La forma en la que el ser humano es capaz de transformarse es fascinante, cambiamos de diversas maneras y a diferentes niveles, interna y externamente.

Se nos ofrece un día a la vez para observar, apreciar y disfrutar de nuestro entorno, solo que ese disfrute va a depender de lo que vamos cultivando dentro, de las cosas en las que ponemos nuestra atención. Conozco gente que se han especializado en mirar el aspecto negativo de cada situación y son capaces de enumerar todo lo que les molesta y ponerle mucha intensidad a ello. Estas personas generan una energía pesada, como si llevaran encima nubes grises que amenazan tormentas…

¿Qué gracia tiene cultivar ese talento? Me imagino que sería muy útil para oficiales de seguridad, detectives o investigadores, hay muchas profesiones u oficios en los que enfocarse en buscar los problemas es importante… Sin embargo, aun los investigadores pueden tener una actitud imparcial, profesional, que no les afecte su estado de ánimo ni le genere conflictos internos.

Los conflictos se generan cuando lo que pensamos, decimos y hacemos es diferente… En la mente pensamos que es genial ser sinceros, pero luego hay mentiras y actos que no coinciden con eso que exaltamos. En cambio, cuando nos decidimos a ser sinceros, nuestras palabras van a ser coherentes, en lugar de mentir, podemos elegir ser prudentes, discretos, y actuar en consecuencia. No hay por que mentir.

Cuando hacemos este tipo de elecciones en las que nuestros pensamientos coinciden con nuestro hablar, nuestras palabras toman fuerza y poder, nuestras acciones son resoluciones, consecuencias naturales, vamos convirtiéndonos en personas integras… Ser íntegros requiere valentía, humildad, prudencia, sabiduría y otras tantas cosas que vamos descubriendo…

Muchas veces me pregunto, ¿Qué gracia tiene enfocarse en los aspectos negativos de cada situación? No digo que no se puedan ver, de hecho, se observan, pero ante esto lo importante es ver si se puede hacer algo, y hacerlo, reflexionar, tomar decisiones, pero no tiene sentido concentrar la energía en molestarse y quedarse enfadados y hasta odiando. Es muy cierto que el único que se envenena con el odio es quien lo siente.

El odio deforma los pensamientos, el rostro, te encorva, te deprime y hasta baja la autoestima. ¿Quién desea estar en esa situación? La buena noticia es que, como decía al principio, nos estamos transformando a cada instante, nosotros decidimos la dirección de esa transformación, si dejamos que ocurra como en un jardín descuidado donde crecen las malas hierbas que consumen su alrededor asfixiando el espacio de las demás plantas.

Tomar una dirección bonita, brillante y exaltante, requiere un esfuerzo deliberado y sostenido, tal como cuando cultivas un jardín, muchas veces no sucede de forma espontánea, para que venga lo espontaneo, requiere elecciones, decisiones, cuidados… luego nacen las hermosas flores y vienen a posarse las mariposas…

¿En qué estas enfocando tu atención? ¿En qué estas invirtiendo la energía de tus pensamientos?

Busca deliberadamente la belleza, lo hermoso que tiene este día, aquí y ahora para ti, lo que te esta mostrando la vida, la sonrisa de tu hijo, de un niño, el deslumbrante amanecer, el sol que está allí dando su luz, la lluvia que refresca a buenos y malos, tal como decía Jesús… Cuando te llenas de todo esto, no tienes egoísmos no te molesta que todos reciban bendiciones, porque estas lleno, y conoces la fuente y sabes que es inagotable, recibes de ella el frescor cada día, a cada instante…

No olvides que te estas transformando seas consciente o no, y tu puedes elegir la dirección de esa transformación, si te haces consciente.

Muchas gracias por leer y comentar.

_{Las fotos son de mi autoría las tomé con un teléfono Samsung SM-A105M.}

@inspiracion