Pintando un palmar con pasteles oleosos

Saludos cordiales a todos los amantes de las artes gráficas. Espero que todos se encuentren bien de salud física y espiritual.

En el día de hoy me he salido de mi afición permanente de dibujar principalmente a lápiz, y en su lugar me he animado a pintar un paisaje con lápices de cera, conocidos también como pasteles oleosos; en inglés: “oil pastel”. El paisaje que se me ha ocurrido pintar es similar a los que hallamos en la región de los Llanos venezolanos: una zona de topografía plana con pantanos que sustentan a una vegetación que favorece el desarrollo de palmeras.

Una de las palmas más conocidas recibe el nombre de moriche (Mauritia flexuosa), muy asociada a lugares donde la humedad del suelo permanece en o cerca de la superficie la mayor parte del año. El moriche es utilizado por las comunidades rurales desde diversos puntos de vista, su fruto, por ejemplo, se consume en forma de jugo; las fibras de las hojas pueden servir para elaborar productos artesanales como sombreros, cestas, chinchorros; el tronco de la palma sirve para construir cercados o viviendas rústicas, etc.

Los palmares en general se asocian a ambientes complejos de suma importancia, ya que proveen de alimento a miles de especies de animales, incluido al hombre; además de que producen oxígeno y ayudan a conservar las fuentes de agua dulce. Por otra parte, los palmares les añaden una alta calidad estética a los paisajes, lo que resulta de gran interés en las actividades turísticas.

Procedimiento:

Paso 1. Sobre una hoja de papel bond se comienza a pintar el cielo utilizando dos tonos azules.

Paso 2. Entre la parte azul y el horizonte se aplican colores cálidos como el naranja y el amarillo, para representar el crepúsculo.

Paso 3. Cuando se pinta el espejo de agua a los colores se les aplica poca presión. La parte más brillante se deja de pintar. El difuminado se realiza con la punta de los dedos.

_{Fotos tomadas con un Infinix Hot 11
15% para @cotina}