Diario de una mujer rica sin dinero / 18/03/2025

Las sonrisas no tienen precio, sobre todo si las alimenta la alegría interior, y eso, definitivamente es una fortuna.

En mi caso particular, mi sonrisa iba dirigida a una amiga que no podía creer que íbamos a vernos para tomar un café y si, el martes era ese día, en medio de tanto la complací y tuve que enviarle una foto para que pudiera creer que ya estaba lista y arreglada.

El pantalón que tenía puesto recuerdo haberlo comprado para empezar mis pasantías universitarias, porque en aquellos años (y mira que son unos cuantos años atrás) debía irme enseriando con mi vestimenta para dejar atrás la apariencia de estudiante. No les miento si lees digo que ese pantalón tiene como 22 años jajajajajajajajajaja, lo digo y me da risa, pero en vez de pensar que debo renovar mi vestimenta doy gracias a Dios que después de parir 3 hijos aun me queden esos pantalones de muchacha joven jajajajajajaja y no me nieguen que eso es una fortuna.

Un poco más apretados pero no he cambiado tanto de talla.

Ir al patio y presenciar como los pájaros azules no dejan que las flores del Araguaney de la vecina abran, es una fortuna, mira que no muchos pueden disfrutar de un festival hecho por pequeñines con plumas desde las ramas de un árbol ajeno, porque tanto es el revuelo y el revoloteo de aquellos azulejos que parecen estar celebrando que este año si florecerá el amarillo Araguaney.

No hay nada más reconfortante que ver lo que te gusta y eso me pasa cada vez que veo el móvil que compramos el sábado pasado, los colores, el diseño de cada círculo, la combinación de colores, el sonido que hace cuando chocan sus piezas como respuesta de la brisa que lo mueve es simplemente maravilloso y esa sensación de confort no la compra el dinero.

Percatarme que he sembrado en mis hijos el amor por los animales es la mejor herencia, inclusive es más valiosa que los bienes materiales que bien se pueden comprar con dinero. Y esta fortuna se agiganta cuando me piden que les tome una foto para enviársela a ese hermano que no está en la ciudad, sólo para sacarle una sonrisa.

Eso me hace pensar que lo estoy haciendo bien.

Cenar lo que provoca es una dicha, pero cenar los que todos quieren y que tu puedes darles es aun más dichoso, por eso hay complacencias que alimentan el corazón y nutren los buenos momentos que con los años se convierten en gratos recuerdos.

Y ya para finalizar con este día de mujer rica sin dinero voy a presumir de la luna que puedo disfrutar a través de ese móvil que me encanta, la combinación perfecta porque las cosas más valiosas son las que Dios nos concede sin necesidad de pagar por ellas: las nubes, el sol, la luna, la brisa, la naturaleza, las personas que nos rodean, los animalitos y tantas otras creaciones del padre Supremo.

¿Qué si soy rica?, por supuesto que lo soy y si no estás de acuerdo conmigo te invito a buscar tu riqueza, ¡eso si!, no la busques afuera, empieza a identificarla dentro de ti y en las cosas más sencillas. Sólo así serás feliz sin necesidad de tener un centavo encima.

Invito a mi amiga @nahela, a mi amiga @marpa y a mi amiga @marito74 a participar.

Nota: Todas las fotos son mías, fueron tomadas con mi teléfono móvil, marca Redmi Note 12S.