Ha llegado el tan esperado día para la intervención quirúrgica del quiste en la zona de mi frente y es precisamente hoy que se ha llevado a cabo dicha operación.

Tras un largo proceso de exámenes y revisiones médicas ha llegado el momento de hacer desaparecer el quiste que venía creciendo en mi frente. Aunque no me causaba ningún dolor, estaba aumentando de tamaño y no debía esperar más para la operación.

Comencé mi día con la oración de la mañana, donde encomendé a Dios este momento tan importante de la operación.

Eran las 8 am y pude desayunar y tomar un rico café para luego prepararme, ya que la operación estaba programada para las 9:30 am.

Mi esposa, mi hija mayor y una amiga me acompañaron al hospital y esperaron el momento en que me llamarían, ya que eran varios casos que debía atender el mismo médico y todos eran operaciones.

Yo era el número tres y cuando se atendieron los primeros casos, me mandaron a pasar y me hicieron la historia clínica y me dijeron que me pusiera la bata quirúrgica.

Estuve muy controlado, ya que mientras me hacían un chequeo mi mente estaba hablando con Dios y pidiéndole que tomara el control de todo.

Entré al quirófano y me acostaron de manera que mantuviera los ojos cerrados y la única molestia que sentí en ese momento fueron precisamente los pinchazos de la anestesia. Por lo demás, parte de mi frente se me había dormido y no sentí nada más que una pequeña molestia cuando terminó la operación.

Me dieron una solución mientras se me pasaba el efecto de la anestesia y finalmente me dijeron que podía irme a casa a guardar reposo una semana y volver al hospital para que me quitaran los puntos.