Jeffrey luego del primer año en prisión, por buena conducta y estudio dedicado, fue trasladado a un centro de rehabilitación, enfocado en educación con propósito. Quedo maravillado al ingresar a la biblioteca en medio de aquel fresco bosque. Desde que fue concebido en una noche de copas, sus padres lo condenaron a una vida desordenada en los vecindarios más peligrosos de la gran ciudad.

Pocas veces vio a quien decía ser su padre, y la madre brillaba por la ausencia de muchas horas, pasaba gran parte de su tiempo en los juegos callejeros de aquel polvoriento barrio; una anciana les daba la alimentación y les permitía ducharse regularmente a él y a su hermana. Una tarde llegó un carro de la policía y se los llevó a otra casa, les dijeron que a la madre la habían asesinado en una pelea callejera y que el padre estaba en prisión.

Allí, en aquel hogar de paso, estuvo por dos años, pero el ambiente resultó ser hostigante, logró escaparse a la edad de 14 años con un amigo, y así vivió dos años delinquiendo en la calle, hasta cuando fue detenido por pequeños robos continuados. La magia de la sanación la produjo un libro titulado: “Lea y Hágase Rico” -En una de sus páginas dice que una frase o una historia correcta, con un lector hambriento puede cambiar una vida para bien- lo mejor que me pudo haber pasado -dijo- luego de 5 años de rehabilitación, fue que me enseñaran a leer.