Duelo Migratorio

Existen situaciones a lo largo de la vida de un individuo que por distintas razones lo llevan a mudarse de su lugar de origen (trabajo, estudios, búsqueda de mejores oportunidades, entre otras). Estos son acontecimientos vitales que generan cambios significativos para ese individuo a nivel emocional, psicológico, físico. Esto puede generar una situación de tensión y estrés llamada duelo migratorio.
Uno de los autores que ha desplegado una investigación profunda sobre este tema es Joseba Achotegui, el cual plantea que el duelo migratorio es un duelo por muchas cosas, ya que posiblemente ninguna otra situación en la vida conlleva tantos cambios como la migración. Asimismo, este autor señala que este duelo migratorio no desaparece nunca, es recurrente, tiende a cronificarse y renace con las adversidades. Se trata de un duelo múltiple, constituido por 7 duelos: por la separación de personas queridas (familia y amigos), de la lengua materna, de la cultura, de la tierra, de la situación social, del contacto con el grupo étnico y por pérdida de la seguridad física.
El duelo migratorio es parcial, puesto que es un duelo más por separación que por pérdida, ya que lo que se deja sigue estando allí e incluso se puede tener contacto con la familia y amigos y en ocasiones pueden visitarlos o volver de forma definitiva. Es un duelo recurrente puesto que cada vez que la persona se pone en contacto con sus seres queridos o con algo que le recuerde a su país (comida, olores, música) se reavivan los vínculos.
Es un duelo múltiple porque se dejan muchas cosas: familiares y amigos, los cuales brindan apoyo, cariño, confianza, y de momento no estarán. El lenguaje, puede generar un proceso de duelo si el país hacia el cual se emigra tiene un idioma distinto, la dificultad de aprenderlo puede generar problemas para la integración. La cultura, incluso si se emigra a un país cercano las costumbres, tradiciones y valores son distintos, y puede llegar a ser difícil adaptarse sobre todo si distan mucho de la cultura en la que creció la persona. La tierra o el lugar que estás acostumbrado a ver diariamente, al dejarlo de percibir genera nostalgia, lo extrañas, pues te encuentras rodeado de un entorno totalmente diferente. El estatus social, puesto que llegas a un lugar nuevo donde generalmente no conoces a nadie y debes comenzar desde cero, en ocasiones a la persona no se le trata por su nombre sino que es el extranjero, el latino, el recién llegado. Asimismo todos pertenecemos a una comunidad o grupo y al llegar a este nuevo lugar la persona puede no sentirse como parte de un grupo e incluso llegar a sentir que no es parte de nada. También pueden presentarse riesgos para la integridad física, sobre todo en los casos en que las personas se ven obligadas a emigrar por vías ilegales donde se enfrentan a muchas situaciones de peligro.
Es un duelo que da lugar a cambios en la identidad, es decir, en el conjunto de rasgos propios de una persona, al producirse la migración, se producen cambios y pérdidas que influyen en la identidad del individuo. Este duelo da lugar a la regresión, puesto que la persona siente que debe aprender de nuevo las cosas más simples, puede sentirse inseguro e indefenso al encontrarse sólo y lejos de su lugar de origen, buscando así una figura de apoyo y ayuda en este nuevo lugar.
Como en todos los duelos se dan varias fases, donde se puede o no pasar por todas las fases y no siempre se sigue un orden específico. Del mismo modo cada fase variará en su duración de acuerdo a las situaciones que este atravesando el migrante. Se acompaña de sentimientos de ambivalencia, es decir, sentimientos de amor hacia su país, los vínculos que allí creó (familiares, amigos), y al mismo tiempo rabia y rencor puesto que su país no le brindo las oportunidades necesarias para su crecimiento y su seguridad personal, razones que lo obligaron a dejarlo.
Este es un duelo que vive tanto el migrante, como las personas naturales del país al que llega que se ven obligados a recibir constantemente personas con otras costumbres, valores y tradiciones en sus comunidades; y las personas que deja atrás, quienes los extrañan y no saben si en algún momento volverán a verlo.
El regreso del inmigrante a su país de origen supone una nueva migración puesto que cuando regresa han cambiado aspectos en ella como ideas, identidad, personalidad, asimismo las personas que dejó habrán cambiado también así como su país.
Tipos de Duelo Migratorio
En referencia a este punto Achotegui (Donoso, 2014) habla de tres tipos de duelo migratorio: el simple, el complicado y el extremo, los cuales se describiré a continuación.
El duelo simple: aquel que se da en buenas condiciones, es decir, la migración es voluntaria, la sociedad de destino lo acoge sin problemas y las herramientas psicológicas del individuo son adecuadas. Es cuando los beneficios superan a las pérdidas y los logros opacan el sufrimiento.
El duelo complicado: cuando existen serias dificultades para la elaboración del duelo, es decir, cuando hay circunstancias que lo hacen más complejo: la decisión de migrar no necesariamente fue voluntaria y/o la sociedad de acogida es hostil frente a la migración y/o las características emocionales y psicológicas de la persona no están aptas para una migración. Son muchas las pérdidas y los beneficios muy pocos.
El duelo extremo: Es tan problemático que no es elaborable, dado que supera las capacidades de adaptación del sujeto (este sería el duelo propio del Síndrome de Ulises). Es el caso de los que migraron forzosamente, casi siempre de forma irregular, de los que llegan a sociedades cerradas, xenofóbicas que no los acogen y de los que por la situación en la que vivían o viven, no están emocionalmente preparados para pasar por este proceso de forma adecuada. Son tantas las pérdidas y el sufrimiento que es difícil continuar con el proyecto migratorio.