"NO" me has matado pero "NO" quiero saber más de un "NO"

Hoy como ningún otro día aborrezco a la gente que no sabe decir no. A los que no dicen las cosas como son, a los que guardan las palabras, a los que cambian el tema, a los que callan, a los cobardes, a los que piensan algo y dicen lo contrario.

A mí, que odio las excusas, me chutaste tantas diferentes. Y siempre me quedó la duda, ¿será verdad o es una disculpa? Comprendí que los obstáculos no estaban afuera, nacían contigo y lo jodido en este asunto es saber que yo las inspiro.

Odio tu “si algo te aviso”, “si algo te llamo”, “creo que sí, vamos, pero te confirmo antes”, “con esta lluvia no provoca nada, esperemos a que escampe”, maldito el sol que no salió, maldito el teléfono que siempre estuvo bueno pero nunca timbró, malditas las distancias, porque de nada nos sirvió vivir cerca, maldita vida porque no querés compartirla conmigo, maldita sea.

Yo sigo levantándome cada día y aún con los ojos cerrados, al mínimo asomo de conciencia, llegás vos, ahí estoy yo evocándote, pensando en las cursilerías de siempre… ¿dónde estará? ¿qué estará haciendo? ¿será que en algún minuto del día piensa en mí?

¿Para qué dijiste que sentías intriga conmigo, que este era solo el comienzo entre tú y yo? ¿Me ilusionaste o me ilusioné solo? Yo me quedé pensando en lo que escribías y luego en lo que no hacías, en tus contradicciones, en tus silencios, me quedaron muchas cosas por decirte y preguntas dándome vueltas en la cabeza.

Al menos, ya me quedó claro que esto no fue mala suerte, ni fueron cosas del destino, fue tu decisión que así fuera, que entre nosotros no pasara nada de nada… y que hoy ni siquiera podamos ser amigos.

Pero bueno… en últimas te conocí hace poco y el corazón, en particular el mío, da pasos en falso y tiene el mal hábito de crearse falsas expectativas con personas desconocidas.

Solo me resta decir que entre estas palabras que salen con alambres de púas, que este fastidio que siento, también me incluye, soy todo lo que empecé odiando en el primer párrafo de lo que escribí. No te dije nunca las cosas como eran, me guardé las palabras, te cambié el tema y nunca te conté que ya te estaba amando.

Quizás si me llamaras ahora, no sabría decirte que no, toda esta rabia me la guardaría con la esperanza de que vuelvas y seguiría ahí, callando lo que siento, con la cobardía de frente, incapaz de hacerte un reclamo, de retomar lo que pienso, de hablarte de amor. Todo esto, porque eres justo lo que soñé… pero en mis sueños me querías.