que esto lleva mucho tiempo muerto.
Y nosotros no hemos dejado de bailar,
fingiendo que sigue vivo,
haciendo como que no huele a podrido,
como que no vemos que son moscas
a lo que llamamos mariposas.