MITO FUE LA CREACIÓN DE LOS primeros seres humanos de madera, a los que después los dioses Mayas convirtieron en monos porque carecían de sentimientos; esa historia está en el Popol Vuh, pero yo sé que tú eres un hombre que quiso ser pájaro; que por plumas te nacieron hojas, que por alas te crecieron ramas, que tus raíces están en tus ojos, y que saludas con la madera abierta para que los cielos te abracen.

     Yo sé que tú, Ángel, no vienes de una caverna inhóspita, sino de un espacio de formas y colores que no podrían estar en mis palabras; yo sé que no poseo la imagen para describirte porque no tengo acuarela en mis dientes y cuando sonrío no broto la boca para que los pájaros se posen; pero ahora que serás mi ángel, tendremos tiempo para contarte que un día perdí mi canica.

     Mi canica era azul y golpeaba duro como el mar; por eso los demás jugadores le temían; decían que jugando era mar y que en reposo era cielo, por eso no me querían dejar jugar; me pidieron que la abandonara, pero uno no puede abandonar lo suyo, así que la compartí con ellos, para que supieran lo que era cargar al mar y al cielo dentro de una canica.

     Pero un día la perdimos en un viejo solar abandonado y empezamos todos a buscarla. Pasó un hombre y nos preguntó «qué buscan» y dijimos, «al mar», y el hombre no quiso ayudarnos. Luego pasó una señora y preguntó lo mismo, y esta vez le dijimos, «al cielo», y nadie de los que pasaba quiso ayudarnos a buscar al mar y al cielo; y cuando llegó la noche mis amigos se fueron; y por primera vez tuve que hacerme la idea de que el cielo y el mar tendrían que estar bien sin mí.

     Años después, el solar abandonado cambió. Yo creo que lo que le faltaba era mar y cielo porque en el solar creció un bosque movedizo; por encima lo mueve el cielo y por debajo el mar, y como está dentro de una canica, a veces los peces nadan en el cielo y los pájaros vuelan en el agua.

     La historia de mi canica es fantástica, y apenas nos conozcamos bien, sabrás que tú también estás dentro de ella, en el bosque, porque estoy viendo que el cielo te mueve por encima y el mar por debajo y porque, la acuarela con que pintaron tus alas de madera es de la misma materia que mis sueños; por eso ya estás en la canica que llevo en mi pecho, la que lleva mi bosque, donde ya estás sembrado.