Personalidad y algo más...
Apuntes sobre la personalidad.
Desde aspectos y visiones psicológicas.
La personalidad en una posición estable se manifiesta en diversas conductas, como la adaptación y el bienestar personal, Fierro (2010) realizo un estudio donde detalla dicha relación acerca del bienestar personal, adaptación social y factores de personalidad, utilizando las Escalas Eudemon, considerando que las personas tienen diferentes factores, estilos y dimensiones personales: indicadores clínicos, factores básicos de personalidad, factores de inteligencia. Además, sobresalen indicadores clínicos, tales como ansiedad y depresión, y neuroticismo, incluyendo la inteligencia emocional. El bienestar personal y de adaptación social, se insertan bien dentro de la red nomológica de variables psicológicas de sujeto, principalmente de factores básicos de personalidad y de indicadores clínicos de trastorno psicopatológico, el bienestar psicológico equivale a extraversión estable que resulta básicamente acertada. El bienestar consiste en una estabilidad emocional extravertida, en cambio el neuroticismo incluyen componentes no tan estructurales de personalidad, sino más bien coyuntural: que refleja la presencia de alguna alteración psicológica, y que factores de la personalidad y bienestar no tienen relación con la inteligencia general, aunque si con la inteligencia emocional. Posteriormente, Espinoza (2011) destaca los resultados de un estudio correlacional de los estilos de Personalidad y bienestar psicológico, utilizando el Inventario de Estilos de Personalidad de Millon (MIPS), y el bienestar psicológico a través del Inventario de Bienestar Psicológico para Jóvenes de Casullo (BIEPS-J), destacando que los estilos de Personalidad expansión, sensación y conformismo, están asociados a un nivel similar de bienestar psicológico.
El interés en el estudio científico del bienestar surge a finales del siglo XX, precedido por los pensamientos filosóficos de la antigüedad acerca de la “vida buena”, la “vida virtuosa” y el “cuidado del alma” presentes en los legados de Platón, Aristóteles, Confucio, Séneca, entre otros; y también por las reflexiones derivadas de las tradiciones espirituales de Oriente y Occidente: el cristianismo, el budismo, el hinduismo, el Tao, etc. para dar paso a la investigación sobre la felicidad que desde entonces continúa extendiéndose alrededor de todo el mundo.
Sobre este aspecto histórico del estudio científico del bienestar psicológico es necesario comentar que su desarrollo ha enfrentado algunas controversias dentro del campo de la psicología, más que todo en fecha inmediata posterior a la revisión teórica llevada a cabo por Wilson Warner en 1967 y al uso científico del término “bienestar psicológico” hecho por Norman Bradburn en 1969, quién sugirió a través de sus reportes clínicos e investigativos, la idea de realizar una evaluación global del constructo para evitar cuestionamientos éticos acerca de su naturaleza por parte de grupos ortodoxos vinculados a la religión y a la política en los Estados Unidos (Salotti, 2006, p.33; Díaz et al, 2006, p.72; Cuadra y Florenzano, 2003, p.65). Algunas de estas controversias son las siguientes:
El uso generalizado del término en distintos campos del conocimiento, pero sobre todo en la investigación psicológica al concebir el bienestar como sinónimo de los constructos “calidad de vida” “felicidad” “funcionamiento positivo” “auto-concepto” “locus de control interno” “salud mental” “resiliencia” y “motivación” cuando distan de tener el mismo significado (Ballesteros, Medina y Caicedo, 2006, p.98).
Las expresiones “bienestar subjetivo” y “bienestar psicológico” no han sido aceptadas como únicas a nivel mundial. En consecuencia, algunos psicólogos cuestionan la redundancia de utilizar la expresión verbal “subjetivo” pues a su juicio en el término bienestar ya está implicada de manera obvia la experiencia personal (García- Viniegras y López, 2005, p.62). Otros, en cambio, proponen utilizar la denominación bienestar psicológico prestando especial atención a su condición de ser una “experiencia subjetiva” para diferenciarlo de otras manifestaciones psíquicas, por ejemplo, del bienestar “existencial” “espiritual” “social” “colectivo” “laboral” “sexual” “familiar” o de “pareja”; o para enfatizar las diferencias implícitas existentes entre el “bienestar individual” y el “bienestar de los demás” (Vielma, 2010; Sánchez-Cánovas, 1994, p.86).
La existencia de dos tradiciones conceptuales según Ryan y Deci (2001) que permiten definir el bienestar: La tendencia hedónica y la tendencia eudamónica. En la tradición hedónica, se hace referencia al bienestar hedónico (Díaz et al, 2006) conocido en la investigación científica como bienestar subjetivo (BS) (Diener, 1984; Barreat, 1998; Cuadra y Florenzano, 2003; D`anello, 2006, p. 162) y en la tradición eudamónica al bienestar conceptualizado como bienestar eudamónico (Díaz et al, 2006, p.72). o bienestar psicológico (BP) (Casullo, 2002; Salotti, 2006, p.77).
El modo de concebir el bienestar en la psicología según su naturaleza y componentes. Para algunos psicólogos el BP es una vivencia personal (García- Viniegras y López, 2005, p.90). una condición humana subjetiva manifiesta a través del funcionamiento psicofísico y social de una persona con todos sus componentes sean estos de carácter estable, como el pensar constructivamente acerca de sí mismo; o de carácter transitorio, como sentir algo positivo acerca de sí mismo en medio de circunstancias contextuales específicas (González, Montoya, Casullo y Bernabéu, 2003). Para otros autores, el BPS entendido como “estar bien” es el resultado de las conclusiones cognoscitivas y afectivas que las personas elaboran respecto a su grado de satisfacción con la vida según lo que piensan y sienten al evaluar globalmente su existencia (Cuadra y Florenzano, 2003, p.55).
