El ASMR, Autonomous Sensory Meridian Response o, respuesta sensorial meridiana autónoma, es el término oficial que describe una serie de estímulos principalmente auditivos, pero también visuales y táctiles, que generan una respuesta agradable y placentera en quien las siente y, dependiendo del sujeto en cuestión, estos estímulos pueden variar en diversidad e intensidad.

Estos sonidos o percepciones generan una ola de hormigueo o estática y que, según nuestro querido oráculo Wikipedia esto es considerado una euforia de bajo grado o una sinestesia auditiva-táctil que se puede asociar con escalofrío.

La ola de hormigueos inicia en la cabeza y baja por el cuello hasta alcanzar los brazos y, de ser muy intensa, también la espalda baja y los muslos.

Desde que era pequeña me siento sobre estimulada por muchos sonidos. recuerdo que una vez, tomé un secador de cabello de una tía mía y puse el oído justo en la rejilla de la cámara donde se concentraba y calentaba el aire frío o caliente y me puse a subir y bajar los accionadores de la temperatura y del encendido/apagado. El sonido me hacía pensar en un largo túnel y que en alguna parte de este, había un hombre golpeando un objeto de metal con un martillo grande y pesado.

La visualización de un ambiente industrial puede no parecer muy atractiva, pero me gustaba recrearla con frecuencia. Otras formas de generar de forma consciente o accidental el ASMR son:

• Escuchar una voz suave o susurrante.
• Escuchar sonidos suaves y repetitivos que provienen de alguien que se dedica a una tarea como pasar las páginas de un libro.
• Observar atentamente a alguien que realiza una tarea como preparar la comida.
• Masticar, crujir, sorber o morder alimentos, bebidas o chicles en voz alta.
• Recibir atención personal.
• Iniciar el estímulo a través de la manipulación consciente sin la necesidad de activadores externos de vídeo o audio.
• Escuchar los golpes, normalmente en superficies como plástico, madera, metal, etc.
• Movimientos de la mano, especialmente en la cara.