Meditación breve N° 7 (el Amor nunca dejará de ser esa puerta que la vida quiere abrirnos)
Siempre habrá poesía en lo que uno descubre como misterio, por eso cualquier monumento que se quiera levantar al amor siempre será obra estéril.
Uno se enamora sin remedio, por lo que para acabar también tendría que acabarse el corazón. Empieza en los ojos, sigue en una sucesión de arrebatos torpes de cariño y ternura, y perdura cuando la luz y la belleza ya no están fuera, si no que hicieron nido en nuestra alma. Hasta que finalmente no hay página en el libro de nuestra vida donde ella no aparezca, lo saben las fotografías y los lugares de nuestra memoria.
Qué raro que siempre el amor llene de melancolía al poeta, melancolía que no debe confundirse con sofocantes desgastes; es más bien el afán por hacer más lenta la vida, por volver más tibios los pensamientos, por poder conservar un poco de savia a pesar de los calores estivales, y por cuestionarnos por qué la razón no puede también ser alegría a la vez.
Nuestra palabra ardiente a veces no será escuchada y no siempre se respirará una fresca dulzura, pero el Amor nunca dejará de ser esa puerta que la vida quiere abrirnos.
Muchos cierran esa puerta luego de un desamor..... solo necesitan curarse y abrir nuevamente.