Los personajes de ficción son gente completa, ya nacida y desarrollada, con la que puedes congeniar e imaginar aventuras apócrifas con las cuales consolarte de la realidad.

Son amigos confiables o son enemigos que odias amar.

Si su vida se reduce a un sólo libro, usas y abusas del texto hasta dejarlo ajado de tanto manoseo. Si hay una segunda parte o toda una saga, procedes a mancillar el resto de los tomos con igual ahínco.

La gente de carne y hueso rara vez pasa de las primeras pruebas de seguridad. La ficción, en su propia realidad, carece de errores. No, me equivoqué. Sí los tiene solo que más adelante se arreglan mientras que los humanos de verdad son eternamente inexcusables.

El tiempo de vida individual pocas veces nos otorga una justificación de porqué las cosas son como son.