[ENG-SPN] Carpe Diem of a sunrise / Carpe Diem de un amanecer

in #photographyyesterday

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Life continues its course, however, irremediably hooked, also, to that other, metaphorical and comparative Wheel of Fortune, indicated by the unalterable spokes that is, always, that dichotomy between dawn and dusk. Every dawn is a precursor to the future; each sunset, on the contrary, is a judge and part of the past. Between one and the other, struggling on the tightrope of possibilities, is that algorithm, subject to multiple variables, that we know as the present.

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The present is, therefore, that result that always awaits us behind the corner, inviting us to live, seducing our imagination to continue moving forward, shaking, with ineffable perseverance, the nerve of a resilience that always tempts us to continue moving forward, overcoming, as best as possible, the inconveniences of a destiny, which, at times, can take the form of a storm. Avoiding their cruel attacks, more than a duty, is an obligation. Perhaps that is why the old Latin poets were not wrong at all, when, with two simple words, they offered the best of remedies: Carpe Diem. Always live in the moment, as if it were your last.

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La vida sigue su curso, no obstante, irremediablemente enganchada, también, a esa otra, metafórica y comparativa Rueda de la Fortuna, señalada por los inalterables radios que es, siempre, esa dicotomía entre el amanecer y el atardecer. Cada amanecer, es precursor del futuro; cada atardecer, por el contrario, es juez y parte del pasado. Entre uno y otro, debatiéndose en la cuerda floja de las posibilidades, se encuentra ese algoritmo, sujeto a múltiples variables, que conocemos con el nombre de presente.

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El presente es, por tanto, ese resultado que nos aguarda siempre detrás de la esquina, invitándonos a vivir, seduciendo nuestra imaginación para continuar avanzando, sacudiendo, con la inefable perseverancia, el nervio de una resiliencia que nos tienta siempre a seguir avanzando, sorteando, lo mejor posible, las inconveniencias de un destino, que, en ocasiones, puede adoptar la forma de una tempestad. Sortear sus crueles embites, más que un deber, es una obligación. Quizás por eso, no erraban, en absoluto, los viejos poetas latinos, cuando, con dos simples palabras, ofrecían el mejor de los remedios: Carpe Diem. Vive siempre el momento, como si fuera el último.

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