Meditación breve Nº 5 (Una correcta visión del trabajo)
“Y vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. Y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho”. Estas palabras que están en la Biblia en el libro de Génesis, hablan claramente del valor del trabajo, pues Dios mismo se presenta como alguien que trabaja, y que busca que los resultados sean buenos tanto en cantidad como en calidad.
Pero también nos da ejemplo del valor del descanso. Ambas cosas parecen caras de una misma moneda, como si el hombre hecho a imagen de ese Dios, al encontrar su realización en la satisfacción que da el trabajo creador, que es a su vez el trabajo como servicio y como función social, también encontrara el requisito sine qua non para poder disfrutar del verdadero descanso.
El trabajo no hay que verlo como la tiranía de lo cotidiano, de la cual queremos escapar; con esa actitud jamás podremos descansar; sólo tendremos momentos de sosiego exterior, pero nunca alcanzaremos paz interior; sólo lograremos encerrarnos cada vez más en nosotros mismos, y debilitarnos ante el poder del diario ajetreo.
Para terminar esta reflexión, deberíamos cada uno de nosotros después de cada obra, estar en capacidad de utilizar con propiedad la frase del principio: “y vio (coloca aquí tu nombre) lo que había hecho, y era muy bueno”