La inevitable vanidad / Los vanidosos y soberbios tienen el mundo patas arriba

¿Alguna vez te ha tocado relacionarte con personas vanidosas?

Mi respuesta es como dice la canción de Enmanuel: Toda la vida, porque los mismos familiares que crecen junto a uno practican la vanidad en diferentes grados. Así, por ejemplo, vimos algunas veces que nuestras madres se vistieron de colores y se pintarrajearon los ojos, los labios y los cachetes antes de salir a la calle. Inclusive, muchas veces vimos que los hombres de la casa se pusieron sus mejores pintas dizque porque se iban a la discoteca, a un bonche o a un templete y quizás luego a un hotel media estrella.

¿Es necesario que, en determinadas oportunidades, debamos comportarnos de forma vanidosa?

Lamentablemente, sí; y eso se debe a los estándares que nos exige la sociedad donde vivimos; por ejemplo, si vas a una oficina a una entrevista de trabajo no te queda de otra y tienes que apelar a tus mejores trapitos; también debes ir bien rasurado y con los cabellos que no se te vean como los de la cantante Tina Turner. Incluso es bueno que te untes encima algo de la mejor colonia que tengas, como para disimular el mal olor del sudor o de la pecueca que te producen los zapatos. De ese modo es más probable que te escojan a ti, porque, lastimosamente, la apariencia influye bastante en esas circunstancias.

¿Crees que detrás de la vanidad existe un problema de inseguridad?

Es probable que sí, y eso me hace recordar una frase que repiten muchas mujeres: “Antes muerta que sencilla”. Es decir que existen personas a quienes se les va la mano con la apariencia y son las que gastan montañas de dinero en aspectos como: cirugía estética, maquillaje, peluquería, gimnasios y cualquier pinta de moda.

A los que viven pendientes mirándose su fachada en el espejo se les llama narcisistas, y eso no es más que un trastorno de personalidad de muchos individuos que además son un tanto egoístas y carentes de empatía.

Se asegura que ciertas personas, a través de sus excesivas expresiones de humildad, esconden un alto grado de vanidad. ¿Estás de acuerdo con esta aseveración?

El autor de los proverbios escribió que “Todo es vanidad”. Sin embargo, creo que toda aquella persona que opta por un estilo de vida simple y sencillo, carece de vanidad; pero es probable que de vez en cuando dicha persona se vista de vanidosa tan solo porque las circunstancias se lo exigen; por ejemplo, el día que asistió a una boda o el día que tuvo que madrugar a hacer la cola para renovar la cédula.

En conclusión, el mundo necesita más de personas sencillas que de los verdaderos autores del caos y la miseria: los vanidosos y soberbios.

_{Invitación: @sabrip, @alegnita, @mini80}