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¿Por qué envejecemos?
Teorías científicas existen ya y son muchas, no soy experto conocedor en el tema por lo que no pienso desgastarme reforzando alguna de estas. Al final todo se resume en un mismo silogismo donde la premisa mayor reza que los seres orgánicos son perecederos, la menor determina que los seres humanos son orgánicos y por lo tanto concluimos que los seres humanos son perecederos.
Envejecer es tan justo como necesario, digamos que es la forma más correcta de desarrollarse una vida: los sujetos somos seres de ciclos, por lo que una vez abierto uno se hace imperiosa la necesidad de cerrarlo para que otro tome el testigo y aperture uno nuevo.
Sin embargo no quisiera hablar del envejecimiento causado por un procedimiento, sino de aquel que es un efecto finalístico, porque un maratón no termina solo porque tiene que terminar, termina cuando se cruza la meta.
Entonces envejecemos porque el cuero solo se puede curtir una vez en la vida, después del sol y la cal se vuelve duro y difícilmente penetrable. Envejecemos cuando las sensaciones dejan de alterar nuestros estados, cuando creemos que ya no hay cosa lo suficientemente fuerte para generarnos una verdadera emoción.
Con el transcurrir de los años prueba todo: se conoce el amor y el desamor, el engaño y la verdad, la fidelidad, la lealtad, la dignidad y la deshonra. Se intenta, se falla, se enmienda y se vuelve a intentar. En ese azar de la vida que es una constante improvisación se van probando sensaciones, las emociones llegan a su clímax y luego descienden. Y entonces el competidor que inició con una trémula carrera la culmina —independientemente de la posición en la que termine— con cansancio físico pero sabihondo.
Cada sensación nos genera un impulso como un chispazo, que nos causa un sentimiento, pero cada impulso significa un gasto de energía y en el ocaso de la vida no existe entonces sensación que nos sorprenda, cautive o ni siquiera acongoje. No hay emociones nuevas, el cuero ya no se encoge ni se expande.
Y cuando una acción es incapaz de generar una verdadera reacción se rompen las leyes de la física, se rompen las reglas naturales y al mundo se le hace imperioso excretar al violador. El ser humano debe envejecer para desaparecer.
Envejecemos porque aunque más sabios, debemos darle paso a los demás, a los susceptibles, a los impresionables, a los que creen que no es demasiado tarde para cumplir con sus metas y aún no se sienten satisfechos con las ya cumplidas.
¿Por qué envejecemos? Porque expiramos. Porque ya no somos capaz de innovar.