He estado leyendo un libro de autoayuda: “El sutil arte de que te importe un carajo” la cual me la recomendó una de mis mejores amigas, que la admiro mucho, ha pasado por tanto dolor, su última relación resulto fallida, era a distancia de estados unidos su ex, ella de Republica Dominicana, vivía antes aquí en Venezuela y se mudó en busca de un futuro mejor, su relación duro como 2 años, con miles historias que si las cuento nos convertiría el corazón en algodón de azúcar, teniendo esta perspectiva sobre ella, de por si es una persona que aporta mucha energía positiva a mi vida.

Ese camino largo que ella transitó, el túnel por el que le toco indagar, conociéndola sabía que algo bonito cosecho de tan fútiles experiencias, sin dudar le pedí que me recomendara un libro, sabía que me daría un buen recurso que impactaría mi vida ¡boom! El libro que comento me hizo revisar mis años anteriores, a medida que lo leo, interpreto la vida y sus vicisitudes de un modo más objetivo que me permite aprovechar mi experiencia en mis futuros éxitos. El dolor huimos de él y nos refugiamos de los placeres, normalmente efímeros e ilusorios.

Recuerdo un post de alguien de aquí, no en hive, en steemit, era una confesión de dolor, ese peso que cargamos y no aceptamos, pero que inevitablemente está ahí, latente, carcomiéndote por dentro, y por orgullo o por creer que aceptarlo nos hace más débiles, seguimos tercos con esa espina clavada. Expresaba que ese sufrimiento te acompaña es mejor arrojarse, ¿estás mal? Sí y mucho, sí, deja que te absorba, libéralo, acéptalo, las cosas están mal y no puedes fingir demencia, me sentí tan identificado es mejor dejarlo fluir, a veces lo recuerdo, e incluso cuando he llorado, porque dentro de mi hay una represa…

Esa represa es mi temor de ser débil, mi orgullo defendiendo mi fragilidad, pero que a la larga solo me convierte en alguien más vulnerable. Creo que el post lo representaba con un dibujo, salía alguien arrojándose a un poso, es la impresión que tengo, a pesar de que el post era muy sencillo sin mucha estética, el mensaje que contenía era poderoso. Tratas de luchar contra la realidad y te supera, finges que no y es peor la consecuencia. Aun así, mantenía algo de orgullo en mí y me cuestionaba, ¿no es prácticamente rendirme? Y al a vez me sentía tan bien liberando mis penurias, dudas e inquietudes.

Después de esa tormenta de tristeza, frustración y rabietas, venía una calma a apaciguarme e impulsarme a continuar, de hecho, me sentía liberado, al descargar mis emociones, más ligero, permitiéndome desenvolverme con más eficiencia. Al por fin cruzarme con este increíble libro, empezó a dejar puntos claro como lo insano que es vivir en un eterno optimismo, ignorar al dolor y las cosas negativas solo evitas tu crecimiento personal, porque para eso está el dolor, para indicarte que está mal, te analices y pongas en acción las soluciones correspondientes.

“La verdad duele, pero más duele aceptarla”.

Incluso suena como a locura, un estado de ánimo tan optimista, con ello solo atraes efímeros placeres como para sedarte y evitar la realidad. Cuando ves el valor del dolor y su significado, le das la importancia que merece, aprovechas ese dolor para transformarte. El dolor va a estar latente ahí, cada éxito viene con el precio de un gran dolor, un pasado cargado de problemas que día a día fuiste solucionando y es lo que ha dado origen a tu éxito.

“El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional”

Ahí comprendí porque considere tan valioso el post del dolor, acepta el dolor, deja que fluya, no luches contra ello es inevitable, solo te causaras más dolor. El segundo punto que entendí es que es cierto, aceptarlo no es sinónimo de rendición, si no de humanidad, reconocer que las cosas están malas y a través de ello tomar iniciativa a mejorar, pero no lo podrás hacer si finges que las cosas están bien, ese autoengaño causa flagelos emocionales y psicológicos. Aceptarlo es sinónimo de cordura, inteligencia y una vez reconocido es que logras ser responsable de lo que sucede dentro de ti y afrontar las consecuencias.

El precio del dolor, es necesario, pero tú debes escoger que dolores quieres afrontar, ¿quieres ser famoso en el arte? Te imaginas disfrutando de tu fama, pero te has imaginado dibujando día a día hasta que te salgan llagas en los dedos, soportar las críticas de quienes no creen en ti, quizás mucha hambre, la cantidad de dedicación que debes invertir y la enorme competencia, claro ese dolor lo disfrutarías cuando eres tú quien tiene el poder de elegir, totalmente determinado del antes y después (dolor y fama), ese dolor te causa satisfacción porque sabes que el resultado valdrá cada gota de sudor.

¿quieres ser emprendedor? Te imaginas disfrutando de los lujos y la libertad financiera, pero la cantidad de tiempo, contratiempos, y crisis que vas a atravesar ¿también? Pero que sin duda alguna crees en ti y al llegar a la meta verás de bonita forma cada peldaño que atravesaste. ¿Quieres una pareja perfecta que se amen y tengan buen sexo? Si eso es lindo y magnifico, pero sabes el tiempo, comunicación, problemas, confianza, que debes estar dispuesto a construir si esperas esa relación goals que ves en las redes sociales, películas o alguna que conozcas en persona…

Sin duda alguna, repito, cada angustia que sufras valdrá la pena, porque ese amor te hará ver la vida preciosa, ese sacrificio durante el enamoramiento y la pasión son un precio módico a comparación del resultado que vas a obtener. La cuestión es que nada vendrá gratis y seguirás pasando por dolores sea cual sea la decisión que tomes, pero la ventaja que tienes es que una vez establezcas que dolores estas dispuesto a soportar, te sentirás con el poder de dar dirección a tu vida.

y esos dolores serán como los entrenamientos de un futbolista que día tras día, semana tras semana, mes tras mes se sacrifica por el sabor de la gloria, la euforia, excitación, y emoción que causa la victoria de un partido, campeonato o torneo. Acepta el dolor como parte de ti, que te permitirá extenderte, no es malo, es tan normal que todos lo sentimos a diario, malo es ignorarlo, evitar la realidad mediante placeres instantáneos, drogas, excusas, materialismo, comida, etc… cualquier cosa que nuble tu visión.