La deuda de las Fuerzas Armadas con esta nación

in #militares6 years ago

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Era una mañana de los años 80. Recuerdo que junto a mi hermana y unas primas que vivían en la casa de mi abuela, nos montamos en la parte de atrás de la Pick Up de un profesor que trabajaba con mi mamá -Se llamaba Pali, imagino que era italiano- y nos fuimos con su familia a ver la exhibición de la aviación venezolana en la Base Aérea Libertador.

Venezuela contaba con la segunda Fuerza Aérea más poderosa del continente, ya que el Estado adquirió en 1983 aviones modelo F16. Para que tengan una idea, en 1986 Tony Scott dirigió Top Gun, donde los protagonistas utilizaban aviones F14, es decir, 3 años antes nuestra Fuerza Aérea contaba con una tecnología superior a la que pilotaba Tom Cruise -quien curiosamente hoy se ve igualito que hace 32 años- en esta inolvidable película.

Por eso los maracayeros sentíamos un profundo respeto por nuestra Fuerza Aérea. Pensábamos que "Maverick" era quien rompía la barrera del sonido -que generaba un estruendo arrechísimo- y el coño de madre que nos pasaba volando debajito ya de regreso a nuestra ciudad por la avenida Los Aviadores.

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Otro punto de referencia de la farándula era nuestro apreciado Conde Der Guácharo, quien por esa época protagonizó unos unitarios en Venevision llamados "Conde Aventuras". En su versión de Top Gun (Llamada Tor Gun), utilizó los F16. Curiosamente Luis Miguel -si, el del culebrón de Netflix- hizo un Video Clip de su canción "La Incondicional", en la cual piloteó la tecnología de punta militar mexicana de la época: Unos aviones de la Luftwaffe que no se cayeron en la segunda guerra. Punto para Benjamín Rausseo.

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Y un tercer argumento que no quería dejar por alto -se van a arrechar mis amigos colombianos- fue cuando en 1987 la corbeta Caldas se metió en el golfo de Venezuela. Se dice, que al mejor estilo de la locura de Argentina con las Malvinas, intentaba tapar el desastre de orden público de su país con una intervención militar a un país vecino. Bastó la aparición de los F16 para que Virgilio Barco agarrara su barco y regresara a la guajira colombiana. Un país, al cual un grupo guerrillero -el M19- con el 10% del poder de fuego actual de Tocorón, les quemó la sede del Poder Judicial, intentó buscarle peo a un país vecino, de su tamaño, y con una fuerza armada profesional y full de armamento norteamericano, francés e israelí.

Pero esa Fuerza Armada no es la misma de hoy, y mucho menos la que liberó a este país de los españoles. Esta se parece a la de la Guerra Federal. Y lo dice el tatara nieto de un carajo que jodió a Zamora en batalla y que sus antepasados españoles no llegaron en barco, sino en galeón. En la Guerra Federal, en Venezuela solo había montoneras -el ejército profesional nació en Maracay con Gómez- y todos peleaban por sus intereses personales, no por Dios ni por la Federación. De hecho, a mi tatara abuelo lo nombraron general por regalar unas vacas al presidente.

Hoy los generales venezolanos manejan camionetas Toyota que nuestros compatriotas en el extranjero ni se imaginan que existen en el país. A lo mejor ni han salido en Chile o Colombia. Las mismas están estacionadas todas las noches en el Círculo Militar de Maracay, a la vista de toda una ciudad que en algún momento les admiró y que sabe que en una guerra frontal, no con Colombia, sino con Tocorón, les van a meter el güebo.

Quise ilustrar este artículo con la foto de Luis Herrera entregando los F-16 para recordar a los militares que los 40 años más prósperos para el país fueron aquellos en los que se subordinaron al poder civil. Si bien fue un modelo que fracasó y nos trajo al chavismo, su actitud profesional en aquellos años (a pesar de los cuentos de Blanca Ibañez, que seguramente fueron otro invento de la izquierda criolla), la que nos puso en el tope del continente. Al menos a nuestra Fuerza Aérea.

Hoy existe un solo poder con legitimidad de origen, y cuya subordinación militar a él, significará el fin de esta pesadilla llamada Hiperinflación: La Asamblea Nacional.

¿Que la oposición es una mierda? Sí, pero difícilmente se pongan de acuerdo de una forma tan maquiavélica para matarnos de hambre como lo están haciendo los ilegítimos que ocupan hoy el Palacio de Miraflores. Más que los errores de los adecos, fue la antipolítica la que nos trajo a este hueco llamado chavismo.