Una aventura en Roraima - El hallazgo más importante
Era noche de navidad, y en la casa se reunió toda la familia, los más pequeños, Matías y Mariana le pidieron a abuelo que les contara otra de sus historias, aquellas que vivió cuando era joven.
Es así que abuelo les dijo:
—El día de hoy, les contaré la historia de cuando fui por primera vez al Roraima, pues allí descubrí algo magnífico que no encontré en ningún otro lugar, y eso que ya saben que cuando joven fui un gran explorador.
Los niños emocionados le decían:
—No demores más, y cuéntanos todo abuelo.
Así que esta historia se remonta hace unos 50 años atrás, cuando abuelo tenía apenas 22 años, en ese entonces, se acababa de graduar de Biología y surgió la oportunidad de visitar el Roraima, el pulmón vegetal más grande de nuestro país. La idea era obtener información acerca de las especies animales que habitaban allí.
Era un grupo compuesto por 5 personas, cada una con una función específica, Luisa se encargaba de tomar fotografías, Héctor de escribir todas las características que observaba de los animales junto con Isabella, Pedro se encargaba de vigilar la zona de acampar, cocinar la comida y realizar la limpieza, mientras que abuelo se encargaba de analizar diversas muestras.
Para llegar hasta allá, necesitaron de la ayuda de los indígenas pemones que habitaban cerca de allí, gustosamente se ofrecieron a ayudarles, no sin antes recordarles una y otra vez que la madre Tierra está complacida por su visita, que por favor den a conocer este hermoso lugar a todo el mundo.
El segundo día de visita en el Roraima, al salir, lo primero que hizo abuelo fue darle gracias a Dios por un nuevo amanecer y por estar presente en tan magnífico lugar, como siempre, no podía faltar en sus oraciones que por favor le presentara pronto a su futura esposa, pues los años pasaban y nada que encontraba con quien compartir su vida.
Fue ese mismo día, cuando vio por primera vez a la gran Pedaliodes roraimae, una especie de mariposa negra que habita en este tepuy, dicen que las mariposas negras son símbolo de mala suerte, pero si es así, ¡pues que mala suerte la mía! — dijo abuelo.
Pues, la verdad, es que fue gracias a ellas que descubrió el amor de su vida, y no, no eran las mariposas, era Isabella que se vio cubierta por algunas de ellas y no paraba de correr de un lado a otro mientras que abuelo no paraba de reír.
Luego de espantarlas un poco, abuelo fue a consolar a una asustada abuela, y fue en ese momento que se dio "el hallazgo más importante". Pues en esos brazos hallaría respuesta a su constante oración, con un "no temas, aquí estoy para acompañarte", le devolvió la sonrisa a Isabella, la misma, que tantos años después, le acompaña, incluso, en esta noche de navidad.
Nota: la imagen fue elaborada en Canva, usando como imagen principal la siguiente fotografía.
Esta es mi entrada para el concurso de @edlili24, espero que les guste y que se animen a participar @marlenyaragua, @rosana6 y @marybellrg.
Hola amiga!!
Soy @anasuleidy y pertenezco al equipo de Representantes de Venezuela, es para mi un gusto visitarte y saludar, siendo oportuno resaltar que en mis visitas a tu blog, he evidenciado que te encuentras inactiva, teniendo mucho tiempo sin realizar publicaciones inclusive. Es por ello que te invito a reincorporarte y activarte en la plataforma, las cosas han cambiado mucho por aquí y seria genial volver a contar contigo.
Todos estaremos atento y a la espera de tu regreso.
Saludos!!