14 de febrero

Hoy 14 de febrero, a nivel mundial se celebra el día de San Valentín mejor conocido como el día del amor y la amistad, en esta fecha donde se rinde homenaje al santo Valentín quien fue un mártir cristiano que murió durante el imperio romano por servir como sacerdote para casar a las parejas cristianas. A pesar de lo interesante que puede resultar esta festividad por las curiosas formas en que se celebra la misma en varias partes del planeta, hoy no escribiré sobre eso sino sobre otra festividad que se celebra hoy dentro del catolicismo -a pesar que no me considero del todo católico- como lo es el Miércoles de Ceniza.

El miércoles de Ceniza es una celebración religiosa que se celebra el miércoles después del lunes y martes de carnaval. Es con esta celebración que se da comienzo a la cuaresma, período de 40 días antes de la semana santa, donde se rememora los 40 día que paso Jesucristo dentro del desierto orando, meditando y luchando contras las tentaciones de satanás antes de llevar acabo su pasión, muerte y resurrección. Pero qué tiene de interesante, si básicamente el acto más importante de esta celebración es una misa donde además de dar la eucaristía el sacerdote que preside la liturgia te coloca un poco de ceniza en la frente, de allí su nombre.

Lo que me resulta interesante de la misma es que al momento de la colocación de la ceniza el sacerdote solía decir -digo solía porque solo se la llegue escuchar a sacerdotes muy mayores- “Polvo eres y polvo te convertirás” Genesis 3:19 una máxima que en si misma nos invita a no caer en la soberbia y la vanidad porque al final tarde o temprano vamos a morir. Sin embargo, hoy que fui como todos los años a recibir la ceniza me encuentro con que el sacerdote ahora dice: “Convierte y cree en el evangelio” Marcos 1:15 frase que se decidió adoptar a partir del Concilio Vaticano II. Ciertamente, estoy de acuerdo que esta última frase sintetiza de mejor manera lo que debería ser el periodo de cuaresma… un período de reflexión y crecimiento personal, pero por otro lado me parece que el versículo del génesis era más idóneo. Ya que permite llegar a una reflexión más pura y sincera que lo que plantea Marcos 1:15.