¡Navidad es para compartir!

Es muy difícil escuchar la palabra Navidad y no pensar en nuestros familiares y amigos, porque sencillamente en esta época navideña es donde por costumbre hacemos reencuentros, nos reunimos para celebrar y entregar obsequios... Más allá de lo tangible, comercial y tal vez superficial que pueda llegar a verse esta época del año, es vital vivir la Navidad desde otra óptica y de ese modo encontrarle sentido a todo lo que celebramos.

Para los niños, nuestros grandes maestros, la navidad es la ilusión de recibir el regalo tan esperado que le pidieron con fe y tanta devoción a Santa o al Niño Jesús dependiendo de cada costumbre familiar o religiosa... Generalmente los padres cumpliendo su rol de intermediarios entre aquel ser místico navideño y los niños, acuden a proponer un especie de trato con los más pequeños, dándoles a entender que para poder recibir el regalo deseado deben mantener un buen comportamiento y realizar a cabalidad sus tareas y responsabilidades, sobre todo en el último trimestre del año haciendo de este modo un intercambio de regalos por sus buenos comportamientos.

Sin embargo, debemos evaluar el trasfondo de dicho "contrato"... Puesto que nuestro mayor regalo ya fue entregado y lo disfrutamos a cada instante, nuestro regalo más grande es la vida y por lo tanto debemos enseñar a los más pequeños a valorarla.

¿Qué otro gran regalo debemos recibir para ser feliz?

En Navidad celebramos el nacimiento del niño Dios y es importante hacer el esfuerzo para que sea nuestro ser quien reciba tanta dicha y bendición... Siempre buscamos la manera de arreglar nuestros hogares, pintar las paredes, colocar adornos para inundar nuestras casas de color y luz el día de la noche buena, sin embargo nos resulta poco importante preocuparnos por también preparar nuestro ser interior para tal celebración, la tarea que debemos cumplir es liberarnos de rencores, de los prejuicios hacia las demás personas y de todo lo negativo que tanto daño nos hace y nos aleja de los demás, es por eso que en esta época debemos también colocar luces y colores a nuestra alma y recibir al niño Dios...

El niño Dios no consigue nacer en un lugar lujoso repleto de comodidades, sino todo lo contrario nace en un pesebre humilde, sencillo y cercano a todos. Deseo que seas tú el pesebre donde nazca el niño Dios y que luego puedas decir con alegría: La Navidad es compartir...

Comparte lo que tienes, pero sobre todo comparte lo que eres, con tus amigos, con tu familia, con tus hijos, con tus vecinos... Somos seres de amor y es justo en esta época decembrina el mejor momento para compartir gestos de amor con quienes te rodean día a día, especialmente con los que más necesitan ser amados.

"Estúpido es creer que el regalo está dentro del paquete.... siempre, siempre, siempre, son las manos que lo entregan"