El acentuado interés de la investigación psicológica de carácter diagnóstico en torno a lo patológico y a los trastornos del comportamiento obviándose con ello el efecto benéfico que algunos recursos psicológicos tienen en la vida de las personas como elementos predictores de la salud psíquica.
Adicionalmente, bajo esta perspectiva, estudiar el bienestar psicológico desde una concepción integradora permite ampliar el marco de posibilidades del investigador al momento de describirlo, explicarlo, evaluarlo e intentar fomentar la toma de conciencia sobre sus múltiples beneficios (Vielma, 2010; Vielma y Alonso, 2010, p.97).En el 2012, Rollán, et al., examinaron la satisfacción familiar en relación al Bienestar Psicológico y el sentido de la vida, en un estudio de campo y aplicaron la “Escala de Satisfacción Familiar por Adjetivos” (ESFA; Barraca y López, 2005), la “Escala de Bienestar Psicológico” (EBP; Sánchez -Cánovas, 1994) y la “Prueba sobre el Propósito de Vida” (PIL) en la versión traducida de Crumbaugh y Maholick, donde se pudo evidenciar que cuando el nivel de satisfacción familiar es elevado también son elevados los niveles de Bienestar Psicológico y el sentido de la vida, además el bienestar personal estaba relacionado más estrechamente con el sentido de la vida que con la satisfacción familiar, sugiriendo efectuar investigaciones sobre los tres constructos desde una perspectiva evolutiva tanto en niños como en adolescentes.
A continuación, se presenta información particular acerca de las variables personalidad, valores y bienestar psicológico
Personalidad. Actualmente las escuelas tienen la misión de formar estudiantes estables y con capacidades que les permiten adaptarse a las situaciones futuras, cambios que le permiten tener un estilo de personalidad influenciadas por la familia, la escuela, la sociedad, la cultura, los grupos de pertenencia, entre otros aspectos. Estos aspectos ejercerán un tipo y forma de contacto con el mundo los cuales favorecerán o no la integración, la adaptación del individuo a su sociedad o al medio ambiente. La personalidad analiza las diferencias individuales que tipifica al ser humano y cómo éstas se hacen objetivas en la conducta, son la inquietud que se plasma como el enfoque medular para comprender al ser humano. Se sabe que se puede analizar, interpretar y comprender estas individualidades a través del estudio de la personalidad como una rama de la psicología, cuyo objetivo es dar una explicación sistemática de las maneras que un individuo se diferencia de los otros. Wiggens, (1979, p.76), citado en Mischel (1989, p.211).
La interrelación humana es parte fundamental de la personalidad en el proceso de adaptación; proceso que a su vez esta interconectado con un medio socio-cultural, de donde se derivan estímulos que en su mayoría son determinantes en el desarrollo de la personalidad.
Definición. La personalidad tiene origen etimológico del término máscara, significa que el sujeto se presenta ante los otros, o del latín per se una unidad sustantiva, interesa recordar que Cicerón distingue ya cuatro acepciones del término, que luego la psicología utilizaría también en sus definiciones de la personalidad; persona significa apariencia, es decir, la máscara con que el sujeto se presenta ante los otros; significa también cometido o rol social.
La definición más acreditada de persona continúa siendo la dada por Boetio en el siglo VI, como substancia individual de naturaleza racional. Éticamente la noción de persona es, naturalmente, la condición de la responsabilidad, y su nota radical consiste en que, aunque es capaz de optar por ideales y valores, alberga en sí misma su propia finalidad y no es subordinable a fines extrínsecos. Muchos más conscientes del carácter del sistema propio de la personalidad son otros autores como Allport. Wundt entiende que la personalidad se cifra en un yo unitario, consciente de sí mismo y libre. Pero quizás es el propio Allport quien de forma más lograda formula una definición orgánica de la personalidad, como "organización dinámica, interna al individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su ajuste único a la situación".
Warren y Carmichael (2007) conciben igualmente la personalidad como "la organización mental completa de un ser humano en cualquier etapa de su desarrollo. Incluye cualquier aspecto del carácter humano, intelecto, temperamento, destrezas, moralidad o cualquier actitud que se haya desarrollado en el curso de la vida".
La "personalidad" es definida desde distintas perspectivas pues no existe un único concepto sobre dicho término. En cuanto a personalidad, adoptamos la definición de Allport, citado por Álvarez y Maggio (2015, p.2), que sigue la tendencia esencialista: "Personalidad es la organización dinámica, en el interior del individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta y su pensamiento característicos".
Millon señala que la personalidad engloba “las características psicológicas más internas, ocultas y menos aparentes del individuo”. Se concibe la personalidad como un patrón complejo de características psicológicas profundamente arraigadas, que son en su mayor parte inconscientes y difíciles de cambiar y que se expresan automáticamente en casi todas las áreas de funcionamiento del individuo. Estos rasgos intrínsecos y generales surgen de una complicada matriz de determinantes biológicos y aprendizaje, y, en última instancia, comprenden el patrón idiosincrásico de percibir, sentir, pensar, afrontar y comportarse de un individuo (Millon, 1990, p.44; Millon y Davis, 1996, p.132).
La personalidad es la estructura de orden afectivo y operativo que conlleva una tendencia a comportarse de una determinada manera a nivel personal y social. Muchas veces se considera como una clave para el éxito personal en la adaptación social y laboral del individuo.
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