Sílfide: fundamento
Hola gente.
Esta es la sexta entrega de Sílfide.
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Sílfide: fundamento
Antes de ser ingresada, Robin supo que tendría que dar pruebas sólidas de que su salud mental no era buena. Soltarlas de a gotas y en los lugares correctos frente a la gente correcta.
Una de las primeras señales que inventó fue inscribirse en clases de vuelo en ala delta. En esta falsa personalidad Robin necesitaba sentir el aire directamente y con pocos dispositivos entre el ámbito aéreo y ella.
El deseo de volar ha formado parte de las fantasías del ser humano desde que éste se dio cuenta de que no tenía esa capacidad. La inteligencia -o la falta de ella- convierte a esta especie en el único animal capaz de construir cosas de la nada o de destruirlas en pocos segundos. Las aves y los insectos necesitan desplazarse de esta forma para sobrevivir por lo que la idea de que el hombre tenga la habilidad de volar sería espantosa. La moralidad y el uso correcto de las alas sería tema de debate.
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Lo siguiente era pasar horas parada en la ventana de embarco de su templo viendo los aviones ascender y aterrizar liberando su carga. Desde luego, debía hacer su trabajo. La idea era dejar en claro que su mente no se encontraba bien, pero no que se volvía perezosa o descuidada. Otra cosa que agregó a su versión "enferma", era la de hacer bocetos que mezclaban la anatomía aviana con la humana.
La longitud de las falanges era extendida hasta formar huesos de alas. Los tarsos y metatarsos se convertían en garras hasta el punto de hacer que los pies parecieran patas de casuarios o emúes.
Debía sonar tan en serio como pudiera. Incluso mezcló la nomenclatura Homo sapiens sapiens con la de alguna especie de ave de su gusto. Paradisea raggiana / Tyto alba / Struthio camelus = Homo raggianus sapiens/ Tyto Homo sapiens / Homo struthio camelus...
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Cuando decidieron poner a Robin Larkin bajo custodia, ella se aseguró de que hubiese suficiente material en las redes, en su oficina y en su casa para que la considerasen orate.
Otra cosa que también se le ocurrió fue meterse en el área de la piscina del polideportivo de su ciudad, dirigirse a la zona de los clavadistas y tirarse desde las plataformas. En su diario anotó una cita de Eva Green en la la película Cracks: imaginen que son aves. Que el aire es suyo.
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Desde luego que Robin nunca había hecho prácticas de esta clase de saltos por lo que saltaba como podía. En cada ocasión se tomaba una hora para lanzarse y que la gente supiese de ella y de sus intentos de emular la caída de los pelícanos. Debía dedicarse a esta actividad lo suficiente como para que las autoridades del sanatorio y los demás asistentes del polideportivo concordasen en la idea de que había en ella una obsesión con la idea de volar.
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Si quieren leer la historia desde el principio, aquí están los enlaces:
Sílfide: Templo
Sílfide: Fata Morgana
Sílfide: literatura
Sílfide: percepción
Sílfide: pistas
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