Esta bebida es una de mis favoritas para complementar mi menú diario, refrescarme a media tarde o simplemente para aguantar las ganas de picar entre comidas. Les mostraré su preparación. Se trata de un jugo con pepinos y naranjas.

Lavé dos pepinos y les quité parte de la piel con cuidado ya que como es muy fina se puede desperdiciar parte de la pulpa al tratar de removerla. Con las naranjas pasa algo similar, pero debido a la maduración de la fruta uno tiene que ver con cuánta profundidad hay que hundir la hoja del cuchillo.

Después de lavar y pelar cuatro naranjas, las corté a la mitad y las exprimí. Como en el siguiente paso licuaría el pepino en este zumo, tuve el cuidado de quitar las semillas porque no me gusta el toque amargo que les dan a las bebidas. Para ello lo pasé a través de un colador.

Mezclé todo muy bien con la ayuda de la licuadora. Según mis papilas, este preparado no necesita azúcar, pero colocársela es siempre una opción sobre todo si las naranjas son muy ácidas.
En esta ocasión las naranjas que conseguí están muy maduras y dulces así que ni siquiera me sentí tentada a endulzar con azúcar.

Algunas veces agrego una ramita de apio España (o célery), pero esta mañana solo contaba con esos dos ingredientes. Otras veces sustituyo las naranjas por limones y en este caso añado más pepinos porque los limones sí que tienen una fuerte carga ácida.

Pero sea con una base de naranjas o de limones, siempre es delicioso y refrescante.